Si existe una figura tradicional y señera en el campo asturiano ésa es la del tratante, que habitualmente pagaba sus transacciones en efectivo. Como todo en el sector agrario, la actividad de quienes se dedican a la compra y venta de reses también se encuentra sujeta a importantes cambios. El más reciente se deriva de la limitación a 2.500 euros impuesta por el Gobierno de España de los pagos en dinero cuando haya un empresario o un profesional presente en la transacción.

Para Pablo González, secretario de la Agrupación Provincial de Tratantes de Ganado, que reúne a unos 80 profesionales, la norma supondrá un cambio radical en la forma de trabajar. Aunque en los últimos años el uso de talones se ha generalizado en mercados de relieve, como el nacional de Pola de Siero, los fajos de billetes aún funcionan habitualmente cuando las transacciones se realizan en ferias más pequeñas o en las propias explotaciones. De hecho, este último caso es el más habitual, ya que según González, más del 80 por ciento de las ventas se efectúan directamente en las casas, frente a un 20 por ciento que se lleva a cabo en los mercados y ferias. En Pola de Siero, donde se movieron el año pasado 122.00 reses por importe de 43 millones de euros, los talones sí están a la orden del día desde hace años, como refrenda su director, José Luis Díaz Álvarez. «Es una práctica habitual, no así las tarjetas porque ya plantean otros inconvenientes, como contar con un terminal de pago que los ganaderos no tienen».

Díaz señala que a la dirección del mercado no le consta ninguna queja por el cambio de normativa, destinada a hacer aflorar 27.000 millones de dinero negro en España.

Los tratantes también distinguen entre las operaciones a gran escala, donde se incluyen lotes de animales, y otras de carácter más modesto. «No es lo mismo comprar un ternero frisón de 120 euros que varias reses de asturiana de los valles, los importes varían mucho», indica González. De forma individual no es frecuente encontrar reses que superen los 2.500 euros. Un ternero culón de raza asturiana puede rondar los 1.000 euros. Las transacciones más numerosas en Pola de Siero corresponden a terneros de recría de raza frisona, que alcanzan una media de 120 euros. Aunque las formas de pago cambien hay cosas que permanecen. Casi todos los operadoras que acuden a Pola de Siero son viejos conocidos. González lo refrenda. «Con talón o sin ellos tenemos confianza», señala.