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La bandera confederada se va al museo

La defensa pasional de los símbolos patrióticos no es exclusiva de España; tras un mes de polémica, la enseña esclavista desaparece del Capitolio de Carolina del Sur

La representante republicana de Carolina del Sur Jenny Horne, durante su convincente alocución en la Cámara del Estado.

Estados Unidos idolatra su bandera federal, aunque el Tribunal Supremo permita quemarla en actos de protesta. La pasión por los símbolos no es exclusiva de España y los fantasmas del pasado carecen de patria. El pasado viernes, uno de ellos pasó a mejor vida. Carolina del Sur retiró oficialmente de las instalaciones del Capitolio del Estado la bandera confederada: controvertido símbolo de esclavitud y racismo para unos, parte del patrimonio de los estados del Sur para otros.

El pasado 17 de junio, el espectro de la guerra civil que enfrentó al norte y al sur de los Estados Unidos reapareció en Charleston (Carolina del Sur). Dylann Roof, de 21 años, entró en una iglesia negra, se sentó con un grupo de estudio de la Biblia y, después de una hora de compartir oración con sus víctimas, abrió fuego. Mató a nueve personas, incluido el pastor Clementa Pinckey, también senador estatal.

En las redes sociales estaban las fotos del asesino enarbolando la bandera confederada. El pasado miércoles, la Cámara de Representantes de Carolina del Sur aprobó su retirada del Capitolio, donde aún ondeaba como reminiscencia de un pasado de vergüenza esclavista. La bandera reposará en una sala del Museo Militar de Columbia, capital de Carolina del Sur, donde el símbolo de la Confederación de Estados del Sur compartirá habitación con otros artefactos que formaron parte de los soldados confederados durante la guerra de secesión estadounidense hace 150 años.

En un museo es donde debe estar el símbolo, según propuso el mismo presidente Barack Obama, con motivo de los sucesos de Charleston, que han hecho rebrotar las diferencias raciales, nunca definitivamente enterradas. La gobernadora republicana Nikki Haley dio un impulso definitivo a la idea. "No vamos a permitir que este símbolo nos divida más. El hecho de que se use para odiar, el hecho de que duela a tanta gente, es suficiente para retirarla de los jardines del Capitolio", dijo Haley.

"Dios se mueve por caminos misteriosos", refrendó el presidente de Estados Unidos en el servicio religioso dirigido por el reverendo Pinckney. Así lo cree Obama, primer mulato que llega a la Casa Blanca, y que ve en los asesinatos un plan de Dios para impulsar cambios profundos en la sociedad de Estados Unidos. "Durante mucho tiempo estuvimos ciegos ante el dolor que la bandera confederada infligía en muchos de nuestros conciudadanos. Para muchos, blancos y negros, la bandera es símbolo de opresión. Quitarla no es una ofensa al valor de los soldados confederados, es reconocer que la causa por la que lucharon, la esclavitud, estaba equivocada", asegura el presidente, que a diferencia de la mayor parte de la población afroamericana no desciende de esclavos, ya que su padre era keniano.

El origen de la polémica bandera se encuentra en la formación de los Estados Confederados de América a principios de 1861. Una de las primeras decisiones fue crear una bandera para el nuevo país. La primera versión incluyó siete estrellas, una por cada miembro. Al unirse más estados a la Confederación, se adosaron más estrellas. Finalmente, la bandera de las "estrellas y barras" (Stars and Bars, en oposición a Stars and Stripes de los estados de la Unión) tuvo un total de 13 estrellas.

Los estados representados eran: Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Carolina del Norte, Tennessee, Missouri y Kentucky. En las banderas de siete de ellos, como Florida o Mississippi, aún quedan reminiscencias de aquella enseña que en España se hizo popular en las películas históricas. Tras la derrota del Sur, la bandera fue usada por el Ku Klux Klan y grupos defensores de la supremacía de la raza blanca. También fue símbolo del Partido Demócrata de los Derechos de los Estados, o Dixiecrats, formado en 1948 para oponerse a la plataforma de derechos civiles del Partido Demócrata.

La batalla por los símbolos patrios no ha hecho más que empezar. En el capitolio de Tennessee, en Nashville, queda un busto de Nathan Bedford Forrest, general confederado y antiguo líder del Ku Klux Klan, que lleva décadas expuesto en un nicho. Demócratas y republicanos han solicitado su retirada. Craig Fitzhugh, líder de los demócratas del Estado, pide que se reemplace por una estatua de Lois DeBerry, una afroamericana que se convirtió en la primera mujer presidenta de la cámara de Tennessee.

En 2001, los votantes de Mississippi decidieron por 2 a 1 mantener la bandera estatal que se utiliza desde 1894, con el emblema confederado de batalla en su esquina superior izquierda: una cruz azul con 13 estrellas sobre un recuadro rojo. El gobernador republicano, Phil Bryant, repite ahora que el Estado debe mantener la bandera como está. A los Estados Unidos empieza a pesarles demasiado la carga de un pasado del que muchos no se sienten orgullosos. ¿Quién dijo que los EE UU no tienen historia?

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