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Catalogar, reconstruir, poner cara a los restos

Estudios en marcha tratan de conocer la singularidad del neandertal asturiano y la variabilidad geográfica de la especie

En estos momentos, el grupo científico que dirige Antonio Rosas en el Museo de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid) continúa empeñado en obtener toda la información que perfile de manera definitiva a los individuos que vivieron en la falda del Sueve asturiano. Con ese ánimo preparan el catálogo de fósiles de El Sidrón, un estudio completo de las diferentes partes del esqueleto, pensado para su publicación en revistas de repercusión internacional. El resultado será una contribución notable al conocimiento de la evolución humana, no sólo por el volumen de restos óseos disponibles sino por tratarse de un grupo con lazos genéticos y con edades y sexo conocidos (siete individuos adultos, tres adolescentes, dos juveniles y uno infantil).

La muestra proporcionada por el yacimiento de Piloña deja abiertas muchas vías de información en las que los expertos continúan centrados. La investigación paleoantropológica abarca todos los niveles de organización biológica, desde el molecular con el estudio del ADN, pasando por el histológico hasta alcanzar los niveles macroevolutivos relacionados con el origen de los neandertales y el "Homo sapiens".

Hasta ahora, todos los restos humanos procedentes del yacimiento asturiano se encuentran en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid con un permiso de la Consejería de Cultura para su estudio hasta 2017, fecha prorrogable en caso de necesidad de ampliar plazos de investigación. En ese tiempo se profundizará en las líneas abiertas. Al análisis comparado de restos se unen las indagaciones sobre la polaridad de rasgos, la variabilidad geográfica y la descripción y comparación de los fósiles.

El equipo de Rosas trabaja además con dos hipótesis abiertas: las correspondientes a los dos linajes establecidos en el mundo neandertal que responden a ubicaciones geográficas. Se trata de establecer la posición de El Sidrón en ese universo dual, para lo que será imprescindible conocer las variables de la especie y las variables del linaje.

La cara de los neandertales es uno de sus rasgos más identificativos por el marcado prognatismo facial (mandíbulas salientes). Los expertos quieren saber si un rostro como el que presentan los parientes de El Sidrón puede surgir de una cara moderna, tipo la del "Homo antecessor", que vivió en Atapuerca (Burgos) hace casi un millón de años. De ser así, sería una revolución para la actual división de especies, ya que algunos expertos sostienen que el neandertal procede de una rama que se desgajó de la línea que dio origen en África al "Homo sapiens".

En paleogenética, área en la que está implicado el genetista Antonio Lalueza-Fox, El Sidrón puede aportar la secuenciación en detalle del cromosoma 21, enfocado al estudio de las pautas de variabilidad dentro del grupo (si los datos que obtienen son buenos) o a nivel más general en los neandertales. También han estudiado, a partir del sarro, las bacterias de la boca y en estos momentos se centran en algunos aspectos del sexo de los individuos hallados en la cueva asturiana sobre los que tienen dudas y tratan de distribuir algunos huesos de difícil asignación.

En el apartado puramente arqueológico quedan los cientos de herramientas con las que supuestamente el grupo manipuló los cadáveres de sus congéneres. Certificar esa práctica y estudiar las huellas de uso, es decir, ver si los filos tienen huellas de la actividad realizada, es uno de los caminos a los que se enfrentan Marco de la Rasilla y David Santamaría, de la Universidad de Oviedo. Para ellos se centran en las piezas líticas (lascas de sílex y cuarcita) que remontan entre sí, es decir, que encajan unas en otras a partir del núcleo del canto del que fueron desgajadas. Un remontaje consiste en unir dos o más piezas en el orden en que han sido obtenidas durante el proceso de talla. En El Sidrón se han localizado numerosas piezas líticas que remontan entre sí. Los arqueólogos también continuarán indagando para descartar los fragmentos de sílex que no hubieran sido transformadas por la mano del hombre.

Son decenas las preguntas aún sin respuesta, entre ellas llegar a conocer el grado de parentesco que unía a los individuos del grupo. Como el propio Rosas sostiene, "una breve respuesta abre nuevas preguntas". A ellas también contribuirán las tesis en marcha y los trabajos fin de máster.

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