Cultura incorpora el castro de Villardeveyo, en Castiellu (Llanera), al Inventario de Patrimonio asturiano

El concejo tiene, además de este, una amplia nómina de restos de emplazamientos de esta época: Cantu San Pedro, La Coroña, El Cuetu, La Cogolla, Peña Menende y Santu Firme de Villabona

Fon Sánchez observa el castro de El Cantu San Pedro atravesado por las vías del tren.

Fon Sánchez observa el castro de El Cantu San Pedro atravesado por las vías del tren. / R. S. A.

Llanera tiene un patrimonio arqueológico formidable que va desde el Paleolítico, muestra su esplendor en el poblamiento romano de Lucus Asturum en la actual localidad de Lugo o cuenta con varios ejemplos de época castreña, aunque esta sea aún desconocida pese a la cantidad de yacimientos de este período en distintos enclaves del concejo. Son El Cantu San Pedro de Castiello, La Coroña de Areñes, El Cuetu de Caraviés, La Cogolla de Severies, Peña Menende de Bonielles, Santu Firme de Villabona y El Castiellu de Villardeveyo, este último incorporado el pasado mes de mayo al Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA). No han sido investigados a fondo, faltan dataciones y algunos han sufrido los estragos del desarrollo como El Cantu San Pedro que, curiosamente, es uno de los más conocidos, pero ha sido atravesado parcialmente por las vías del tren. Un potencial arqueológico enorme que serviría también para profundizar en el asentamiento romano de Lucus Asturum.

“Comprender mejor los castros de Llanera permitiría enriquecer la información que aportan yacimientos como Lucus porque está claro que estos poblados no desaparecen de repente y sería interesante conocer la interacción de las poblaciones astures con los centros de poder romano”, señala el arqueólogo Fon Sánchez Pozo, autor del blog “Ástures”. Explica que con la llegada de Roma el mundo castreño se transforma ya que “ejerce una presión sobre el poblamiento indígena significativo, articulando el posterior poblamiento de la zona en época romana e incluso medieval, mejor documentada”.

Los castros de Llanera, excepto el de Villardeveyo, fueron documentados entre 1945 y 1970 por el arqueólogo, José Manuel González, con excavaciones en El Cantu San Pedro y La Coroña debido a la explotación de una cantera y con pocas dataciones con carbono 14. “Es un mal endémico de los castros de la región, de los más de 250 catalogados, apenas el 10% ha tenido una atención arqueológica suficiente como para tener dataciones fiables que confirmen el período al que pertenecen”. Es una foto fija, dice, y estos análisis podrían resolver si se trata de castros desaparecidos antes de la entrada de las legiones romanas o si son de fundación tardía. Por eso espera que los nuevos sistemas de teledetección como los empleados para conocer el yacimiento El Castiello den sorpresas en los próximos años sobre los castros transmontanos.

Este emplazamiento de la parroquia de Villardeveyo es el último incorporado al catálogo de patrimonio, aunque está documentado desde 1987 debido a la obra del gasoducto entre Llanera y Avilés. De hecho, señala, que hasta hace algunas décadas se podían percibir sus estructuras defensivas e, incluso, un potencial camino de acceso “con la típica forma de clavícula”. Por otro lado, el castro de El Cantu San Pedro es del que más se sabe. Según explica, se trata de una colina de apenas 35 metros de altura “desde la que se tiene un dominio visual sobre toda la llanura, durante años se sugirió que si Lucus Asturum era un castro tenía que ser este lugar. Los restos hallados en la zona parecen indicar una posición defensiva asociada a tropas romanas, y estar vinculado a Lucus, que está muy cerca. De todas formas, sin dataciones poco más se puede decir”.

El poblamiento de estos dos castros junto con La Coroña, El Cuetu, La Cogolla, Peña Mende y Santu Firme se basa en vegas fértiles para el aprovechamiento agrícola y ganadero, bosques con madera y, como apunta Sánchez, sin olvidar su posición estratégica “ubicados en corredores naturales de la región que los hace idóneos para el intercambio de mercancías como alfarería, objetos de metal”. Llanera es una llanura bien comunicada hacia oriente y occidente, situada además en la vía que “tradicionalmente comunicaba el territorio central de la región con la Meseta” y los asentamientos se ubican en altura, en posición defensiva.

Además, en algunos de ellos aún se distinguen espacios y formaciones del recinto como en La Coroña, donde se observa un barrio, la acrópolis y los fosos y taludes. También en El Cuetu se documenta una torre de vigilancia romana y se diferencia aún el área de ocupación y un foso en forma de "V".