Al atravesar Coruño por carretera, bien en sentido a Posada de Llanera o bien en la dirección contraria, dejando atrás la capital del concejo, aparecen a un lado de la carretera varias edificaciones de característico ladrillo rojo y arquitectura singular. Llaman la atención y despiertan la curiosidad de quien pueda desconocer la historia del concejo, pero son elementos destacados del patrimonio local y desde hace más de un siglo parte del paisaje cotidiano de este punto de la parroquia de Cayés, localidad protagonista de una de las etapas de la primera industrialización del municipio. Son las naves y equipamientos de oficinas de lo que fue Cerámicas Guisasola lo que se alza a la vista de quienes pasan en coche, junto a chimeneas y algunas viviendas de gran porte y peculiar estilo arquitectónico. El conjunto presenta desigual estado de conservación, pero el lugar fue antaño epicentro de la actividad económica y la creación de empleo en Llanera.

De hecho, Ramón Rodríguez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), en su libro sobre el concejo, refiere el desarrollo de esta empresa como un hito para el municipio. “El gran acontecimiento industrial del siglo XIX en Llanera fue la creación, en 1868, por Wenceslao Guisasola Larrosa, de la Tejería Mecánica, en Coruño, parroquia de Cayés. En un principio producía ladrillos con destino al túnel ferroviario de Villabona y, posteriormente, a los que atravesaban Pajares”, escribe Rodríguez, que relata la evolución de la empresa en los años siguientes. Así, señala, esta primera etapa de expansión de la factoría culmina en 1904, año a partir del que se diversifica la producción y se comienzan a fabricar también tejas y tuberías de gress, además de los mencionados ladrillos, “para lo que se contaba con materia prima procedente de la vecina parroquia de Ables”.

Varios detalles de los materiales ornamentales en teja y de los azulejos visibles bajo la zona de balcón de las antiguas oficinas de Cerámicas Guisasola.

En 1902 la empresa ya había pasado a manos de una sociedad colectiva llamada Viuda de Guisasola e Hijos, que un año después, en 1903, aparece citada como Hijos de Guisasola. Más tarde se transformaría en una sociedad anónima denominada Cerámicas Guisasola, S. A., que es tal y como permanecería hasta 1979, detalla Rodríguez, que, no obstante, recuerda que el lugar siempre fue popularmente conocido como “La Estufa”.

El autor destaca que la industrialización de Llanera que se centra en Cayés se desarrolla en íntima vinculación con el avance de otras actividades en Lugones (Siero). Apunta que Justo y Guillermo Guisasola Vigil, junto a otros industriales asturianos, fundan en torno a los años 1895 o 1896, también en Coruño, la fábrica de explosivos de Cayés, la Compañía Anónima Comanditaria Sociedad de Explosivos, que va a fabricar pólvora negra, mechas y cordón detonante. En Lugones, antes, en 1880, José Tartiere había creado la fábrica de pólvora Santa Bárbara –Sociedad Anónima Santa Bárbara–, que en 1896 se integró en la Unión Española de Explosivos. La factoría de Coruño, debilitada por tamaña competencia, finalmente fue expropiada e integrada en la citada Unión Española de Explosivos en 1898.

De Cerámicas Guisasola permanecen en buen estado varios inmuebles, como las antiguas oficinas, obra de Manuel del Busto y en los que la arquitectura, el ladrillo rojo, las balconadas metálicas y la decoración con azulejos siguen haciendo de la construcción un edificio singular que merece visita. Hay además en el entorno dos viviendas de estilo inglés y jardines interesantes. Una es la Casa de Wenceslao Guisasola Vigil, hecha a finales del siglo XIX y cuyo exterior se rodea de muros en los que el ladrillo y la teja dibujan mil formas distintas si quien pasa se detiene a observar el detalle. Otra es la Casa de Fernando Ablanedo, también obra de Manuel del Busto y levantada en 1900, que fue remodelada en 1915 por su propietario, Ciriaco Guisasola Vigil. Hay algunas otras edificaciones reseñables, del estilo del conjunto, como la que fuera vivienda cerca de las oficinas, hoy ocupada por un negocio.

Frente a estas últimas, al otro lado de la carretera, quedan los restos de la fábrica, en mal estado, aunque la imponente chimenea sigue alzándose completa sobre el lugar. Peor suerte corrió el conjunto fabril de la Unión Española de Explosivos, que contaba con las instalaciones de la factoría, además de viviendas o escuelas. De todo aquello solo queda, como recuerda Ramón Rodríguez en su libro sobre Llanera, la capilla de Santa Bárbara, de estilo neorrománico, también de Manuel del Busto y que se ve hoy en el polígono de Asipo. La primera piedra, apunta Rodríguez, se colocó en 1913 por Andrés Manjón, fundador de las Escuelas Ave María.

Edificio de las antiguas oficinas de Cerámicas Guisasola, en Cayés. | P. T.

Estas dos grandes empresas ubicadas en Cayés, Cerámicas Guisasola y la factoría de la Unión Española de Explosivos, cerraron en la década de los años setenta del siglo XX. La primera en 1979. La segunda ya lo había hecho unos años antes, en 1972.