El viaje a Calatayud del llanerense Alberto Gafo en silla de ruedas: crónica de cómo "no detenerse nunca"

Los niños del colegio de San Cucao descubren las dificultades de las personas con discapacidad en tareas tan simples como "parar en una gasolinera"

Alberto Gafo, en el centro,  rodeado de alumnos del colegio de San Cucao y otros miembros de "Llanera sin barreras"

Alberto Gafo, en el centro, rodeado de alumnos del colegio de San Cucao y otros miembros de "Llanera sin barreras" / Luján Palacios

Luján Palacios

Luján Palacios

San Cucao (Llanera)

Que el llanerense Alberto Gafo no puede echar a correr es una certeza. Pero "correr es de cobardes, y tengo una reputación que mantener", asegura con toneladas de humor. Una ironía con la que suple una discapacidad que lo ha llevado a una silla de ruedas, con dificultades para comunicarse por un proceso que lo ha dejado con sus capacidades mermadas por una bacteria. A él, que llegó a ser cabo paracaidista en el Ejército. Pero las cosas de la vida no le han hecho perder ni la alegría ni las ganas de hacer cosas, como el viaje que completó recientemente a Calatayud, tres días que relató este jueves a los niños del colegio de San Cucao de la mano del colectivo "Llanera sin barreras".

No fue una experiencia fácil ni mucho menos, como explicó en la introducción a la charla Chus Bobes, secretario de la entidad. Empezando por "la familia, que me decía que estaba loco", confesaba Gafo. Pero cuando recibió la invitación para acudir a Zaragoza por el 40º aniversario de su ingreso en la Academia Militar no era cuestión de dejarlo pasar, así que se empeñó en ir sin mirar atrás.

"Lógicamente necesitó apoyo: viajar en transporte público es muy difícil y empaquetarlo en el coche es complicado", bromeaba Chus Bobes con los niños ante la sonrisa del protagonista. De tal manera que se movilizó a la asociación para que contara con una persona de apoyo en su periplo en un vehículo privado, para ayudarlo a entrar y salir y para colaborar cuando no es posible acceder a locales y otros espacios. Y de esos, "hay muchos".

La primera dificultad "no poder bajar al baño en una gasolinera porque no está adaptado", lamentó Alberto Gafo. Y de ahí, en adelante. "Calatayud no es un pueblo grande, y no hay muchas rampas, ni espacios para pasar con silla de ruedas", relató. Ir al hotel o al restaurante no siempre es sencillo cuando no se puede caminar, como aprendieron los escolares.

Eso sí, en la Academia Militar "todo estaba perfecto", y lo más importante, "disfruté muchísimo de ver a los compañeros, hacía mucho tiempo que no los veía". Los alumnos, por su parte, disfrutaron con su intervención, cargada de "buen rollo" y con una lección de las que no se dan habitualmente en las aulas: la que habla de la empatía, la cooperación y la importancia de saber que, como señala Gafo, "el límite de lo pones tú; lo importante es no detenerse". Porque "no hay que buscar la disculpa para no hacerlo, sino el modo de conseguirlo, y lo encontrarás". Palabra de resistencia.

Tracking Pixel Contents