Rebeca Vega Santoveña reparte toneladas de dulzura desde Fonciello, en Llanera: así es el obrador familiar desde el que despacha a toda Asturias

La repostera, segunda generación del negocio, da la clave para triunfar: trabajar mucho, saber hacer e "investigar lo que va a estar de moda"

Rebeca Vega, en el obrador

Rebeca Vega, en el obrador / Luján Palacios

Luján Palacios

Luján Palacios

Bombones Santoveña es un afamado obrador de Fonciello, en Llanera, que bien podría ser el equivalente en dulce al taller de Papá Noel. No en vano, en sus hornos se cuece la magia y la ilusión a partes iguales, con el mimo de lo hecho en casa y la motivación y el cariño como principales ingredientes. Los que maneja con maestría Rebeca Vega Santoveña, segunda generación e hija de los fundadores.

Fue en el año 1990 cuando sus padres, María Santoveña y Manuel Vega, se lanzaron a la aventura más dulce de sus vidas. Primero habían cogido el traspaso de un obrador en Oviedo, y después decidieron iniciarse por su cuenta abriendo sus instalaciones en la casa familiar de Fonciello, donde siguen despachando toda clase de maravillas para golosos y no tanto:_también fabrican y venden empanadas, pasteles de centollo y cabracho y hasta asan corderos por encargo en sus hornos.

Formada como repostera «con gente de Peñalba y Ovetus, con Alfonso Candelas y Josep Cusidó», Rebeca tuvo claro que lo suyo era seguir con el negocio familiar. «Me crié en él, y me encanta lo que hago», asegura entre azúcar, harina y chocolate, con los hornos a tope porque «esta es la época de más trabajo de año, con todos los encargos de Navidad». Además, tiene puesto en el mercadillo navideño de Oviedo y este fin de semana también venderán en el mercado de Llanera, así que «no damos abasto», afirma.

Algunas de las creaciones navideñas de Rebeca Vega

Algunas de las creaciones navideñas de Rebeca Vega / Luján Palacios

El trabajo en el obrador comienza a las dos de la mañana y no se termina «si todo va bien, a las doce o la una de la tarde». Y para ello la acompañan entre amasadoras y toneladas de materia prima los maestros pasteleros Javi Fernández y Juan Romero, junto con Jason Maldonado y dos repartidores que operan por toda Asturias. Trabajan codo con codo con la ayuda también de sus padres, que «están por aquí a diario» y con música, «porque trabajamos con alegría». De su obrador sale casi cualquier cosa apetitosa. «Al principio eran sólo bombones, pero ampliamos el negocio y hacemos de todo», indica Rebeca antes de iniciar una enumeración sin fin:_turrones, alfajores, piruletas de chocolate, tartas, tartaletas, empanadas, hojaldres, pasteles, lazos, mazapanes, teresitas, casadielles, huesos de santo, canutillos, napolitanas, croasanes, bollos preñaos, galletas, pastas o cubiletes.

A_ello se suman las creaciones de pascua, o de Halloween con temática específica. Porque la clave del éxito es «además de saber hacer, investigar mucho sobre lo que está de moda y se va a llevar cada año», explica la repostera. Y_para ello «nos ayuda mucho saber qué temáticas sacan las cadenas de ropa, porque acaba llegando al obrador». Así, son especialistas en dar forma a casi todos los sueños dulces, con especial ahínco en bodas y cumpleaños con personalización máxima, y con clientes fieles. «Tenemos una niña de 14 años que lleva viniendo desde que era pequeña a encargar su tarta», ejemplifica Rebeca, quien también asegura que «los programas de tartas de la tele nos perjudican, porque lo que sale en ellos no es tan comestible».

Turrones y dulces para esta Navidad

Turrones y dulces para esta Navidad / Luján Palacios

Venden en el propio obrador, debajo de la vivienda familiar, y «siempre damos algún regalín a los clientes». Porque «el mejor premio es que queden satisfechos y les guste lo que hacemos», asevera. De momento, no tienen que ja y los números hablan solos:_«En dos días utilizamos 20 cajas de 400 huevos cada una», explica la madre, María Santoveña, atareada en hacer hilado de huevo, una tarea «de lo más laborioso del obrador».

En el apartado salado pueden despachar «unos 3.000 pasteles de cabracho en tres días», apunta Juan Romero. Y_en días como los de estas fiestas, con los turrones y los roscones de Reyes, el negocio echa humo. «Sólo cerramos 15 días en enero, y lo que hacemos es limpiar a fondo y poner todo a punto de nuevo para empezar otra vez», explica Rebeca Vega.

Madre de una niña pequeña, desea para ella que «haga con su vida lo que más le guste», aunque si decide quedarse en el negocio, le espera un futuro de lo más dulce.n

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