Tres mecánicos, héroes del gran apagón en Lugo de Llanera: "No podíamos quedarnos de brazos cruzados"

Rescataron a cinco personas atrapadas en ascensores y ayudaron a abrir portales y garajes

Por la izquierda, herramientas en mano, los mecánicos Ignacio Jiménez, Saúl Fernández y Emilio Losas, de Menéndez Motor, quienes salieron a ayudar a los vecinos atrapados tras el apagón

Por la izquierda, herramientas en mano, los mecánicos Ignacio Jiménez, Saúl Fernández y Emilio Losas, de Menéndez Motor, quienes salieron a ayudar a los vecinos atrapados tras el apagón / C. V.

Lugo de Llanera

El gran apagón que sorprendió este lunes a toda España dejó miles de incidencias repartidas por el país, pero también sacó a la luz historias que reflejan lo mejor del espíritu vecinal y la solidaridad. En Lugo de Llanera, tres trabajadores del taller Menéndez Motor —Emilio Losas, Saúl Fernández e Ignacio Jiménez— se convirtieron en improvisados rescatadores al auxiliar a varias personas que habían quedado atrapadas en ascensores.

Todo empezó cuando el marido de una vecina, presa de un ataque de ansiedad tras quedarse encerrada, acudió corriendo al taller en busca de ayuda. “Fuimos a sacarla enseguida, y tras ver la situación y ayudarla a ella, decidimos dar una vuelta por el pueblo, por si había alguien más atrapado. Como no funcionaban los teléfonos, no se podía llamar al 112. En total, rescatamos a cinco personas”, cuenta Saúl Fernández.

Los tres operarios, aún con la ropa de trabajo y las manos manchadas por estar trabajando con los vehículos, no se lo pensaron dos veces; bajaron el portón del taller y recorrieron varios portales comprobando si alguien necesitaba ayuda. “En uno de los ascensores había dos chavalinas que no nos dieron ni tiempo a abrir la puerta, ya tenían la cabeza fuera de la angustia que tenían. Había mucha ansiedad, es lógico: estar encerrado en un espacio tan pequeño, sin luz, sin agua… es muy agobiante”, explica Ignacio Jiménez.

Uno de los rescates más complicados fue el primero, con la cabina parada entre dos plantas. “Tuvimos que meter una escalera por dentro y tirar de ella por un hueco pequeño, fue lo más delicado”, relata Emilio Losas. En todos los casos, lo primero que hacían al llegar era asegurar la zona. “Pedíamos bajar los automáticos del edificio, por seguridad, para evitar que se reactivaran los ascensores durante la extracción. Eso era lo más importante”, señala Jiménez.

Además de liberar a personas encerradas, también ayudaron a abrir portales eléctricos con accesos de puertas de cristal automáticas, e incluso dos portones de garaje que no funcionaban sin luz. “No nos dedicamos a esto, pero sabíamos lo que hacíamos. Y teniendo el conocimiento y las herramientas, no podíamos quedarnos de brazos cruzados”, afirma Fernández.

En su recorrido se cruzaron incluso con la Guardia Civil, a quienes informaron de su labor y ofrecieron su ayuda por si había más avisos. “Nos vieron pasar con las barras en la mano y nuestras pintas de taller y al principio seguro que no pensaron nada bueno —bromea Jiménez—, pero luego ya entendieron lo que hacíamos y nos agradecieron que estuviéramos colaborando”.

El gesto no pasó desapercibido para los vecinos, que se mostraron “muy agradecidos” por la ayuda prestada. “Nos alegramos mucho de haber podido echar una mano. No es algo que hagas todos los días, pero fue bonito saber que podíamos hacer algo útil en un momento así”, confiesan los tres. En una jornada marcada por el colapso eléctrico, su acción fue una chispa de humanidad. Tres mecánicos que, sin dudarlo, dejaron a un lado su trabajo para recorrer su pueblo con un objetivo claro: ayudar a quien lo necesitara.

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