Arlós, una de las parroquias de mayor extensión y altitud de Llanera, es también una de las que en más medida ha conservado su paisaje a lo largo de los años, con pequeños núcleos de viviendas que no han modificado en exceso sus parajes naturales, extensiones enormes que a la vista se presentan como un mar de verde que llama la atención del visitante.

La vida en la localidad es la de una zona rural no demasiado poblada (355 habitantes), donde predomina la actividad ganadera. Aunque hay algunas viviendas de reciente construcción, el crecimiento de población y el auge de edificación de unifamiliares que se dan en otros pueblos del concejo no se ve en este lugar. A cambio, el paisaje es espectacular y sorprende por la casi nula alteración de la naturaleza en entornos como el de la iglesia de Santiago de Arlós, de estilo románico, y uno de los tesoros del patrimonio del concejo, el más importante y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de monumento desde 2006. Ascender hasta el templo para conocerlo y detener la mirada en los alrededores es obligado si se llega hasta la parroquia.

Iglesia de Santiago de Arlós. P. Tamargo

Pocas conservan tanto su autenticidad como esta. Para llegar a Arlós, desde Posada, hay que atravesar la capital del concejo hasta tomar la carretera municipal LL-2. Hay que ascender por una vía estrecha en algunos puntos hasta alcanzar la parroquia, donde existen edificaciones de interés como el palacio de La Mota, en Cenizal, del siglo XVII, o casonas como Casa Romero o la Casona de Miyeres, ambas en Barredo.

Sorprenderá además a quien llega a la zona la enorme cantidad de hórreos y paneras que salen al paso (es raro la casa que no cuenta con una de estas edificaciones), muy abundantes y de porte notable en pueblos de la parroquia como Barredo, Cenizal, Llavares, Vendón o Verdera.

Detalle de paneras en la zona. P. Tamargo