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La vigorexia, obsesión por el ejercicio

"La presión que ejercen los medios de comunicación, al relacionar determinado aspecto físico con el éxito social, es un desencadenante fundamental", subraya el psicólogo Roberto Secades

La vigorexia, obsesión por el ejercicio

La vigorexia, que puede presentarse en forma de adicción, obsesión, dismorfia muscular o trastorno alimentario, está relacionada con la práctica compulsiva de ejercicio físico para aumentar la imagen muscular, que el paciente considera escasa. Dicha distorsión en la imagen que la persona afectada con vigorexia tiene de sí misma puede condicionar su vida social, personal y laboral, tanto por una tendencia a evitar sus apariciones públicas como por el excesivo tiempo que dedica al ejercicio. El doctor Roberto Secades Villa, profesor titular del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, secretario de la junta rectora del Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias y director de la revista "Psicothema", explica algunas características de este trastorno que afecta mayoritariamente a los hombres.

¿Qué es la vigorexia?

Las conductas fundamentales que definen la denominada "vigorexia" son la práctica compulsiva de ejercicio físico para aumentar la masa muscular y la alteración de la imagen (forma y peso) corporal: estas personas se perciben más débiles, delgadas y pequeñas de lo que realmente son.

Distintas manifestaciones

En la actualidad, la vigorexia no se considera como un trastorno con entidad propia -ni mucho menos una enfermedad- y tampoco hay una definición universalmente aceptada de la vigorexia. Se ha identificado de formas muy diferentes: como con una adicción, una obsesión, una dismorfia muscular (percepción errónea del propio cuerpo) y como un trastorno de la conducta alimentaria.

Varones y mujeres

En torno al 80 por ciento de las personas que padecen vigorexia son hombres.

Edad

La vigorexia es más frecuente en edades comprendidas entre los 18 y los 35 años.

Estilos de vida

Atendiendo a los propios componentes que definen este trastorno, la práctica "excesiva" de ejercicio, sobre todo, anaeróbico (pesas); el gusto por la ingesta de proteínas para ganar peso, y el gasto de cantidades de dinero cada vez mayores en suplementos alimenticios podrían favorecer la tendencia a sufrir vigorexia. De todos modos, quizá sean las variables socioculturales las que tengan un papel fundamental como desencadenante de este problema, como la presión social, sobre todo la ejercida a través de los medios de comunicación (televisión, revistas, publicidad...), a favor de valores que relacionan determinado aspecto físico con el éxito social. Asimismo, haber tenido experiencias negativas relacionadas con la apariencia física, la internalización de los ideales de belleza, la insatisfacción corporal o la importancia de la apariencia podrían ser también factores predisponentes para desarrollar este problema.

Indicadores de la vigorexia

A) La práctica excesiva de ejercicio muscular, incluso estando lesionados. B) La afectación de la vida social, laboral, académica o familiar debido a la cantidad de tiempo dedicada al ejercicio (ya sea a hacerlo o a pensar en hacerlo). C) El excesivo control de la dieta o la aparición de otras conductas desadaptativas, como una alimentación inadecuada. D) El abuso de complejos vitamínicos, de suplementos alimenticios o de fármacos peligrosos para la salud, como hormonas anabolizantes, para aumentar la masa muscular. E) La evitación de situaciones sociales para no mostrar la "escasa" musculatura.

Tratamiento

Hasta el momento, existen muy pocos datos acerca de tratamientos eficaces para este problema. Por una parte, se han empleado fármacos que ayudarían a controlar, sobre todo, los síntomas obsesivo-compulsivos de la vigorexia: los pensamientos obsesivos y recurrentes sobre su imagen y su escasa musculatura, así como sobre qué deberían de hacer para mejorarla. Por otro lado, los tratamientos psicológicos tienen diferentes fases y componentes. Buscan proporcionar al sujeto información y formación sobre la imagen corporal, que adquiera una visión realista de su cuerpo, que se exponga a las situaciones sociales que el sujeto evitaba para que la gente no viera lo "poco musculoso" que era, y, sobre todo, cambiar hábitos de ejercicio y de alimentación. También ha habido experiencias exitosas para prevenir este tipo de problemas que estaban dirigidas a jóvenes deportistas.

Riesgo de recaída

En la actualidad, no hay demasiada experiencia con el tratamiento de este tipo de problemas, pero, en algunos casos, las tasas de recuperación han sido bastante elevadas, frente a las de recaída, relativamente bajas.

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