Llanera en persona
Santiago Pérez, una vida en la agricultura ecológica: "La alimentación natural es la clave de todo"
Vecino de Pruvia, pionero en este tipo de cultivos, anima a formar a los jóvenes desde los colegios, porque "tenemos tierra y clientes, solo falta quien trabaje"

Santiago Pérez, con una caja de hortalizas, en su casa de Pruvia. | L. P.
La huerta es su vida, y la tierra su elemento natural. Santiago Pérez sigue al pie del cañón a sus casi 92 años, enredado entre plantaciones e invernaderos, pedidos y cuidados a sus hortalizas en sus fincas de Pruvia (Llanera). Pionero de la agricultura ecológica en Asturias, sigue teniendo tan claros sus principios como cuando empezó en serio con sus cultivos: "No podemos echar venenos a lo que comemos, cómo va a ser eso bueno", señala con firmeza.
Nacido en Lavio, en el concejo de Salas, Santiago llegó a Llanera después de casarse con Longina García. "Acababa de comprar unas fincas aquí con mi padre, así que vinimos", explica ella, atareada en las cosas del hogar. Y en la parroquia de Pruvia levantaron un vergel de productos naturales, ecológicos y criados con el mimo de quien está plenamente convencido de lo que hace.
Santiago trabajó 30 años en la Fábrica de Metales de Lugones, y cuando llegaba a casa después de su turno, "me sobraba tiempo para la huerta. Siempre me ha encantado, la pena es que oscurece y tienes que dejarlo; estar al aire libre es una maravilla, y lo más natural del mundo es que cultivemos nuestros propios alimentos", explica.
Cuando se prejubiló con 55 años fue "la lotería más grande para mí", asegura, porque fue cuando se pudo entregar en cuerpo y alma al huerto. Ya antes se dedicaban a ello, con Longina como mano derecha.
Rotación y variedades
Cultivaban y vendían en el mercado del Fontán, en Oviedo, a donde se desplazaban en Vespa cargados con aquello que se cultivaba en casa: lechugas, tomates, fabas, maíz, patatas o cebollas. Con el paso del tiempo, y con Santiago ya retirado, la producción creció y se diversificó. La tienda pasó de la calle al interior del mercado y hasta contrataron a una empleada, que es la que se encarga hoy en día de las ventas.
La huerta se convirtió en dos hectáreas de terreno, Santiago se apuntó a varios cursos y afianzó los cimientos de una producción basada en un manejo completamente natural.
"Siempre tuve claro que no quería venenos, plaguicidas ni herbicidas, porque eso lo comemos", afirma rotundo. Así que se especializó en rotación de cultivos, introdujo nuevas variedades y empezó a sembrar y cosechar "como se hizo siempre".
En aquella época, en los años 80, se apuntó "al Consejo Regulador, en Madrid, fuimos cuatro, los primeros de Asturias", recuerda. Y al poco se fundó la Coordinadora Asturiana de Agricultura Ecológica, de la que fue promotor. "Fuimos tirando por ello poco a poco y salió, recorrí toda España para aprender de las cosas que hacían en otras partes; Navarra es un ejemplo, siempre fueron muy avanzados en agricultura ecológica", relata. Incluso viajó a Cuba, a Israel o Francia para aprender nuevas técnicas.
Y en medio de esta eclosión, Santiago Pérez recuerda un hito: la celebración de un mercado en Posada "con cuatro productos ecológicos" que fue el germen de la actual feria que se celebra en agosto, que no para de crecer en número de expositores y productos de toda España.
Hoy en día tiene 30 cultivos: "Zanahorias, arbejos, cebolleta, ajos, fabes de mayo, patatas, fabes y legumbres, repollos, coliflores, coles de Bruselas, lombarda morada, col khale, pimientos, tomates…" enumera de carrerilla. Cuenta con 1.200 metros cuadrados de invernadero para cultivar todo el año, y con la ayuda de un obrero que además prepara y reparte pedidos a domicilio.
Es, según explica, "el futuro". La venta por Internet es "lo que más va a crecer", vaticina, y así lo practica. La gente hace sus encargos y se preparan en cajas en la finca que luego se llevan puerta a puerta a través de una asociación de consumidores. "Vendemos a unas 40 personas y es viable, son todas del centro de Asturias, y es lo que mejor salida tiene", afirma.
Y tiene claro que vivir de la huerta "es posible", porque "en Asturias lo tenemos todo, buen clima y buena tierra, y los consumidores a un paso. Lo que falta es gente que quiera trabajar, porque terreno hay. Ves las fincas y la gente tiene que meter caballos a pastar, cuando podían estar cultivadas sin problema", razona.
Y, ¿cómo cambiar esa dinámica? "Los Ayuntamientos son los que tienen que pujar, son los que conocen a productores y consumidores, y los que mejor pueden ayudar a que esto salga adelante", subraya. Y propone también que "en los colegios se introduzcan asignaturas de agricultura, que tengan todos un huerto y un invernadero para que los niños aprendan desde pequeños".
Porque al final, el beneficio revierte en uno mismo. "Tengo casi 92 años y estoy saliendo de una neumonía sin mayor problema; la buena alimentación natural es la clave de todo", asegura con una sonrisa. Y como él nunca se detiene, enseguida se va a supervisar las cajas de productos que se repartirán al día siguiente: "No hay mejor trabajo".
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