Oviedo,

María José IGLESIAS

Cada año, en primavera, la sidra se renueva. Las nuevas remesas que han comenzado a llegar a los lagares en las últimas semanas son las «más asturianas» de los últimos años. Así lo refrendan los datos que maneja la Asociación de Lagareros de Asturias.

Para elaborar los 45 millones de litros de bebida de la campaña actual se ha empleado más del setenta por ciento de manzana cultivada en el Principado, un alto porcentaje, a pesar de que la cosecha sufrió daños por la climatología anómala.

José María Osoro, presidente de la Asociación de Lagareros de Asturias, constata que la producción de manzana en la región no vive un mal momento, aunque matiza que se destruyen más pomaradas de las que se plantan.

Un año más, la sidra ha cumplido con su ritual y ha empezado a llegar a los chigres a partir de la festividad de San José. La campaña de espichas de primavera sirve para testar la calidad de la bebida, que, según Osoro, es buena.

En estos momentos, la sidra nueva convive aún con la de la campaña anterior. Será en verano cuando la producción de 2010 cope por completo las ventas en las barras de las sidrerías.

La llegada de menos manzana de fuera abre una ventana de optimismo en el sector. A pesar de que los lagareros y cosecheros de manzana observan desde hace años cómo se reduce de forma progresiva la superficie de manzanos en Asturias, este año ha quedado constatado que la vecería -la alternancia de una cosecha abundante con otra de escasez- cada vez se nota menos.

La meteorología ha influido de forma decisiva en la nueva sidra. El frío intenso del invierno ha causado retrasos en la elaboración, sobre todo en zonas interiores como Nava, Tiñana o Sariego. Pero, por otro lado, ha ayudado a consolidar la sidra, con fermentaciones lentas que han dado lugar a un producto más elaborado, con más cuerpo.

Los 45 millones de litros que conforman la producción sidrera regional son la cifra estándar en un año de buena cosecha. La mayor parte de la producción de sidra natural se consume en Asturias.

El mercado se comporta de manera estable en los últimos años, con novedades destacables, como la mayor incorporación de una clientela joven al consumo de sidra. Otro de los rasgos que destacan en el sector en los últimos años es el aumento de las ventas de sidra a través de los canales de distribución del sector alimentario.

José María Osoro señala que eso indica que el mercado está vivo. Añade que hace veinte años la presencia de sidra en los supermercados era prácticamente nula, «salvo un par de marcas y variedades muy concretas».

El aumento de las ventas de sidra en los supermercados ayuda a capear la crisis, que también golpea a los empresarios del sector. Algunos lagares viven situaciones difíciles, ya que los costes de modernización nunca llegaron a transmitirse a la hostelería y al consumidor final. Los lagareros indican que una botella de sidra -con un precio que oscila entre los 2,20 y los 2,80 euros- resulta en muchas ocasiones más barata que una botella de agua.

Asturias es la primera región española productora de sidra de España. Representa el 80 por ciento de la producción nacional.