El pasado 20 de febrero se celebró el Día Internacional del Gato, un compañero de actividades, de apoyo emocional y un motivo de cuidado y responsabilidad según los niños entrevistados en un estudio de la Fundación Affinity.
De hecho, "cuidar, jugar, alimentar, querer, compañía y amistad" son las palabras que más mencionaron cuando se les preguntó sobre qué significan para ellos sus animales de compañía. Esto no solo lo dicen los niños, sino también la ciencia que estudia cómo el ser humano interactúa con otros animales y cómo se vincula a ellos: la antrozoología. En el caso de los gatos, se trata de animales muy sinceros que no suelen aguantar en una situación que le resulte incómoda, como sí lo haría con más facilidad un perro.
Además, la energía e impredecibilidad de los niños supone un reto para muchos gatos, por lo que, según los expertos, "debemos entender que no están para entretenernos ni jugar con nuestros pequeños, el vínculo se crea a través de la paciencia y el respeto". Asimismo, es importante enseñar a los niños que el gato les quiere, aunque en ese momento prefiera estar a otra cosa. "Aceptar esta idea es la base del vínculo", recalcan.
Una vez que se tiene esto claro y se tiene en cuenta lo que implica tener a un gato como compañero de vida, es importante destacar todos los beneficios físicos, emocionales y educativos que conlleva para los más pequeños de la casa la convivencia con ellos.
Desde el punto de vista físico, reduce los niveles de estrés y ansiedad de los niños. Las caricias tienen un poder relajante que hace que los nervios de los pequeños se calmen, reduciendo también la frecuencia cardíaca gracias al suave tacto del pelaje y a la tranquilidad que transmite el ronroneo. Además, su compañía hace que se mantengan más activos y más alejados de las pantallas. Según un estudio, el 80% de los menores de entre 9 y 12 años prefieren jugar con su mascota antes que con los videojuegos.
Asimismo, al contrario de lo que se pueda pensar, el hecho de que un niño se críe en compañía de otros animales no hace que desarrolle más problemas de salud. Más bien, todo lo contrario, pues hace que los niños inmunológicamente crezcan más fuertes y con menos problemas de alergia cuando son más mayores. Otro punto a destacar es que compartir tiempo con estos animales es muy positivo para el cerebro de los más pequeños, pues concentrarse cuando juegan con ellos o responsabilizarse y acordarse de sus cuidados ejercita su cerebro. Además, también beneficia a la salud cardiovascular, pues según un estudio realizado por investigadores del Instituto Stroke de la Universidad de Minnesota, las personas que conviven con gatos tienen un 30% menos de probabilidad de morir de un ataque al corazón.
Desde el punto de vista emocional, psicológico y educativo, la responsabilidad y la empatía son dos de los aspectos clave a destacar. Tomar decisiones y ser consciente de que un ser vivo depende, en parte, de ellos, es una responsabilidad que enseña a los niños a hacerse cargo de los demás, a organizarse, a planificar sus tareas y a ser más empáticos y responsables. Además son una fuente de seguridad, pues los gatos suponen compañía y ayuda a la hora de superar los tan comunes miedos e inseguridades en niños.
Pero ante todo, los gatos son un apoyo emocional en momentos difíciles, un animal que siempre está ahí cuando se necesita y que alegra los corazones de sus dueños solo con verlos o con pensar en ellos. Y es que hay estudios que hablan sobre cómo aprendemos a regular las emociones gracias a ellos y los efectos positivos que supone para niños y adultos ver vídeos de gatos en las redes sociales.
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