Esto es lo que debes saber si a tu hijo le cuesta irse pronto a la cama
Tener una rutina marcada desde que son bebés es clave para que adopten rápido este hábito

Trucos para que tus hijos se vayan pronto a dormir
L. L.
En muchos hogares, cuando llega la hora irse a la cama, se libra un batalla campal para lograr que los más pequeños se vayan pronto a dormir y así, al día siguiente les cueste menos madrugar. Y es que para muchos niños conciliar el sueño no es tarea fácil ya que prefieren quedarse viendo la televisión o jugando antes irse a pegar ojo.
Sin embargo, descansar al menos 8 horas es fundamental para darlo todo al día siguiente y recuperarse del esfuerzo hecho durante el día.
Una rutina marcada con horarios fijos es fundamental para que los niños hagan de esta acción un hábito desde temprana edad.
Estos son algunos consejos útiles que debes tener en cuenta para que los más pequeños se vaya a la cama sin rechistar.
Calcular la hora adecuada de irse a la cama
La pauta más importante para lograr que el niño se vaya a la cama a la hora adecuada es lograr que se cree una rutina de sueño para él. El primer paso es determinar cuál debe de ser la hora de irse a la cama. Un bebé recién nacido precisa dormir 16 horas al día. A medida que el pequeño crece, se reduce, según la siguiente progresión: 15 horas diarias a los tres meses de vida; 14 horas al año de edad; 13 horas a los dos años; 11 horas a los cinco; 10 a los nueve años; 9 horas a los 14 años; y 8 horas a partir de la mayoría de edad.
Repetir actividades nocturnas con el bebé
Para crear una rutina de sueño, el siguiente paso es establecer una serie de actividades que se repetirán cada noche, antes de ir a dormir. Puede ser darle un baño, ofrecerle un biberón de leche, cepillarse los dientes juntos o leer un cuento en su compañía. La creación de un ritual ayuda a la creación del hábito y a conciliar el sueño.
La cama nunca debe ser un castigo para niño
Hay una serie de medidas "de higiene" del sueño que ayudan al pequeño a irse a la cama a hora que precisan, además, es importante evitar que el niño relacione la cama con una situación de castigo.
Y es que es un error enviar al menor a dormir por haberse portado mal. Sin embargo, sí conviene que el niño pase tiempo en su dormitorio durante el día, para que no lo asocie con el momento desagradable de tener que irse a dormir.
Misma hora de acostarse y de levantarse
Crear una rutina de sueño en el niño implica que no solo la hora de acostarse debe ser la misma sino, también, la de levantarse. Contar con horarios fijos facilitará que el pequeño acepte sin protestar irse a la cama a su hora.
Las vacaciones (Navidad, Semana Santa, verano) pueden desbarajustar algo este ritmo de sueño en el menor. Si durante las semanas de descanso, los escolares cambian sus horarios habituales (se acuestan y se levantan más tarde), es aconsejable que en los días previos al comienzo de las clases se vayan acostumbrando, de forma gradual, a su ritmo normal.
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