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Irene Saavedra

David Málaga y Patxi Wasselle, durante su sesión de fotos tras la boda en Nueva York. maría gómez

"Es una ley muy importante y necesaria porque lo que hace es igualar a las personas, sin importar la sexualidad que tengas. Y eso lo normaliza, porque hay que entender que la orientación sexual te viene dada cuando naces. Es como el hecho de ser rubio o tener los ojos azules; y por eso nadie te discrimina", aseguran Parades y Rodríguez. "Antes no tenías opción, no podías elegir. El Estado te impedía hacerlo. Con esta ley se nos equipara a las parejas heterosexuales, hay una igualdad legal, aunque para la real falta mucho", destacan Saavedra y Fraga. "Ahora tenemos el mismo derecho que los demás, porque somos personas como el resto. De esta forma nos sentimos parte de la sociedad, porque cuando te privan de algo que el resto tiene, te están excluyendo", explica González.

"La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo es algo que no debería ni siquiera cuestionarse. Pero creo que la igualdad no pasa sólo por las leyes, sino por avanzar en la normalización social en los hogares, los colegios, los trabajos, etcétera", explica Abad. Su pareja coincide en la misma idea. "Todo el mundo tiene que tener derecho a contraer matrimonio si es lo que quiere, independientemente de su inclinación sexual. Pero además de leyes hay que trabajar en normalizar situaciones en todos los ámbitos", puntualiza Rey. "Estas leyes son necesarias porque los legisladores tienen que ir por delante de la sociedad. En 2005, muchos se echaron las manos a la cabeza. Han pasado diez años y no ha pasado nada. España no se ha roto, las familias siguen ahí y el mundo sigue girando. Y eso ha hecho que ahora el índice de aceptación sea mayor y que se vaya normalizando", afirma Málaga. "Los legisladores tienen que hacer lo que quiera la mayoría siempre, menos en los casos en los que afectan a las libertades de las personas, porque si no nunca avanzaríamos en la consecución de derechos", añade Wasselle.

Todos coinciden en que la clave para avanzar en normalización empieza por uno mismo, por eso sus matrimonios y sus relaciones de pareja son exactamente iguales a las que mantienen personas heterosexuales. "No vivimos como homosexuales, vivimos como personas", destaca Wasselle.

¿Es más fácil ser gay, lesbiana, bisexual o transexual que hace 10 años? "Ahora es más visible porque hay gente conocida que ha manifestado su homosexualidad públicamente y lo lleva con normalidad, hay gais y lesbianas en las series y no son turbios, y está internet, que facilita mucho encontrar a personas iguales que tú. La gente tiene más referentes, es más tolerante y no tiene tanto miedo", explica Málaga. Ovidio Parades no tuvo ningún problema al contarle a su familia y a su entorno más cercano que era gay, "pero en el colegio sí. Me hacían el vacío y te diferenciaban cuando ni tú sabes que eres gay. Ahora eso cambió, pero no podemos peder la perspectiva. Sigue habiendo muchos casos de bullying en los colegios, igual que el que sufrí yo. Y esto es intolerable. Cuando eres adulto tienes armas para enfrentarlo, pero de niño eres completamente indefenso". Patxi Wasselle reafirma esta idea. "Hemos avanzado, sí, pero sigue habiendo gente que rechaza y que se escandaliza, también. El hecho de que seamos más visibles también hace que algunos sectores de la sociedad, para los que éramos invisibles y nos ignoraban, ahora seamos un problema. Por eso hay agresiones homófobas, porque muchos que rechazaban ahora se han radicalizado". Por eso, a pesar de los avances, muchos todavía prefieren ocultarlo en algunos ámbitos de su vida. "Tenemos muchos amigos que llevan una doble vida precisamente por eso. En su pueblo nadie sabe que son gais, lesbianas o bisexuales, y en Madrid llevan una vida normal con su pareja del mismo sexo. O que han salido del armario con su familia y con sus amigos, que tienen pareja desde hace años, pero en la Universidad en la que estudian nadie sabe que es gay, por miedo al rechazo. Antes estabas o dentro o fuera del armario, ahora en hay compartimentos", cuentan Málaga y Wasselle.

