"Llanera es una tierra llana en pleno centro de Asturias; una tierra con mucha historia, que ya fue importante en la época romana; un lugar que se debe visitar y conocer, y muy idóneo para vivir”. Así presenta a Llanera Ramón Rodríguez Álvarez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y el mayor experto en la historia y el patrimonio de un concejo de enorme vitalidad industrial y laboral que es denominado por muchos “el corazón de Asturias”.

Acompañado de LA NUEVA ESPAÑA, Ramón Rodríguez ha recorrido el municipio y ha realizado paradas en seis de los rincones que considera más significativos. Esta es su elección: una guía básica de enorme utilidad y muy fundamentada en criterios geográficos, históricos y artísticos.

 

 Para empezar, una síntesis de Llanera.

“Llanera es una tierra llana en pleno centro de Asturias. Una tierra con mucha historia, que ya fue relevante en la época romana por su cruce de caminos. Que siguió siéndolo a lo largo de la Edad Media. Y en los albores del siglo XX fue importante por sus comunicaciones: nudo ferroviario en Villabona, paso de la carretera de Avilés, de la carretera de Gijón, una industria importante… Una minería descollante, cosa que mucha gente desconoce: llegó a haber unas 400 personas trabajando en las minas del monte Santufirme. Y una tierra hoy absolutamente vital, en un lugar estratégico de Asturias en el que viven muchos asturianos. Llanera es el corazón de Asturias. Los principales núcleos urbanos están magníficamente comunicados con Oviedo y Gijón. Es uno de los concejos más jóvenes, con muchos nacimientos y riqueza. Un municipio muy desconocido. Se conoce más la zona industrial, pero hay una zona rural muy hermosa con casas tradicionales, algunos palacios y construcciones antiguas que son de interés… En fin, un lugar que se debe visitar y conocer, y muy idóneo para vivir”.

 

1.     Punto de partida: parque de Posada.

“Posada es el corazón del concejo. Aquí está el Ayuntamiento; hay vestigios antiguos, como una casona con escudo; hórreos y paneras preciosos; casas interesantes… Y aquí, en Posada, estaba el Ayuntamiento en el que, en 1412, se firmó el acuerdo entre el obispo de Oviedo y los habitantes de Llanera para poner fin a la excomunión. Este pasaje histórico ha dado lugar a la fiesta de los Exconxuraos, una celebración que ha ido creciendo de año en año, con un éxito enorme, y que es una seña de identidad de Llanera fuera de nuestras fronteras”.

Edificio del actual Ayuntamiento, en Posada Paula Tamargo

 

2.     Área recreativa del Santufirme (Lugo).

“Desde aquí apreciamos la llanura que tenemos a nuestros pies. En latín, a la llanura que se extiende al norte de Oviedo, al norte del monte Naranco, se la llamaba Planaria, que después pasa a ser Planera y Llanera. Los límites de Llanera no se definen hasta el siglo XII. Antes abarcaba también espacios que ahora son de Siero y de Las Regueras. Los antiguos eligieron este lugar como punto estratégico de defensa. Su altura es modesta: no llega a los 400 metros, pero es un mirador espléndido y domina las tierras de Llanera. También para defender Lucus Asturum, el asentamiento romano, sin llegar a ser ciudad, que está aquí abajo, en Lugo de Llanera. Las excavaciones están corroborando su importancia. Detrás de mí, vemos el Naranco y, más al fondo, con nieve, la sierra del Aramo. Al fondo, Gijón y el mar. Y, a mi izquierda, Avilés y el mar. Llanera se llama así porque es la mancha llana más amplia de una tierra muy accidentada desde el punto de vista orográfico como es Asturias. El aeródromo y el complejo deportivo de La Morgal se ven detrás de mí. Y también los polígonos de Silvota y Asipo. Por otro lado, el Santufirme está horadado por unas minas de carbón que fueron muy importantes”.

Vista de Santufirme

 

3.     Pruvia, la undécima parroquia.

“Pruvia es la parroquia más moderna de Llanera. Desde el siglo XIV, las tradicionales eran diez. Y la undécima, Pruvia, se añadió a la nómina parroquial a finales del siglo XIX, con Martínez Vigil como obispo. Por dentro, la iglesia es una verdadera preciosidad. Era la capilla de los Rodríguez de Pruvia, cuya casona del siglo XVII está aquí al lado, y sus restos estaban aquí, en una capilla, también del siglo XVII. Parece ser que la palabra Pruvia es un topónimo indoerupeo que viene de “per uvia”, alrededor del agua. Y, efectivamente, entre la casona de los Rodríguez de Pruvia y la iglesia hay un hermoso manantial que es muy probable que haya dado nombre al pueblo”.

