Uno de cada cuatro niños padece síntomas depresivos y de ansiedad debido a la pandemia de coronavirus. Así lo afirman varios profesionales médicos, quienes señalan que las circunstancias excepcionales que vive la población a causa del Covid-19 están provocando consecuencias emocionales extraordinarias en los más jóvenes.

Si bien, según desvelan los expertos, las medidas higiénico-sanitarias adoptadas en los centros educativos han reducido el número de consultas de Urgencias y de ingresos hospitalarios a causa de infecciones habituales en esta época del año, caso de bronquiolitis, gripes, otitis, catarros o diarreas, no ha ocurrido lo mismo con otro tipo de patologías El confinamiento y las medidas excepcionales adoptadas por el Gobierno y las autonomías han tenido notables consecuencias negativas en los pequeños desde el punto de vista psicológico, lo que se traduce en un mayor número de casos de ansiedad, preocupación, tristeza o miedo. Asimismo, también se ha incrementado la obesidad infantil. Y es que, tal y como apuntan los médicos, poco a poco empieza a haber evidencia científica de cómo la pandemia ha afectado a la salud mental y se empiezan a constatar consecuencias en la de los niños y adolescentes. Así, el documento UNICEF España sobre la infancia y la adolescencia hace hincapié en que uno de cada cuatro niños que ha sufrido aislamiento por el covid-19 presenta síntomas depresivos y de ansiedad, Por ello, se debe vigilar muy bien a estos menores para que estos síntomas no se alarguen en el tiempo y no desemboquen en problemas mayores.

Asimismo, se deben tratar también aquellos que aparecen ligados al coronavirus, como la pérdida de familiares, crisis económica, miedo a enfermar o miedo al futuro porque muchos adolescentes han visto truncados sus estudios, sus actividades deportivas, etcétera.

La ansiedad no desaparece, hay que controlarla

Aunque psicólogos clínicos del Child Mind Institute aseguran que la ansiedad no desaparece, sino que se debe aprender a convivir con ella, marcan algunas pautas para su tratamiento como controlar el miedo y tolerar la incertidumbre. En su opinión, la mayoría de niños no se ven especialmente afectados por el coronavirus, sino que es muy probable que la ansiedad que pueden experimentar como secuela del período de confinamiento les venga transmitida por sus padres. Ante estas consecuencias negativas entre la población infantil, los sanitarios recomiendan estar atentos y darles herramientas para afrontar las dificultades.

En esta línea, aconsejan a los padres explicar bien a los niños, de una forma sencilla y adaptada a su edad, cuál es la situación que se está atravesando, así como incidir en la importancia de seguir respetando las medidas higiénico-sanitarias tanto en el colegio como en casa. No hay que dejar de insistirles en que lo están haciendo muy bien y que tienen que seguir así y, por supuesto, debe cuidarse mucho su alimentación y prestar una atención especial a situaciones de estrés, miedos o alteraciones del sueño que puedan surgir, e incentivarles de algún modo para que estén menos horas ante las pantallas. Asimismo, aconsejan centrarse en el presente, evitando anticiparnos a lo qué sucederá con pensamientos negativos.

Evitar la sobreinformación, tener rutinas y centrarse en el presente ayuda a controlar la ansiedad

La crisis sanitaria del coronavirus ha sacado a la luz una gran verdad y es que no se sabe qué pasará mañana, lo que puede generar mucha ansiedad. Por ello, recomiendan centrarse en vivir el momento, sin hacer demasiados planes. También es importante evitar la sobreinformación. Es decir, si bien es conveniente estar informado y seguir la actualidad en los medios de comunicación, también debe saberse poner un límite a la cantidad de información que se recibe a lo largo del día. Y es que el bombardeo de noticias en tiempos de crisis puede generar ansiedad y malestar, por lo que es recomendable tomarse un descanso y aprender a desconectar de la realidad. Por último, afirman que las rutinas también pueden servir de ayuda, puesto que son saludables y necesarias. Lograr sentirse bien, tanto adultos como niños, pasa por establecer rutinas diarias, que incluyan unas pautas de sueño para los niños –siesta, acostarse a la misma hora cada día, ...–, comidas regulares y practicar ejercicio o salir a dar paseos a diario.