Oviedo, M. J. I.

Llevar la cultura rural a la ciudad y crear un nuevo marco de relaciones entre lo agrario y lo urbano es la tesis sobre la que gira el libro «Asturias, región agropolitana», del asturiano Jaime Izquierdo, asesor del Ministerio de Medio Rural y experto en desarrollo rural. El modelo que este investigador asturiano propone para el Principado ha sido copiado por el cabildo insular de Tenerife. Para ello, el tinerfeño José Manuel Hernández Abreu y el propio Izquierdo han elaborado un documento que plasma lo que al autor llama «visión agropolitana», pero adaptada a la realidad de Tenerife.

Una de las ideas que defiende Izquierdo es que el gran potencial de futuros agricultores no está ya en el campo, sino en la urbe. «Desde su origen, si se considera a la polis griega como tal, las ciudades siempre han producido alimentos», indica. Sólo en los últimos 50 años esa función ha quedado relegada, hasta el punto de que los planes de ordenación urbana actuales no la consideran. El desarrollo del plan territorial especial para la ordenación de la actividad agraria en Tenerife trata de gestionar de la forma más adecuada los 1,8 kilómetros cuadrados de territorio rústico catalogado en la isla, en muchos casos, ligado a los núcleos urbanos.

Izquierdo señala que el ejemplo de Tenerife constata que en muchos lugares empiezan a ser conscientes de las ventajas que tiene la agricultura urbana. «Para ello es necesario hacer extensión agraria en la ciudad: difundir los conocimientos de horticultura entre los habitantes de villas y ciudades y ordenar la disponibilidad de suelo para cultivar alimentos». Izquierdo añade que los agricultores urbanos de los países más desarrollados no abandonan sus profesiones vinculadas a la ciudad.