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Me quedo en el pueblo | Foyedo (Tineo)

Agricultora ecológica todoterreno

Mari Cruz Bueno está al frente de dos huertas, trabajo que comparte con su marido, además de responsabilizarse del reparto de pan en su zona

Mari Cruz Bueno muestra el interior de su huerto. ANA PAZ PAREDES

Mari Cruz Bueno Gómez es una mujer que transmite mucha fuerza cuando habla de su vida y de su quehacer diario en Foyedo (Tineo), donde vive junto a su marido desde que se casó con 19 años. "Nací en Gijón y viví allí hasta los 12 años. Mis padres eran de un pueblo de Tineo y decidieron regresar en los años ochenta y pusieron una ganadería. Enseguida conocí a Jesús, mi marido, y aquí me quedé", dice Mari Cruz, que al tiempo recuerda cómo se fueron adaptando a los cambios en el medio rural.

Así, señala que al principio tenían vacas de leche, "cuando empezó lo de las cuotas decidimos venderlas. Fue en 2006. Nos quedamos con tres para casa y alguna de carne, y cambiamos nuestra actividad principal a la agricultura, poniendo en marcha primero una huerta y luego otra. También fue relevante cambiar hace unos cuatro años a ecológico, porque nos permitió abrirnos a otros mercados y consumidores, sin perder los que teníamos antes, porque nosotros seguimos con los mismos precios, no todo lo ecológico tiene que ser más caro, como creen algunos", matiza.

Sus productos de la huerta, que comercializan con el nombre de la casa familiar, Cantona, además de ser conocidos en toda la zona del Occidente, también han encontrado otro mercado, el de los grupos de consumo en Asturias. "Cada vez nos conocen más y nos piden más producto. Nosotros también trabajamos por encargo, nos piden lo que quieren de la huerta en cada temporada y se lo llevamos", afirma esta mujer, que recuerda que el cambio a ecológico les supuso ir aprendiendo de los propios errores "e inclusive hasta perder alguna que otra cosecha", precisa.

Padres de dos hijas, Fátima y Laura, quienes por motivos laborales y de estudios residen la mayor parte del tiempo en Oviedo, ambos se sienten integrados en Foyedo, un pueblo por el que profesan un cariño muy especial. "Yo no cambio vivir aquí por nada. Me gusta mucho trabajar el campo. Ahora estamos cosechando el maíz y las fabas. El maíz lo torramos en horno de leña y luego lo molemos en el molino de Rellanos, donde se le quita el salvado. Luego hacemos unas papas con esa harina que están riquísimas", dice ella con una sonrisa.

En 2007, además, cuando iniciaban el cambio del ganado a la agricultura, Mari Cruz se convirtió en la repartidora de zona de la panadería La Magdalena. "Soy autónoma y no me cuesta combinar este trabajo con el de nuestras huertas. Salgo cada día a las siete de la mañana y hago unos 70 kilómetros repartiendo. Luego por la tarde me dedico a los huertos, la casa y todo lo demás", añade mientras muestra, con orgullo, los productos que le da esa tierra que trabaja cada día sin desfallecer y con un optimismo ejemplar.

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