Marino Martínez iba en el convoy de los 927: historia del joven de Llanera en un tren de refugiados con destino a Mauthausen

Detenido en Francia en 1940, sobrevivió hasta la liberación del campo de concentración en 1945 y pasó después toda su vida en Toulouse, donde falleció en 2003

Un momento del acto celebrado en Llanera. A la derecha, detalle de la "piedra de la memoria" instalada a la entrada de la Casa Consistorial.

Un momento del acto celebrado en Llanera. A la derecha, detalle de la "piedra de la memoria" instalada a la entrada de la Casa Consistorial. / LNE

Paula Tamargo

Paula Tamargo

Posada de Llanera

Marino Martínez Rodríguez, llanerense de San Cucao, tiene desde hace unos días una "piedra de la memoria" que le recuerda en la plaza del Ayuntamiento, en Posada. Detenido por el 24 de junio de 1940 en la ciudad francesa de Angulema, fue uno de los pasajeros del convoy de los 927, un tren con refugiados españoles que fue conducido desde la ciudad francesa hasta el campo de concentración de Mauthausen. Su historia vuelve a recuperarse ahora a través de este homenaje en su concejo natal, siempre merecerá ser contada y tal vez ahora sean muchos los que se pregunten por ella cuando vean el adoquín con su nombre que honra su memoria justo ante la Casa Consistorial.

Sobre él ha escrito y recopilado información Esther Martínez Álvarez, del Grupo Deportados Asturias, que cuenta con un blog en el que aportan imágenes e "historias de vida, de hombres y mujeres de Asturias internados en campos nazis". Según el texto de Martínez, Marino Martínez Rodríguez nació en San Cucao (Llanera) en 1923. Durante la Guerra Civil cuidaba los caballos del ejército republicano en los montes de Las Regueras y "era apenas un niño cuando desde Gijón llegó a Francia como refugiado" .

Fue detenido por las SS el día 24 de junio de 1940 en el campo de Les Alliers, en Angulema, y subido al tren conocido como de los 927. "El convoy partió de Angulema el 20 de agosto de 1940. Los republicanos españoles fueron engañados pensando que volvían a España, pero algunos se dieron cuenta que se dirigían al norte. Cuatro días más tarde el tren llegó a Mauthausen, donde ordenaron bajarse a los hombres mayores de 14 años, en total 470. Al llanerense se le asignó el número de prisionero 9034. Marino dijo que era carpintero y así figura en los documentos del campo", explica la autora.

Le eligieron para ser parte de los trabajadores destinados a la cantera del empresario nazi Antón Poschacher, junto con unos cuarenta jóvenes, todos menores de 20 años. Los llamados miembros del "Kommando Poschacher" salían "cada día del campo para trabajar y solo regresaban a dormir". "Esto les dio la posibilidad de esquivar en parte la cruel disciplina de Mauthausen y tener una alimentación un poco mejor, por lo cual casi todos los miembros del 'Poschacher' sobrevivieron. En octubre de 1944 ya se les permitió dormir en barracones al lado de la cantera, fuera del campo", añade. Relata otros detalles de interés sobre la labor de los "pochaca", como se les conocía, por ejemplo que "su papel fue fundamental para sacar del campo las fotografías realizadas por Francisco Boix, prueba utilizada en los juicios de Núremberg para demostrar el horror nazi". "En ese otoño de 1944 entregaron a una mujer de la zona que quiso colaborar con ellos, Anna Pointner, los negativos de las fotografías de Boix, que ocultó al abrigo de una pared de piedra ubicada tras su vivienda", indica.

Tras la liberación del campo de Mauthausen el 5 de mayo de 1945, Marino Martínez obtuvo la condición de exiliado político y se afilió a la Sección de Toulouse (Francia) del PSOE. "En septiembre de 1954 viajó a España donde estuvo en contacto con la organización clandestina del PSOE y de la UGT en Asturias, siendo conducido a la frontera francesa por las autoridades franquistas en noviembre de 1954. A finales de la década de los sesenta seguía formando parte de la Sección del PSOE de Toulouse", señala Esther Martínez Álvarez.

Marino Rodríguez, en una imagen del Grupo Deportados Asturias.

Marino Rodríguez, en una imagen del Grupo Deportados Asturias. / G. D. A.

Pasó su vida en Toulouse, se casó con Esther Daunesse y tuvo dos hijos. "Pasaba sus veranos en España y se reunía con su amigo, el avilesino Galo Ramos, con el que coincidió en su periplo por los campos de exterminio. Falleció en 2003 y fue despedido como un héroe nacional", concluye la autora.

Desde el pasado 5 de abril, a la entrada del Ayuntamiento de Llanera hay una "piedra de la memoria" en su recuerdo, que se colocó durante un acto con asistencia de familiares del homenajeado, representantes municipales y miembros del Grupo Deportados Asturias y a la que asistió la directora general de Memoria Democrática, Begoña Collado.

La iniciativa forma parte de las que desarrolla el Principado y que en esta legislatura prevé la colocación de casi 200 adoquines que recordarán a víctimas asturianas del holocausto.

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