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Me quedo en el pueblo

De cantero a tendero en Soto de Agues

Bernabé Canalejo Sánchez dejó su trabajo en el sector de la construcción para abrir en Sobrescobio un comercio con merendero

Bernabé Canalejo, en el interior de su tienda, La Vieya del Alba, en Soto de Agues. A. PAREDES

Bernabé Canalejo Sánchez hizo una apuesta fuerte para cambiar su presente y su futuro. Después de casi dieciocho años de trabajo en el sector de la construcción, optó por invertir sus ahorros en abrir una tienda en una localidad turísticamente tan conocida a nivel regional como es Soto de Agues, en Sobrescobio. Eso sí, el suyo no es un comercio cualquiera, porque tiene de todo y para todos. Tanto para los turistas como para las necesidades de sus vecinos. Además, con un precioso y cómodo merendero en el exterior.

Tras acabar sus estudios en el instituto, Canalejo decidió formarse como cantero. "Quería ponerme a trabajar pronto. Monté una empresa de cantería con un amigo y estuvimos juntos seis años. Después, me llamaron de una constructora de Oviedo para trabajar la piedra de unos chalés. Empecé desde abajo y a los tres años ya era oficial de primera, y a lo seis años realizaba funciones de encargado de obra. Estuve trabajando desde los 19 a los 37 años", asegura.

"En 2011, y al cambiar la situación en la empresa, decidí buscar otra forma de ganarme la vida. Un día, estando en Soto de Agues, me di cuenta de que ni en el pueblo ni en el entorno había tienda alguna donde comprar recuerdos o productos de primera necesidad, así que me pasé cuatro meses subiendo tres veces al día al pueblo -por la mañana, a la hora de comer y por la tarde- para ver cuántos coches había aparcados y saber, más o menos, la cantidad de gente que acudía y cuándo", añade Bernabé Canalejo, que, actualmente, reside a ocho kilómetros de su negocio, en la localidad de El Condado.

Lo cierto es que este estudio tan personalizado de la afluencia turística a Soto de Agues, pueblo muy conocido por su famosa "Ruta del Alba", dentro del parque natural de Redes, que comparten los concejos de Caso y de Sobrescobio, le sirvió para dar el paso definitivo y convertir lo que antaño fuera una cuadra en una preciosa tienda a la antigua usanza, en cuyo centro se levanta un manzano. Allí ofrece productos para los turistas, recuerdos y "souvenirs" de todo tipo, además de contar con productos alimenticios y para el hogar. En las estanterías de su tienda, La Vieya del Alba, se pueden encontrar algunos productos "delicatessen" asturianos, como es el caso de diversos tipos de queso, vinos o cervezas de autor, así como sus famosas galletas "coyanas", sin olvidar patés, embutidos, miel y mermeladas artesanales.

"A mí no me valía cualquier pueblo, tenía que ser éste. El primer año fue muy duro, pero hay que luchar por ello. Yo lo invertí todo aquí: mis ahorros, mi tiempo y mi vida. Abrimos el 29 de mayo de 2012, hace casi tres años, y en la actualidad estamos contentos. En este tiempo, hemos ido fidelizando a nuestra clientela. La gente ya nos conoce, unos traen a otros y, además, contamos con los vecinos, que también son clientes nuestros. Me han acogido muy bien y ahora soy uno más del pueblo. Les estoy muy agradecido", afirma.

En cuanto al merendero que abrió en el exterior del comercio, suele contar con afluencia de público llegado el buen tiempo, "porque la gente puede venir con su comida y aquí les servimos los refrescos, los postres o lo que quieran, y están tranquilos comiendo fuera, en las mesas de madera, al aire libre", asegura el tendero.

Canalejo anima a la gente a volver al campo a buscarse una forma de vida, aunque con matices: "Hay que escoger bien el pueblo porque no todos valen para montar un negocio. Hay que elegir bien la actividad y el lugar. Por otro lado, hay que pensar que en el invierno son los vecinos los que te van a mantener el negocio. Que no tengan miedo, las inversiones en los pueblos son más pequeñas que si abres un negocio en la ciudad", recomienda este antiguo trabajador de la construcción desde Soto de Agues.

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