El mundo de los sentimientos y las emociones lleva aparejadas muchas veces numerosas etiquetas que pueden llevar a que las personas se sientan culpables, o estén a gusto consigo mismas. Un novedoso taller impartido este curso en Llanera, como complemento a las actividades del programa "50 y más", aborda una vez al mes la gestión de las emociones, porque "es un momento idóneo, hacerlo ahora con plena conciencia antes de que haya un deterioro cognitivo".

Así lo explica la psicóloga llanerense Zara Díaz, encargada de impartir una actividad con una decena de asistentes, de los que sólo uno es un hombre, para regocijo de las participantes. El objetivo final de estas sesiones, de hora y media de duración en la Casa de la Cultura de Lugo, es el de "hacerles ver que las emociones no son positivas ni negativas, como muchas veces se nos hace creer; no pasa nada por sentirse triste o enfadado, lo importante es la manera de afrontarlo y aceptar todos los estados desde la calma", relata Díaz. Mientras tanto, los alumnos rellenan un cuestionario de autoexamen para aprender a identificar sus sentimientos, una cuestión "muy complicada, es difícil analizarse a uno mismo con certeza, pero también es una forma de aprender", aseguraba concentrada sobre su papel Tere González. "No dudé en apuntarme a esta actividad, me interesaba mucho, y me gusta participar en todo lo que se propone", indicaba, sentada al pie de Geli Rodríguez y Alberto Fanjul, madre e hijo que acuden juntos al taller.

"Me estoy recuperando de un aneurisma, y cuando supe que había esto me pareció que me iba muy bien", explica él, el benjamín de las sesiones con 52 años. "Venimos juntos y así aprendemos juntos", asevera su madre, que lleva ya muchos años involucrada en numerosas actividades de participación. "Aquí exponemos y compartimos, pasamos un rato juntos y nos ayuda a todos", sostiene también Mari Luz Fernández, bien conocida en Llanera por llevar muchos años enrolada en grupos de teatro. "Me gusta mucho aprender, no podía fallar", subraya.

Luis Gutiérrez acude a la sesión motivada por "mis problemas de concentración, esto me ayuda a recordar y a poner a funcionar la memoria. Y María Álvarez, integrante de la coral llanerense, tampoco lo dudó a la hora de inscribirse: "Para eso se organiza, hay que venir".

Su monitora no puede estar más satisfecha, ya que aunque las sesiones son espaciadas en el tiempo, las aprovechan muy bien, con pequeños muñecos que los ayudan a expresarse, o a través de actividades artísticas. Además, al principio del taller todos los participantes firmaron un acuerdo de confidencialidad por el que "todo lo que se comenta aquí, aquí se queda". Y todos están encantados, porque "salimos contentos y relajados, hablar entre todos ayuda mucho".