La pandemia del covid-19 ha afectado gravemente a los derechos de los niños en el mundo y los jóvenes corren el riesgo de vivir una “catástrofe generacional” si los gobiernos no actúan, según recoge un estudio anual de la ONG KidsRights.

Millones de jóvenes no tuvieron acceso a la educación a causa de las restricciones sanitarias, una situación que tiene consecuencias a largo plazo sobre su salud física y mental, explicó la organización de defensa de los derechos infantiles.

Islandia, Suiza y Finlandia encabezan el “KidsRights Index 2021”, el cual clasifica 182 países en función de su respeto de la Convención internacional de los derechos de los niños. Chad, Afganistán y Sierra Leona se hallan en última posición.

Los efectos de la pandemia “desgraciadamente superaron las predicciones que emitimos en su inicio, hace un año”, explicó Marc Dulleart, fundador y presidente de la ONG. “Dejando de lado los pacientes del coronavirus, los niños han sido duramente perjudicados, no directamente por el virus, sino porque fueron abandonados por los gobiernos” declaró antes de asegurar que “la reactivación educativa es la clave para evitar una catástrofe generacional”.

Según KidsRights, más de 168 millones de niños no pudieron acudir a clase, y un niño de cada tres en el mundo no tiene acceso a la escuela a distancia cuando las clases cierran.

Además, 142 millones de niños se vieron directamente afectados por las privaciones materiales causadas por la pandemia, cuando la economía mundial se desplomó, y 370 millones se quedaron sin alimentación en sus centros educativos.

A todo ello hay que añadir que unos 80 millones de menores pueden quedarse sin alguna de las vacunas consideradas imprescindibles para su salud, a causa de la presión que sufren los servicios médicos en su país, estiman los autores del informe, el cual también alerta del “recrudecimiento inaudito” de la violencia doméstica durante los periodos de confinamiento, que impacta directamente en los niños.