De las cinco misiones que ha cumplido el ovetense Borja Varela, las que más le gustaron fueron las de Afganistán, en las que estuvo destinado en la compañía de Protección y Seguridad. "Fueron las más complicadas, pero por ello las más interesantes", asegura. Ir de misión es lo suyo. "Si me dicen que me voy mañana, cojo el petate y para adelante, te pasa el tiempo volando", reconoce. Claro que la que siempre impacta más son las primeras, que en su caso fueron en Kosovo, concretamente en Rakos y Osojane, donde había un pequeño asentamiento serbio.
Aunque estuvo recorriendo constantemente Afganistán, escoltando al personal de Cooperación Internacional del Gobierno, y conectando los puestos avanzados de combate de Ludina y Moqur, nunca vivió una situación de apuro real. "Cuando vas por esas rutas te avisan de que puedes encontrar cosas y vas preparado", señala. La reacción frente a un tiroteo "te sale sola, automáticamente, es aplicar simplemente el entrenamiento que has estado realizando".
En una misión como la afgana, "uno se siente útil con la población, aunque hay situaciones en las que se podría hacer más". De sus constantes viajes, recuerda sobre todo a los niños, acercándose para pedir comida. "El trato era cercano. Si podías ayudar, ayudabas", asegura.
