En un concejo en el que el turismo cada vez repunta más, las parroquias de Llanera quieren dar realce a sus atractivos para que los visitantes conozcan rincones especiales que no siempre tienen la fama que merecen. Es el caso de la parroquia de Pruvia, donde la asociación de vecinos se ha embarcado en la recuperación de un espacio singular como es el valle del río Sotaque. "Todo el mundo asocia Pruvia con una zona de restaurantes y actividades como la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), pero lo cierto es que podemos ofrecer muchas cosas en plena naturaleza que la gente desconoce", subraya el presidente del colectivo, Manuel Valcárcel.

El valle que quieren señalizar como ruta para senderismo es "un tesoro verde" que ha sobrevivido intacto a la urbanización del entorno merced a su ubicación escondida en un recodo de la parroquia. Transcurre entre Pruvia de Arriba, La Llomba, L’Oteru y Remoria, constituyendo, a juicio de Valcárcel, "un espacio que merece la pena conservar y promocionar en el centro geográfico de Asturias". En apenas un kilómetro y medio de recorrido a pie, este valle ofrece al visitante la posibilidad de visitar la cueva de La Oliva, en la que se llevaron a cabo hace años algunas excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz útiles prehistóricos, dando cuenta de la antigüedad del poblamiento en la zona.

Uno de los molinos en ruinas de la senda. | L. P.

"Siguiendo río abajo hay también una cascada, con varias pozas en las que es posible bañarse, y en el cauce enseguida aparecen los restos de los molinos de Sotaque, muy bien conocidos por todos los mayores de la zona porque eran un puntos de referencia para moler", explica Manuel Valcárcel. Estas construcciones están en ruinas y apenas se mantienen en pie los muros de piedra, pero a unos metros de distancia, en la confluencia con el arroyo de Remoria, aparece otro viejo molino del que se conserva un arco de medio punto. Todo ello, "en medio de un bosque autóctono que se mantiene en su estado casi original, y de las pocas zonas verdes del concejo con estas características", apunta Valcárcel, antes de recordar que, no muy lejos de este valle, también hay restos de la antigua actividad minera para extraer arcilla con destino a las tejeras, así como una zona de turberas húmeda todo el año.

En la actualidad, esta senda no está señalizada y necesitaría limpieza y carteles. Y es que hasta para muchos vecinos resulta desconocida la existencia, por ejemplo, de una cueva en la zona. De ahí que la asociación quiera poner en marcha acciones para el desarrollo turístico de este espacio, que a mayores forma parte de una antigua red de caminos, ya abandonada y que en su límite con el concejo de Gijón registra el punto geográfico más bajo de Llanera, con unos 60 metros sobre el nivel del mar. "Nosotros mismos podríamos limpiar los primeros metros de la senda en sextaferia y sólo necesitaríamos que nos echaran una mano con las señales, para quitar algún árbol caído y para colocar puentes sencillos para vadear el río", propone Valcárcel, dispuesto a poner en valor "todo lo que tenemos, ya que es necesario reivindicar lo nuestro". Incluso, señala, podría habilitarse una zona con bancos y área de pícnic en el principio de la ruta, en la zona del Monte Cabornio. "Sería posible promocionarla como una actividad complementaria para todos los que disfrutan de los numerosos establecimientos hosteleros de Pruvia, para que sepan que pueden hacer una ruta llana, muy accesible y en plena naturaleza", añade Valcárcel sobre un pequeño paraíso que los vecinos quieren dar a conocer dentro del turismo verde de Asturias.