"Estoy mal porque es mucha pérdida. Encima este año estaban muy bien, sin mancha ninguna", lamenta Ricardo Santiago mientras supervisa los trabajos de levantamiento del cultivo de la patata en su huerto de Vegadeo. A su lado, José Ramón Alonso y Carlos López, también sienten quedarse sin cosecha, aunque confían en que la medida, al menos, sirva para poner fin a la peligrosa plaga de la tecia solanivora o polilla guatemalteca de la patata. El Principado inició este mes el levantamiento de los cultivos declarados en los cuatro concejos donde está vigente la prohibición de sembrar durante dos años, una labor que debe estar lista antes del 15 de mayo. Asturias es la primera autonomía en levantar toda la patata sembrada en las zonas infestadas, según precisó ayer la consejera de Desarrollo Rural.

El jefe de Sanidad Vegetal del Principado, Máximo Braña, se desplazó ayer a Vegadeo para supervisar el levantamiento del cultivo, que comenzó hace unos días en el concejo tras rematar en los municipios vecinos de Taramundi y San Tirso. En total se levantaron nueve fincas de San Tirso, 35 de Taramundi y está previsto hacer lo propio en 140 de Vegadeo y 115 de Castropol.

Braña hizo hincapié en la gran colaboración que están recibiendo por parte de los agricultores: "Su comportamiento es ejemplar y hay que resaltarlo. Lo han entendido perfectamente y han sido miles las parcelas declaradas". El trabajo de levantamiento corre a cargo de la empresa Tragsa que cuenta con un equipo de seis personas dedicadas a esta labor. Primero se evalúa cada parcela para determinar, en función del estado del cultivo, el mejor modo de erradicarlo. Cuando el cultivo está en la primera fase se trabaja con una fresadora que "tritura lo máximo posible para que no queden restos vegetales y garantizar que no haya presencia de tubérculo". Lo bueno, incide Braña, es que la polilla solo vive en la patata, de ahí que sea importante dejarla sin alimento.

El responsable de Sanidad Vegetal explica que la lucha contra la plaga se ha distribuido en tres fases. La primera ha consistido en la recogida de patata de siembra, con un total de 22 toneladas recolectadas. La segunda es el trabajo actual de levantamiento del cultivo y la tercera, también en marcha, consiste en la colocación de una red de trampas para detectar el avance de la polilla. Aunque el número no es definitivo, Braña estima que se colocarán alrededor de 150 artefactos.

Ricardo Santiago había plantado este año seis sacos y medio en dos fincas que tiene en los huertos urbanos de Vegadeo. Se animó a plantar porque el año pasado no hubo rastro de plaga, pero ahora lamenta quedarse sin el tubérculo. Una vez la tierra quede limpia plantará fabas para aprovechar el terreno. José Ramón Alonso también siente pena por quedarse sin cosecha, aunque está de acuerdo en que cualquier medida es buena si se consigue terminar con la plaga. "Da pena perderlas ahora que están para comer, pero si esto sirve", comenta Carlos López. Los tres cuentan los días para que todo se solucione y puedan volver a cosechar el preciado tubérculo.