Elaborar productos de calidad ya no basta, es necesario dar un paso más para conquistar mercados cada vez más exigentes. Los mercados piden más y las estrategias de ayudas europeas premian la innovación y la especialización inteligente. Así lo puso ayer de relieve en Oviedo Andrés Montero, del Instituto Nacional de Investigación Agroalimentaria (INIA), quien animó a los empresarios asturianos del sector agroalimentario a participar en las nuevas estrategias europeas de innovación, con el objetivo de desarrollar productos innovadores, de alto valor añadido.

Montero participó en la jornada "Nuevos instrumentos de financiación para actividades de I+D+i en el sector agroalimentario de Asturias durante el periodo 2014-2020", organizada por el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), la Dirección General de Desarrollo Rural y Agroalimentación, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA).

Durante las sesiones, que abrió la directora de Desarrollo Rural del Gobierno del Principado, Tomasa Arce, y clausuró la consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez, representantes de los ámbitos empresarial, académico e investigador abordaron las diferentes posibilidades que ofrecen los fondos europeos para la financiación de actividades de I+D+i en el ámbito agroalimentario.

Montero puso como ejemplo de innovación las sandías sin pepita que comenzaron a desarrollarse en Valencia en 1986, por iniciativa de la cooperativa Anecoop, en colaboración con entidades investigadoras de Valencia, entre ellas la equivalente al Serida asturiano. "En Asturias podrían ponerse en marcha iniciativas similares vinculadas a productos locales, como el vacuno de leche, a través de grupos operativos constituidos con representantes de diferentes ámbitos, incluso supraautonómicos", indicó el experto.

El éxito de la sandía sin pepitas sirvió de hilo conductor a una exposición en la que si algo quedó de relieve es que la participación de diferentes estamentos será vital para captar fondos europeos y conquistar nuevos mercados.

Las experiencias de innovación en el sector agroalimentario asturiano ya tienen precedentes en proyectos como "Mayor Flavor", como indicó el director del Serida, Koldo Osoro, centrado en determinar el aprovechamiento de las más de 33.000 reses de vacuno mayor: las vacas de desvieje que se desechan en las ganaderías asturianas y se venden fuera o directamente se emplean para elaborar productos secundarios. Varias empresas asturianas, lideradas por el Centro Tecnológico de la Industria Agroalimentaria (Asincar), ubicado en Noreña, y el Servicio Regional de Investigación, se marcaron como objetivo rescatar para el mercado regional un producto que, debidamente tratado, resulta sabroso y equiparable a la carne de buey que llega a la región desde otras zonas de España y de terceros países.

La consejera María Jesús Álvarez aseguró a LA NUEVA ESPAÑA que en los próximos años tendrán una gran importancia los proyectos vinculados a investigación tecnológica e innovación en el sector agroalimentario. "Todos sabemos que los principales problemas que tenemos en el medio rural van de la mano de la necesidad de una mayor formación y aplicación de los avances tecnológicos para aumentar la competitividad y dar más vigor a un sector que para competir necesita una base tecnológica notable", señaló la responsable de Agroganadería. Estas premisas ya están previstas en el plan de desarrollo rural 2014-2020, con la vista puesta en el nuevo horizonte en el que la innovación adquiere tanta fuerza. "Los proyectos tienen que partir del sector primario y transformador", recalcó.