Infinidad de parajes para disfrutar al aire libre y del paisaje o posibilidad de llegar a ellos efectuando rutas acompañadas del descubrimiento de la riqueza cultural y patrimonial que sale al paso de quien recorre Llanera, donde abundan palacios, iglesias o casas de indianos. El municipio atesora un territorio lleno de opciones para conocer su historia y para el senderismo y el turismo de naturaleza, esta última una de las apuestas que se está haciendo desde el Ayuntamiento para dar a conocer la gran cantidad de propuestas de las que dispone el territorio en esta línea.

Entre ellas se encuentra “Recréate”, denominación que recibe la iniciativa municipal de promoción de las diversas áreas recreativas del concejo. Todas están remozadas y disponen de los servicios necesarios para pasar una jornada en la que compartir mesa y mantel con amigos o familia o aprovecharlas como punto para un alto en el camino de alguna ruta.

Llanera cuenta con un total de cinco áreas recreativas, cada una con una peculiaridad. La de Los Covarones se sitúa entre los arroyos del río Tuernes y de Gafares y el río Nora. Además de estar cerca del paisaje kárstico que le da nombre, es un espacio lleno de castaños, bajo cuya sombra se puede comer o descansar. Otra es la del mirador de Monteagudo, que ofrece unas magníficas vistas del valle de Noval (Ferroñes). Se puede contemplar también desde este punto el vecino Monte Naranco y en días despejados hay una buena panorámica de parte de la Cordillera Cantábrica.

El área recreativa de Remoria es un lugar que invita al descanso. Bajo los abedules se disfruta del silencio, la lectura o actividades que requieran de calma y relax. Cerca se puede visitar la capilla de La Asunción de Formanes. Mientras, la de Santufirme ofrece panorámicas de Oviedo y hacia la costa. Y la de Campiello-Cayés se sitúa casi en frente de la iglesia de San Martín, un hermoso templo con una cuidada zona verde y bautizada como “la catedralina” de Llanera. Equipada con bancos, mesas, barbacoas y papeleras, tiene también un antiguo lavadero restaurado y es un lugar idóneo para aquellos que recorren el Camino de Santiago en dirección Avilés.

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Los Covarones del Tuernes, así es el impresionante paisaje kárstico de moda en Llanera P. T/ A. Ll.

Los Covarones

La de Los Covarones del río Tuernes es una de las rutas de moda en Llanera. Se cuenta entre las más visitadas del concejo por su facilidad, escasa longitud y la espectacularidad del paisaje que se abre a la vista del senderista en tan recóndito paraje.

Para acceder al enclave lo mejor es hacerlo desde el área recreativa de la zona. A ella se llega, por ejemplo, desde Posada de Llanera tomando la AS-240 en dirección a San Cucao. Se conduce por esta vía durante 5,1 kilómetros y después se gira a la izquierda hacia la LL-6 en dirección a Brañes. Un kilómetro después se llega al área.

En esta, el visitante encontrará paneles informativos con todas las indicaciones para llegar hasta la zona de Los Covarones, paisaje kárstico surgido de la erosión natural de la roca por el río a lo largo de los siglos. El tramo que lleva hasta esta especie de cuevas naturales es un sendero corto que transcurre entre arboledas. Llegará a un punto en el que ofrece dos direcciones: al tratarse de un recorrido muy breve, muchas personas optan por ir desde un lado primero y hacerlo después desde el otro.

Si se coge el derecho, en breve aparecen las primeras formaciones naturales de piedra en forma de arco. Si se coge el izquierdo, tras una pequeña bajada, sale ya a la vista el río. Poco después daremos con el paisaje buscado con una primera cueva natural que encontramos al paso. A ambos lados del sendero hay vestigios de los denominados molinos de los Covarones. El recorrido no tiene pérdida, pues está perfectamente señalizado. Eso sí, se recomienda llevar calzado de agua.

Caminando entre castillos

La zona rural de Llanera invita al paseo, a caminar entre la infinidad de praderías que conforman un mar de verde que se abre a la vista con la profundidad que permite un territorio caracterizado por sus extensas llanuras. Quien se anime a recorrer a pie las localidades de sus distintas parroquias no solo hallará la vitalidad del quehacer diario de los vecinos y de la actividad de las ganaderías. En los trayectos, a menudo, topará con casonas o palacios que un día habitaron las familias más nobles del concejo.

La parroquia de San Cucao se presta tal vez más que ninguna a disfrutar de la visita a este tipo de edificaciones. En ella se encuentra el popular castillo actualmente dedicado a albergar un negocio de banquetes. El inmueble (realmente llamado Torre de los Valdés) es originariamente del siglo XIV y hoy está muy modificado, pero aún así resulta de gran belleza en el marco natural en el que se asienta. Puede observarse desde varios puntos, uno de ellos, desde Guyame, donde también está la llamada Capilla del Diablo y hay un bonito y antiguo lavadero restaurado.

En la parroquia de San Cucao se encuentra además el palacio de Villanueva (conocido como “las torres nuevas”) cuyo origen algunos autores datan en el siglo XVII. Se trata de una construcción palaciega de carácter rural y estilo barroco, que fue también levantada por una de las ramas de la familia de los Valdés, uno de los linajes más relevantes del municipio.

El imponente inmueble se observa desde la lejanía de varios puntos de la localidad –por ejemplo, desde la parte trasera de la iglesia parroquial– y sigue impresionando por su tamaño. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), merece la pena visitarlo y rodearlo a pie por la carretera que lo circunda a su paso por la localidad de Villanueva, donde también se llega a la capilla de la zona, hoy bajo la advocación de la Asunción de María, de estilo románico popular.

El llamado castillo de San Cucao y el palacio de Villanueva se encuentran en amplias fincas y sin muros que impidan su visión desde el exterior. Son, no obstante, inmuebles privados. Como el palacio de Villabona, un recinto cerrado donde la vista no es tan accesible. Con todo, hay una panorámica hermosa desde la localidad de Veyo, en la parroquia de Villardeveyo. Desde la plaza con un tejo de la iglesia de la zona hay un espectacular mirador hacia Villabona que permite ver el palacio entre el bosque.

El templo de Villardeveyo merece en sí mismo esa visita y en su parte trasera cuenta además con una celosía de más de mil años de antigüedad.