En la segunda jornada del Boombastic llegó el torbellino argentino de Nathy Peluso para encabezar en Llanera una noche en la que le siguieron otros artistas del momento como Ayax y Prok o Recycled J. «¡Asturias, buenas noches! Gracias por venir. Espero que esta noche sea inolvidable para ustedes», saludó Peluso al comienzo de un recital lleno de energía, sensualidad y baile, mucho baile.

Atrevida y original, única y valiente, Nathy Peluso entregó a los espectadores –decenas de miles, no demasiado lejos del llenazo de la primera jornada con C.Tangana– lo que fueron a buscar. Elena Garamut y Estela Rodríguez, dos amigas gallegas, la esperaban bandera en mano. «Nos gustan todos los argentinos, en especial Trueno. Pero Nathy es un pedazo de mujer», decían. Teresa García y David Rico, amigos de Ribadeo aunque con piso en Oviedo, llegaron al festival caminando. «Nos gusta mucho C.Tangana y Fernando Costa, aunque estamos deseando ver a Nathy Peluso», indicaban.

Dos espectadoras reclaman una rosa a Nathy Peluso con una pancarta, objetivo que lograron en Llanera. | María Fuentes

Con el universo proyectado en la pantalla, apareció la sombra de la argentina. Y a partir de ahí, ella se convirtió en el centro del cosmos del Boombastic. Tras tres minutos de base musical, salió la artista, con sus gafas de sol futuristas, pelo corto, ropa ajustada y unas botas que le imprimían un aire marcial. La versión tanguera de Sarah Connor. «Aquí mando yo», parecía decir. Dicho y hecho. Arrancó con «Celebré», uno de sus mayores éxitos del 2020. «¿A quién le gusta el hip-hop?», preguntó antes de arrancarse con «SANA SANA». Se hizo así con el recinto a golpe de sus movimientos, a veces casi espasmódicos a veces más melódicos, como cuando siguió con «Buenos Aires». Llegaron ritmos latinos –entre el público se vieron banderas de Argentina– y se introdujo un dedo en la boca imitando una pistola. Porque si la vida es un cabaret tanguero, en ella manda la Peluso. Y si quiere, reparte entre el público las rosas que se mete en la boca. Así quiso y así sucedió en Llanera.