Detalle de la iglesia de Pruvia

 

4.     Villardeveyo, cita con el prerrománico.

“Estamos en la parroquia de Villardeveyo, al lado de una estupenda iglesia prerrománica que duró hasta el siglo XIX. Estaba en ruinas y se reconstruyó. Todavía pervive una celosía del siglo X que está en el testero de la iglesia. La nave de la izquierda se cree que es la pervivencia de una antigua nave del templo prerrománico. Sería muy interesante realizar una excavación. Y el fondo se observa el palacio de los Alonso de Villabona, que se conserva magníficamente. Ahora está dedicado a la gastronomía y la restauración. Se conserva una portada románica que fue del monasterio de Santa Clara, de Oviedo, de los siglos XVI y XVII. En Villabona ha tenido una gran importancia la minería; además, está emplazado uno de los grandes nudos ferroviarios de Asturias. La estación de Villabona es de finales del siglo XIX. Está en un estado lamentable, y sería una pena que se destruyese, porque es un edificio precioso”.

Detalle del templo de Villardeveyo

 

5.     Arlós, valiosa huella románica.

“En Llanera hay dos iglesias románicas. Una modesta, que es la capilla de Villanueva, en San Cucao, pero ésta de Arlós se lleva la palma. Es una excelente muestra del románico rural asturiano del siglo XII. Además de diversos elementos arquitectónicos muy reseñables, ofrece una decoración escultórica de gran calidad. Para completar su atractivo, está emplazada en una zona de gran belleza paisajística. Desde un punto próximo, el cruce hacia Ferroñes, tenemos una referencia geográfica importante, el pico Gorfolí, que se ve a la izquierda. Con forma de cono, es un símbolo de Llanera. Tiene 586 metros de altura. Al que se ve más a la derecha, con antenas en la cumbre, marca el límite de Llanera con Illas; algunos también lo llaman Gorfolí, pero desde Llanera lo llamamos Pedregalón, desde la otra parte Taborneda y normalmente se le conoce como Friera. Es un poco más alto: 623, y lo comparten Llanera e Illas. Esta es la realidad histórica, aunque pueda no hacer mucha gracia a algunos”.

Iglesia de Arlós

 

6.     San Cucao, sede de palacios.

“San Cucao es uno de los pueblos más importantes del concejo. La referencia más antigua, del siglo X, habla de un monasterio de San Cucufate. La iglesia estaba muy dañada, y se reconstruyó, manteniendo los muros originales. El retablo, manierista, del siglo XVII, es magnífico. Aún se conservan seis canecillos románicos. Hay dos tejos, tejo y teja; el tejo puede tener 600 o 700 años. Hay muchas casas de indianos notables. Merece mucho la pena el Palacio de Villanueva. Es el solar de un mayorazgo fundado en el siglo XVI por Pedro Díaz de Valdés, aunque la construcción actual es del siglo XVII. Se trata de uno de los buenos ejemplos de arquitectura palaciega rural de estilo barroco en Asturias. Son dos torres, un cuerpo central y una capilla muy hermosa. Amenazaba ruina y se hicieron obras para sostenerlo. Los actuales propietarios son la familia Armada, primos hermanos del conde de Revillagigedo. Confiemos en que, en el futuro, se haga algo importante con él. La Torre de los Valdés, de Guyame, también muy interesante, fue construida a finales del siglo XIV por Diego Menéndez Valdés, el miembro más ilustre de este linaje. Otra casa importante es la de los Martínez Valdés, conocida popularmente como la casa de Carmen Polo, esposa de Franco. En esta casa nació la madre de Carmen Polo, Ramona Martínez Valdés. Es una casona del siglo XVIII, dañada durante la Revolución del 34 y que conserva el escudo y el encanto de una casona antigua asturiana con una finca enorme alrededor”.

Palacio de Villanueva, en San Cucao

Concluye este breve recorrido de Ramón Rodríguez por Llanera. Seis paradas, seis referencias valiosas sobre un concejo máximamente accesible “que se debe visitar y conocer, y muy idóneo para vivir”.