El caso de las mujeres es diferente. "Dos chicas pueden 'disfrazar' lo que sienten de amistad, y nadie les pide explicaciones. Se ve todos los días a muchas adolescentes de la mano por la calle y la gente no piensa que son pareja; pero si son dos chicos, la cosa cambia", explica Olivia Rey. Pero añade, "si ven alguna muestra de cariño más allá de eso, la gente sí que mira y lo seguirá haciendo. Somos el país del cotilleo y nos llama la atención todo lo 'diferente', sean dos chicos, dos chicas, un pelo verde o un una pareja con una estatura muy dispar". Melania Fraga colabora con una asociación que trabaja con niños y jóvenes, "y cuando les digo que tengo mujer, lo ven de manera normalizada. Pero en contexto instituto, los adolescentes son otra cosa. Ven su entorno como un grupo presión muy importante, y si tienen mentalidad abierta, bien; pero si no lo aceptan, puede ser un auténtico trauma". Ella sigue notando que cuando la ven con su mujer en actitud cariñosa, "la gente se gira. Nos da igual, pero sí me sorprende que nos pregunten si somos madre e hija o hermanas, antes de dar por hecho otro tipo de relaciones". Creen que en esto influye mucho el peso del machismo y del patriarcado en la sociedad. "La mujer sufre doble discriminación, por su orientación sexual y por ser mujer". Y Carlos González está de acuerdo. "La sociedad española es muy machista. Y como hay más gais conocidos en la televisión, la política, la cultura, el deporte, etcétera, se ve mejor. Por eso está bien que la gente conocida, con visibilidad, salga del armario y lo normalice. Así ven que no todos los gais somos locas, ni todas las lesbianas tienen aspecto masculino ni llevan camisas de cuadros, ni los bisexuales son unos promiscuos".

Pero, entre los problemas que más les preocupan, están los impedimentos para formar una familia con la persona que quieren. "Si decidimos tener un hijo biológico, antes de que nazca, tenemos que ir a hablar con un juez para que le conceda la maternidad a la que no lo geste. ¿Esto es ser iguales ante la ley? Yo no vi a ningún hombre que tenga que ir al Juzgado a demostrar que es el padre o a pedir permiso", cuentan Saavedra y Melania. Y si optan por la vía de la adopción, la cosa se complica más. "En España somos los últimos en la lista, antes va cualquier pareja heterosexual. Y en el extranjero, en muchos países está prohibido que adopten las parejas homosexuales. El panorama es desolador", explican Málaga y Wasselle. Por eso piden a las autoridades que eliminen de la lista de ilegalidades el vientre de alquiler. "La paternidad o la maternidad subrogada es la única opción para muchas parejas, hetero y homosexuales. Pero al estar prohibido en España, solo lo pueden hacer los que tienen mucho dinero. Si se aprobara aquí, no sólo los homosexuales ricos podrían ser padres. Es una discriminación por renta", añaden.

Por eso, a pesar de las críticas de algunos sectores a la desvirtuación de las fiestas del Orgullo, todos coinciden en que siguen siendo necesarias. "Es una fiesta sí, porque hemos avanzado en derechos y estamos orgullosos, y eso hay que celebrarlo. Pero también hay mucha reivindicación, por la vía de la normalización y de la convivencia", afirma Saavedra. "Hay que seguir celebrándolo, igual que nos manifestamos por otras cosas, tenemos que seguir recordando que hemos sido un sector maltratado y que hay muchas cosas todavía por hacer". Por eso, el próximo 28 de junio, Día del Orgullo LGTB, todos volverán a salir a la calle para dar un paso más hacia la igualdad real.

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