Bodas de oro de La Madreña en Llanera: "Somos una gran familia; hay quien lleva aquí una vida entera"

La Agrupación Cultural, con colectivo de baile y banda de gaitas, celebra cincuenta años con concierto, espicha y una exposición

Luján Palacios

Luján Palacios

La tradición en el concejo de Llanera pisa fuerte desde hace medio siglo. La Agrupación Cultural La Madreña, compuesta por grupo de baile y banda de gaitas, celebra este año sus 50 de vida, cinco décadas de trabajo que han dado sus frutos en forma de grupo cohesionado, “una gran familia” por la que han ido pasando varias generaciones de llanerenses trasladando su buen hacer allá por donde van. Un equipo que se prepara para una gran celebración el próximo 29 de marzo, con un concierto en la Escuela de Música a las 19.00 horas, espicha en el Peña Mea y exposición con diferentes materiales sobre su historia del 16 de marzo al 16 de abril en la Casa de la Cultura de Posada.

Todo un despliegue para repasar la larga vida de un colectivo que se fundó en 1975 como grupo folclórico en Villapérez, en el concejo vecino de Oviedo, para pasar en 1980 a Cayés y finalmente a Posada de Llanera, donde han seguido llevando a cabo sus actividades hasta hoy. Fue desde el inicio, como reconocen Nedi Argüelles, Alicia Alconada, Marta María González, Covadonga González y Fifi García, integrantes del equipo directivo, un grupo muy dinámico que fue creciendo y ampliando sus componentes hasta que en el año 1990 decidieron formar una banda de gaitas de la mano del maestro Vicente Prado, el Pravianu.

Al poco tiempo tomó el relevo José Manuel Fernández, “Guti”, quien se encargó de impartir las clases de gaita y percusión. Fue en ese momento cuando La Madreña se convirtió en una asociación cultural, lo que le permitió empezar desarrollar un mayor abanico de actividades: desde la organización del Antroxu del concejo de Llanera durante varios años hasta la  recuperación de la fiesta gastronómica de San Antón (en Lugo), la organización de un festival folclórico internacional en el que participaron grupos procedentes de México o Italia, así como varias colaboraciones con el Ayuntamiento de Llanera en el Certamen de Ganado o la entonces feria de La Ascensión. Su vertiente didáctica ha sido igualmente muy destacada, participando en diversas muestras y actividades en los colegios del municipio. Y como fruto de su empeño, el año 2000, y ante la insistencia de los vecinos del concejo, se creó una sección infantil dentro del grupo de baile.

La asociación comenzó recopilando bailes e indumentaria de la zona centro de Asturias, y durante los años 1995 y 1996 recibieron clases de los maestros Ángel Herrera (presidente de la Federación de Agrupaciones Folclóricas asturianas) y de Rosa Vigil, que ampliaron el repertorio del grupo, incluyendo bailes de las zonas del oriente y occidente de Asturias.

Actualmente, la asociación cuenta con un buen número de componentes, de todas las edades, repartidos entre el grupo de baile y la banda de gaitas, y presume de ser de los más antiguos y siempre “con un número más o menos estable de integrantes”, en torno a los 60. Es uno de sus grandes méritos, el haber conseguido atraer a mucha gente y formar “una gran familia” integrada por familiares y allegados que siguen dándole vida, indica Alicia Alconada. “Nunca fuimos un grupo con grandes aspiraciones más allá de fomentar el folclore, divertirnos, salir fuera y mostrar la idea de Asturias que nos mueve”, aseguran. Y lo hacen con arraigo, porque “la gente que viene, se queda, muchos llevan aquí una vida entera”, relatan con orgullo, con un grupo de baile que además nutre también a la banda: “Muchos hacemos de todo”.

El colectivo cuenta con un amplio palmarés de giras a lo largo de toda España, con actuaciones en “Galicia, Santander, Bilbao, Cáceres, Burgos, León, Alicante, Zaragoza, Valencia, Madrid, Salamanca, Valladolid, Albacete, Castellón, Mallorca, Tenerife…”, con desplazamientos a Nueva York y a festivales folclóricos de Italia o Francia, y presencia todos los años en eventos como los Premios Princesa. Lo hacen con cariño, con la particularidad de que “somos de los pocos colectivos que no vamos uniformados, sino que cada uno lleva su propio traje”, explican.

Sus planes pasan por seguir “al menos otros 50 años”, aunque también hay dificultades: “Parece que este es un mundo en decadencia, antes en las fiestas llamaban a todo el grupo y ahora contratan a una pareja de gaita y tambor si les sobra presupuesto”, se lamentan. Además, no siempre es fácil encontrar relevo, especialmente tras el punto de inflexión que supuso el covid. “Costó arrancar de nuevo, y a la gente le resulta complicado mantener el compromiso; aquí se ensaya tres días a la semana, y las actuaciones son los fines de semana y durante todo el verano, es exigente”.

A cambio, ofrecen formar parte de un grupo en el que el buen humor rige el trabajo, y en el que también hay momentos de ocio y risas. Cada dos años organizan un viaje todos juntos en el que “los trajes se quedan en casa, es sólo para pasarlo bien”. Fueron varios años a Port Aventura, y también a Disney París. Por no contar que “somos de la barra de pan y el filete empanado; llevamos el bocadillo cuando actuamos y eso ayuda a hacer piña”, afirman entre risas.

Y entre bailes y piezas de gaita han pasado cinco décadas de casi “matriarcado”, con una inmensa mayoría de mujeres en la Agrupación. “Buscamos hombres”, aseguran con un guiño. Para dar continuidad a la tradición y a un proyecto con Llanera como enseña y la madreña por montera.

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