Las cabras bermeyas de La Colla, en el concejo de Quirós, ya están recuperadas del extraño brote epidémico que sufrieron a finales de enero. El rebaño, propiedad de la madrileña Yolanda Arcones y del estadounidense Marc Kingsley, pasta sano y tranquilo en las cercanías de la Escuela de Escalada de Llano.

La enfermedad, conocida como «louping ill» o encefalomielitis ovina, transmitida por garrapatas, causó la muerte de una veintena de estos herbívoros desde que aparecieron los primeros casos en el mes de octubre del año pasado. El trastorno había sido diagnosticado en Inglaterra y se había mantenido ausente de España, hasta que aparecieron los casos de Quirós. El mal es de tipo vírico y febril y afecta, sobre todo, a ganado menor, ovino y caprino. También la pueden sufrir otro tipo de animales domésticos, como vacas, caballos y aves. A los ejemplares de más tamaño suele causarles trastornos leves, o provocar la muerte en las aves. Los animales salvajes no se salvan tampoco de la afección, aunque no hay un estudio sobre las bajas que puede causar. En el ser humano suele manifestarse como una gripe leve. Hasta ahora sólo ha afectado a personal de laboratorio que trabaja con los virus.

Marc Kingsley y Yolanda Arcones compraron el año pasado un rebaño de setenta cabras bermeyas en la zona de Cangas del Narcea. Querían criar la especie autóctona asturiana de caprino como medio de vida. El brote vírico les causó numerosas preocupaciones, acompañadas de consultas e investigaciones para conocer el motivo por el cual sus animales dejaban de comer y se inmovilizaban en las patas traseras.

Probaron distintos medicamentos que no resultaron eficaces hasta que aplicaron una vacuna inactiva. Tuvieron que importarla desde el Reino Unido y costearla, pues el Principado no les dio ninguna ayuda a tal fin. Seiscientos euros y 18 meses de duración inmunitaria.

Ahora afrontan el futuro con optimismo y con la idea de aumentar el rebaño. Cuentan con veinticinco nuevos cabritos y quieren comprar más a otros criadores. Sus animales gozan de buena salud y pastan por la zona caliza aledaña a las vías de escalada. El próximo verano confían en comenzar a vender las crías con cuatro o cinco meses. Será una línea de venta de carne ecológica acorde con la alimentación que reciben los animales, totalmente natural. Los propietarios de las cabras destacan que esta raza no destaca por su producción lechera, ya que va mas orientada a la producción de carne. Ambos esperan que la carne ecológica se cotice a un precio superior a la de los animales que son alimentados con piensos.

Marc, residente en Quirós desde hace más de veinte años, y Yolanda, profesora que abandonó su profesión para mejorar su calidad de vida en el solar quirosano, creen en el futuro de nuevos proyectos que se pueden aplicar en el municipio. El aprovechamiento del agua mineral fue su primer proyecto, ahora aparcado temporalmente. La cría de ganado autóctono y ecológico como la cabra bermeya es su opción actual. Ambos están contentos de su forma de vida actual, su contacto diario con los animales y con la naturaleza. Una nueva opción de futuro basada en el antiguo pastoreo.

Las cabras bermeyas fueron las más apreciadas y extendidas en Asturias hasta la mitad del siglo XX. Luego fueron sustituidas por razas más productivas del tipo pirenaica, aunque son menos rústicas y adaptadas al terreno. Desde hace unos años la raza vive un resurgimiento en toda Asturias. La leche se ha empleado tradicionalmente para elaborar los quesos azules más afamados, como el cabrales y el gamonéu.