Los hijos de Bernardo Sopeña: "Fue un médico humanista que siempre se enfrentó a las enfermedades centrado en los enfermos"
El doctor, fallecido a los 93 años, deja una excepcional estela humana y profesional
Bernardo, Alejandro, María, Chantal y Fernando Sopeña Pérez-Argüelles
"Nuestro padra fue uno de los pioneros de la medicina preventiva en Asturias. Un médico humanista que siempre se enfrentó a las enfermedades centrado en los enfermos.
Sus hijos recordamos que todos los días de su vida, vacaciones y fines de semana incluidos, dedicaba tiempo al estudio para estar al día de su profesión, con aquellas publicaciones médicas internacionales a las que estaba suscrito y que todos los meses llegaban a casa.
Pero, a la vez, dedicaba a cada enfermo el tiempo necesario y aseguraba que muchas dolencias se curaban escuchando y hablando con la persona, que era mucho más que un enfermo.
Por eso su vida estuvo llena de maratonianas jornadas de trabajo. Desde primera hora, con aquel bote que llenaba de números escritos a mano en el interior de cartones de cajas de medicinas, que llegaban hasta el 100 y que con tantísima frecuencia se agotaban. Hasta aquellas tardes-noches en las que iba a visitar a los enfermos. A caballo los primeros años en Cangas del Narcea, y en un pequeño coche después, en Llanera. Con el maletín en la mano y el respeto que le imponían los perros sueltos y ladradores de las casas de aldea.
Siempre acompañado de una mujer que fue capaz de hacer tareas de enfermera, moverse a donde hizo falta y, por amor, hasta acompañarle siempre a El Molinón siendo oviedista de cuna y de corazón. Sopeña, o el doctor Sopeña, como le llamaban todos, siempre estuvo orgulloso de ser un médico rural. Y por eso se preparaba cada día para dar la mejor atención profesional y humana a sus pacientes, todos por su nombre y apellidos, y a los que consideraba amigos.
En el refugio del hogar fue siempre un hombre íntegro, alegre, exigente consigo mismo, generoso, empedernido lector, futbolero como pocos y sportinguista como casi nadie.
Socio número 403 del Sporting de Gijón, tiene la medalla de oro del club, como su mujer y su hijo pequeño.
Con la ventaja de que, para él, el Sporting siempre jugaba bien, los guajes de la cantera iban todos para figura y solo la mala suerte o algunos errores dudosos evitaban que los rojiblancos fuesen el campeón de Europa.
Le gustaba hacer planes familiares, jugar con sus hijos, disfrutar con sus nietos y, ahora, reírse con sus bisnietos.
Pero si algo destaca de Bernardo es su inquebrantable fe y su coherencia de vida.
Creía en el Dios de los cristianos y su convicción le llevaba a ir a misa cada día, rezar habitualmente y ser también un enamorado de Dios y de su Madre, la Santina de Covadonga. Por eso hoy habrá sido para él un muy buen día. El día más esperado. El momento de reencontrarse con su padre, que murió cuando él tenía 5 años, con su madre, con sus hermanas y con tanta gente a la que quiso y en la que dejó una marca imborrable
Por todo esto, muchos de sus sobrinos y amigos lo recuerdan como un referente moral, un hombre sereno, generoso, paciente, que nunca hablaba mal de nadie y que siempre predicó con el ejemplo.
Su ausencia deja un gran vacío en familiares y amigos, pero también deja un legado de amor y valores que siempre estará con nosotros".
Bernardo, Alejandro, María, Chantal y Fernando Sopeña Pérez-Argüelles son hijos del fallecido.
Luto en Llanera por el médico Bernardo Sopeña
Bernardo Sopeña García-Teja, conocido y querido médico de Llanera durante varios lustros, ha fallecido en las primeras horas de este año 2025 a la edad de 93 años.
El doctor Sopeña deja tras de sí una estela profesional y humana admirada y agradecida. La actual escuela de educación infantil de Posada lleva su nombre. Es el mismo edificio en el que trabajó y vivió con su familia. Más tarde, también pasó consulta durante años en el centro de salud de Posada.
Nacido en Gijón y sportinguista fervoroso, en Posada de Llanera se instaló en torno a 1970 y allí fue donde crio a sus cinco hijos. Uno de ellos, el mayor, Bernardo Sopeña Pérez-Argüelles, también es médico, profesión que ejerce en Galicia. El segundo, Alejandro, periodista, ha desempeñado responsabilidades relevantes en diversos medios y grupos de comunicación, entre ellos Prensa Ibérica.
Antes de Llanera había trabajado en Cangas del Narcea durante unos años. Durante toda su posterior trayectoria, estuvo recibiendo a pacientes de ese concejo, que no dudaban en recorrer grandes distancias para ser atendidos por su médico de confianza.
Afable y a la vez discreto, Bernardo Sopeña relató detalles de su vida en el pregón de la fiesta de Exconxuraos que pronunció en 2005: “En aquellos años, la inmensa mayoría de las actuaciones médicas eran visitas domiciliarias y se entraba en las casas no solo a ver al enfermo, sino en las entrañas y la intimidad de las familias, compartiendo alegrías y penas, porque en este trato tan íntimo me hicisteis partícipe de vuestras interioridades personales y también de numerosos problemas familiares”, relataba.
Y añadía en su pregón: “Además, en el ambulatorio antiguo, al no tener límite horario, las consultas eran distendidas, sin agobios ni estridencias, pero muy intensas, sin perder ni un minuto”.
Sobre su vinculación con Llanera, Bernardo Sopeña decía en aquel discurso de 2005: “Aunque soy oriundo de Gijón, en todas partes se me conoce como el médico de Llanera. Mis cinco hijos se criaron y vivieron aquí, hasta que adultos volaron para vivir su propia vida y se consideran y manifiestan en todas partes y circunstancias como naturales de este concejo. Cada uno de ellos siempre dice lo mismo: soy de Llanera. Esto demuestra el cariño que todos le tenemos a este concejo, tan querido para mí y como veis también para mi familia”.
En los últimos años de su vida, Bernardo Sopeña García-Teja estuvo volcado, junto a sus hijos, en el cuidado de su esposa.
El alcalde del concejo, el socialista Gerardo Sanz, subrayó tras tener conocimiento de la triste noticia que «muchos llanerenses fuimos pacientes de Sopeña. Era muy buen médico y buena persona. Lo recordamos muy implicado con las familias, acompañando en la enfermedad y siempre con muy buen carácter». «Los llanerense le estamos muy agradecidos por su implicación en el municipio. Ha sido pregonero de Exconcuraos y la escuela infantil de Posada lleva su nombre», añadió Sanz
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