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Me quedo en el pueblo | Veigas

Emprender a los 50

Carmen Alcaide dejó Oviedo para iniciar una nueva vida al frente de un negocio de hostelería en un pueblo somedano

Carmen Alcaide, a la puerta de su establecimiento en Veigas. ANA PAZ PAREDES

Carmen Alcaide García nació en Madrid, pero ya muy joven el amor la trajo para Asturias tras conocer a quien sería su marido, Eduardo, padre de sus hijos, Lorena y César, quienes ya la han hecho abuela tres veces. "Empecé en el mundo de la hostelería desde abajo, como muchos. Primero fregando platos. ¡Cuántos fregué! Luego, de ayudante de cocina y finalmente como cocinera. Yo aprendí el oficio 'in situ', lo que fue a fuerza de aprender día tras día con otros que sabían y saben mucho más que yo. Influye también que siempre me gustó la cocina y estoy reciclándome de forma constante", afirma ella.

El hecho de perder a su marido, que falleció hace dos años, la llevó a replantearse su vida por completo y realizar lo que siempre quiso: vivir en un pueblo. "Desde siempre le decía a mi marido que, cuando nos jubiláramos, nos marcharíamos a un pueblo a vivir tranquilos. Cuando él falleció, la ciudad se me vino encima. No podía venirme abajo y me dije a mí misma que seguiría adelante con nuestro proyecto común", recuerda.

Fue su hijo César quien le localizó, entre diversos locales hosteleros que estaban en alquiler, el de Veigas, en Somiedo, que se llama Tiblós y que está asomado a la carretera. "El hecho de que mis hijos vivan en Belmonte y en Grado motivó que cogiera este local porque así estaría también más cerca de ellos. Además me encantó este lugar y los vecinos, que me acogieron muy bien. Lo reabrí el 11 de agosto del año pasado, cuando dejé definitivamente Oviedo para vivir en Pola de Somiedo, pues aquí no encontré alojamiento, y que está a cinco kilómetros. Desde allí me desplazo todos los días", matiza.

A pesar de reconocer que el invierno es duro, Carmen Alcaide afirma que su experiencia ha sido muy buena y recomienda a la gente que está pensando en vivir en los pueblos "que lo haga, los pueblos necesitan repoblarse para que no acaben muriendo. Aquí quedan sólo nueve vecinos".

Carmen Alcaide es una mujer batalladora y reivindica que ser emprendedor rural es algo que no tiene edad. "Se puede ser emprendedor a cualquier edad. Lo que hay que tener es ganas de trabajar, de luchar y de enfrentarte a lo que venga. Hay que tener ilusión y ganas de sacar adelante tus proyectos. ¿Por qué hay que ponerle una edad a esto? Lo más importante es saber lo que quieres hacer y plantearte que puedes. Yo tengo 56 años, soy una emprendedora rural y, con todo lo que implica, me siento muy satisfecha. Hice lo que siempre deseé, trabajar y vivir en un pueblo en Asturias. En Veigas, en Somiedo, encontré mi sitio", añade esta mujer que sabe que, el buen tiempo traerá consigo un buen número de turistas que detendrán su paso ante el bar Tiblós para comer, antes o después de haber subido hasta los lagos de Saliencia.

Sus vecinos se alegran de que el bar esté abierto. " Es que es algo más que un bar, es como el centro social, charlan sobre sus intereses, intercambian información. Me recibieron muy bien y les estoy muy agradecida. Fíjate que incluso me llegó a decir alguno que, si se cerraba el bar, se acababa la vida del pueblo", recuerda esta mujer luchadora y emprendedora.

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