Sonia García hace comunidad en un instituto abierto al mundo y que educa en respeto: "Vivo en Llanera y me importa este centro"
"La calidad educativa no son solo las notas, sino que cada estudiante aprenda lo máximo según su potencial", destaca la directora del IES ubicado en Posada

Sonia García, en la zona de entrada al instituto, en Posada de Llanera. | C. V.
Sonia García no recuerda el momento exacto en el que decidió que su camino laboral se centraría en la educación, pero sí tiene claro que siempre le gustó trabajar con jóvenes. "Los adolescentes son un colectivo muy interesante, con mucho que decir, muy vivo. Siempre lo pensé, desde que empecé en actividades de tiempo libre y campamentos", confiesa con una sonrisa. Tras estudiar Historia, una carrera que disfrutó profundamente y que luego amplió con un doctorado y una beca Severo Ochoa en el campo de la investigación, durante un tiempo creyó que su futuro estaría vinculado al ámbito universitario, pero la vida terminó por llevarla a las aulas de un instituto.
"Me gusta enseñar, pero sobre todo me gusta ver cómo aprenden. No me refiero solo a que memoricen datos, sino a despertar el interés por conocer, por saber, por interpretar el mundo, por mirar más allá de lo evidente. En Historia, por ejemplo, lograr que vean unos restos arqueológicos y no solo piedras, sino lo que significan. Eso es muy gratificante", indica.
Su llegada a la dirección del IES Llanera no fue algo buscado, sino más bien una respuesta a una necesidad del propio centro en el que ya ejercía como docente tras haber pasado por otras experiencias en Andalucía. El anterior equipo directivo se retiraba y no había relevo. Fue entonces cuando un compañero, Juan Eugenio Ramos, a punto de jubilarse y con bagaje en cargos directivos, asumió el reto de forma temporal y le pidió a García que se sumara al equipo: "Yo estaba compaginando la docencia aquí con una plaza de profesora asociada en la Universidad de Burgos. La dirección no estaba en mis planes, pero la situación era tan excepcional que no podía mirar hacia otro lado. Y Juan Eugenio, que tiene un poder de persuasión especial, me convenció".
Tras aquella etapa, y junto a otra compañera, decidieron presentar un proyecto directivo y apostar por un modelo de gestión basado en el trabajo en equipo, la innovación pedagógica y el compromiso con el concejo. "Vivo en Llanera, y me importa este centro. Quiero que los chicos y chicas del municipio tengan una educación pública de calidad, de primer nivel, sin tener que desplazarse fuera", subraya.
En apenas dos años han logrado cambios notables. La mejora de infraestructuras —como pintura de aulas, renovación de zonas verdes, modernización de espacios como el aula de música o la biblioteca—, que se combina con un impulso fuerte a lo pedagógico. "Lo más relevante, quizá, es que hemos conseguido que el centro trabaje de forma coordinada, interdepartamental. Antes funcionaba bien, pero cada clase y materia iba por un lado. Ahora hay un proyecto común, una implicación real. Hay muchos docentes con ideas buenísimas, y nuestro papel es facilitar que puedan llevarlas a cabo", expresa la directora.
Uno de los pilares que más ha reforzado el IES Llanera es la educación ambiental, con una coordinadora al frente que impulsa proyectos que van mucho más allá de un huerto escolar con análisis de ríos, gestión de residuos, o talleres de ciencia aplicada. También la biblioteca ha dejado de ser un espacio silencioso y pasivo para convertirse en un lugar dinámico, lleno de vida, con clubes de lectura, talleres y actividades durante los recreos. "Queremos que el alumnado tenga acceso a experiencias que a veces no encuentran fácilmente: teatro, libros, cultura, naturaleza. Que sepan que eso también forma parte de su mundo", explica.
El instituto también ha sabido adaptarse a los retos actuales. Sonia García habla de aulas cada vez más diversas, de la necesidad de atender al alumnado desde una mirada inclusiva, y respetando sus capacidades, ritmos y contextos. "La calidad educativa no es solo tener buenos resultados académicos, sino lograr que cada estudiante pueda aprender lo máximo posible según su potencial. Que nadie se quede atrás, pero que quienes pueden volar más alto también lo hagan. Y eso no es fácil", afirma.
La gestión de la tecnología en las aulas es otro gran reto, y la directora tiene clara su postura: "No se puede entregar un móvil a un niño de 12 años y soltarlo en el mundo sin acompañamiento. Son herramientas muy potentes que requieren madurez. Y no es solo cosa de los centros, sino de toda la sociedad. Pensamos que por poner una tablet en clase ya estamos innovando, pero muchas veces es justo lo contrario: lo digital se convierte en un fin y no en un medio".
García también reflexiona sobre el papel social del instituto en Llanera. "Este es un punto de encuentro para toda la juventud del concejo. Aquí confluyen todos los alumnos de Lugo, de Posada, de las zonas rurales. Es un espacio de relación, de crecimiento, de comunidad. Y eso es fundamental", señala.
Además, el centro ha apostado por ampliar su oferta educativa con un grado medio en actividades comerciales —muy vinculado al tejido económico local—, que se suma al grado superior en transporte y logística. "No todos los caminos pasan por la universidad. Hay muchas opciones valiosas, y queremos que el alumnado pueda encontrarlas aquí, cerca de casa", explica la docente.
Sobre el tipo de personas que le gustaría que salieran del instituto, lo tiene claro: "Ciudadanos críticos, responsables, que valoren la democracia, el respeto, la pluralidad. Que sepan convivir en la diferencia, que amen la cultura, que cuiden la naturaleza. Y que se sientan bien, que estén a gusto, que recuerden con cariño esta etapa de su vida"..
Y aunque reconoce que hay días duros, también sabe que los chavales tienen mucho que enseñar. "Ellos te recuerdan lo que es ser joven. Su alegría, su energía, su mirada fresca… A veces uno solo te amarga el día, pero hay muchos más que te lo iluminan. Hay adolescentes fabulosos. Y merece la pena estar aquí por ellos", asegura.
Soñando en grande, los proyectos de la directora y su equipo pasan por consolidar los que ya están en marcha, mantener la oferta educativa, fortalecer el vínculo con Europa y mejorar aún más los resultados académicos. "Todo lo que hacemos no tendría sentido si al final los chicos no aprendieran. No se trata solo de tener actividades vistosas, sino de que salgan preparados para el mundo", explica.
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