El operativo para destruir patata de siembra o almacenada en el Occidente ha comezado esta mañana en San Tirso de Abres y se prolongará en los concejos limítrofes hasta el 12 de abril. Por indicación del Servicio y de la Sección de Sanidad Vegetal de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales toda la patata de siembra que se recoja deberá ir envasada en su saco original e ir acompañada de la correspondiente etiqueta. No se cogerá en ningún caso patata a granel. Además, los interesados deberán aportar, en el caso de patata certificada, la factura, o en su caso, el albarán correspondiente a la compra realizada.

Tras la recogida del tubérculo, el Principado exmaminará "palmo a palmo" las 1.500 plantaciones afectadas por la plaga polilla guatemalteca. Desarrollo Rural reconoce que el salto a Gijón es una "mala noticia" que ha puesto en alerta a los agricultores del centro de la región, que ya dan incluso por perdida la cosecha de este año. Los principales afectados son los vecinos de Montiana, donde el Principado destruyó el lunes 67 kilos de tubérculo contaminado. Pero la polilla vuela y el temor a que se extienda también lo tienen en la parroquia carreñense de El Valle. "Solamente tiene que pasar el Monte Areo para que llegue hasta aquí", afirma Marino Muñiz, que plantó el pasado viernes 50 kilos de patata. La consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, María Jesús Álvarez, afirma que todavía "es pronto" para saber si la plaga avanza o se trata de "algo puntual".

Los gijoneses se ponen en el peor de los casos: la prohibición de sembrar tubérculo durante un mínimo de dos años y destruir lo plantado, como ya sucede en los concejos de Taramundi, San Tirso de Abres, Vegadeo, Castropol y las fincas en el radio de un kilómetro de las localidades de Llamabúa (Navia), Villademoros (Valdés) y Armayor (Cudillero), que conforman la zona infestada. Por lo pronto el Principado ya ha modificado la resolución de lucha contra la polilla guatemalteca para declarar también zona infestada (es decir prohibir el cultivo y retirar las plantaciones existentes) en el área de un kilómetro alrededor de la finca afectada de Montiana. El resto de Gijón será declarado zona "tampón" o de especial vigilancia. "Calculo que más vecinos podrían tener el mismo problema", aseguraba el martes Tino Llano, que tuvo que deshacerse de 67 kilos de tubérculo.

Aunque no se ha vuelto a ver al insecto de la patata en Montiana, algunos ya sueñan con él. "Hay tanto bicho aquí, que ya veo polillas por todos los sitios", asegura Loli Menéndez, con patata temprana en la tierra. "Está bien guapa, pero no sé si nos obligarán a desenterrarla si entramos dentro del radio de acción". Menéndez lamenta que cada vez haya "más historias que merman los cultivos". "Antes teníamos la niebla y ahora, la polilla. Todo son problemas", apunta.

Los vecinos del centro de la región temen que la plaga suponga el fin de un cultivo tan tradicional como el de la patata. "Ya no es que a partir de ahora tengamos que comprar tubérculo de fuera, es que llevamos toda la vida plantándolo", señala Esther Muñiz, de Montiana. Los hijos de Marino Muñiz, de El Valle (Carreño) todos los años le dicen lo mismo: ¿Para qué vas a plantar patata? "Porque no es lo mismo comprarla que sembrarla", contesta el carreñense, de 75 años.

Lo mismo opina Álvaro González, que gestiona la finca de sus padres en Montiana: "Fríes patatas de aquí y casi es un manjar comerlas solas. El sabor no tiene comparación". González se cabrea solo con pensar que no exista una solución más fácil que la de prohibir el cultivo. "Tenemos cientos de plagas y para todas hay un tratamiento fitosanitario. Sin embargo, para la polilla no hay. No lo entiendo". Pese a ello, el gijonés brinda toda su colaboración: "Nosotros somos los primeros interesados en erradicar la plaga".

El nuevo foco, localizado a 33 kilómetros de la zona afectada más oriental conocida hasta ahora (Cudillero), conlleva la necesidad, según la consejería de Desarrollo Rural, "de disponer de la mejor información posible sobre las parcelas cultivadas de patata". Por ello, la prospección se extenderá a lo largo de todos los municipios costeros asturianos. El Principado obligará a los agricultores de 16 concejos (Pravia, Muros del Nalón, Soto del Barco, Illas, Corvera, Castrillón, Avilés, Gozón, Carreño, Villaviciosa, Colunga, Caravia, Ribadesella, Llanes y Ribadedeva) a "notificar a la Consejería tanto las zonas plantadas del tubérculo como las que tengan previsto cultivar".