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La planta de purines de Navia, la mayor de España, abrirá en 2016

Biogastur, que tratará un millón de litros de orín al día, construirá en los próximos días su instalación externa

La planta de purines más grande España abrirá sus puertas en Navia el año que viene. Así lo confirmaron ayer fuentes de la empresa Biogastur -participa en un 25 por ciento la Central Lechera Asturiana (CLAS)- que tratará al día un millón de litros de orín vacuno. La primera fase de las obras, la subterránea para evitar filtraciones, ya está finalizada. En los próximos días comenzarán los trabajos para construir la instalación externa, es decir, la planta de biogás. De esta forma, el proyecto sigue avanzando, aunque a un ritmo más lento de lo deseado, debido a la modificación de subvenciones y al endurecimiento de las exigencias medioambientales. La fábrica realizará sus primeras pruebas en 2016 y a lo largo de ese año comenzará a funcionar a pleno rendimiento.

El proyecto se conoció en 2011 con el objetivo de solucionar uno de los problemas que tienen las ganaderías en la actualidad: el cucho. Según el documento inicial, "el aprovechamiento del biogás producido en motores de cogeneración se considera como la mejor técnica disponible de tratamiento de residuos a nivel europeo". La planta podrá recibir como máximo 1.000 toneladas de purín al día y se estima que recibirá a 45 camiones diarios con material. Tiene una capacidad de producción de 36 millones de kilovatios, es decir, podría abastecer de electricidad (una vez generada la energía con el gas del purín) a 15.000 hogares. La instalación tendrá entre 20 y 25 años de vida y explotará los residuos de las ganaderías de la zona. Se estima que trasladarán purín hasta Navia las ganaderías (en principio las asociadas a CLAS) que se encuentran en un radio de acción de entre 50 y 70 kilómetros.

El olor es una de las principales preocupaciones de los vecinos; sin embargo los promotores de la planta aseguran que "el propio proceso de biodigestión supone una técnica muy eficaz de reducción de olores". Para minimizar el impacto en el entorno, se instalará un sistema de aspiración de aire para su posterior filtrado, que se realizará a través de una lámina de agua de siete metros en la zona del tratamiento de agua. Esto provocará, según explican, que los compuestos en suspensión potencialmente odoríferos queden atrapados en el agua y el aire liberado a la atmósfera esté libre de olores. Para evitar molestias por ruido, se prevé que la construcción del edificio se lleve a cabo "con los materiales adecuados y se coloquen silenciadores en las entradas de ventilación".

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