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Polizones en el paraíso natural

Numerosas especies de plantas y animales han entrado en Asturias embarcadas accidentalmente con mercancías, incrustadas en los cascos de los barcos o en suspensión en sus aguas de lastre

Polizones en el paraíso natural

De La Habana ha venido un barco cargado de... Así empieza un conocido juego memorístico que consiste en recordar, por orden, todas las mercancías que vayan enumerando, por turno, los diferentes jugadores. Si se hiciese ese juego con las especies de flora y de fauna llegadas de otros países como polizones en los barcos haría falta una buena memoria simplemente para citarlas, porque son muchas. Suele tratarse de invertebrados que viajan en estado larvario y de plantas que lo hacen en forma de semillas (por azar o en mezclas de césped), pero también se cuelan en las travesías marítimas algunos reptiles y mamíferos, ocultos entre cargamentos de madera o frutas, y numerosas aves se posan en los barcos cuando se extravían en alta mar, por efecto de temporales, o cuando se encuentran exhaustas tras un largo vuelo sin escalas. Y aunque los barcos no son el único medio de transporte de estos pasajeros clandestinos (alguno se mueve por carretera), sí son el más popular.

La mayor parte de la información disponible en Asturias sobre estos polizones corresponde a invertebrados, sobre todo moluscos. Nuria Anadón, catedrática de Zoología de la Universidad de Oviedo, y Andrés Arias, doctor en Biología por la misma institución, han investigado sobre ese grupo y Arias incluso ha elaborado un catálogo de moluscos no autóctonos, que incluye una decena de polizones, embarcados principalmente en América. Estos organismos, explican, llegan en el agua de lastre de los mercantes (cuando van de vacío, cargan agua de mar o de estuario para mantener la línea de flotación, y al llegar a puerto para recoger mercancías, en otro país u otro continente, la liberan, en ambos casos con los organismos planctónicos que contiene), adheridos al casco de las embarcaciones o bien infiltrados en partidas de moluscos de acuicultura.

Un caso particularmente bien documentado, concerniente al primer supuesto, es el de la navaja americana, hoy muy común en la ría de Villaviciosa y localizada también en la playa de Otur (Valdés), en San Juan de Nieva (Avilés), en Luanco (Gozón) y en El Musel. El gran puerto gijonés seguramente fue su puerta de entrada "porque desde primeros de los años noventa del siglo XX mantiene rutas marítimas regulares con Rotterdam (Holanda) y con los puertos alemanes de Hamburgo, Luebeck y Bremen", lugares todos ellos con poblaciones de este bivalvo, llegado de la misma forma desde América.

Su rápida colonización del Atlántico europeo, a partir de la detección de los primeros ejemplares, en 1978, en el estuario alemán del Elba, hasta su llegada a Asturias, en el año 2000, se explica también por la dispersión "asistida" de los barcos". Al final de los ochenta era la navaja dominante en Alemania, Bélgica y Holanda, llevando las especies nativas al borde de la extinción", detallan Arias y Anadón. Un proceso similar pudo darse en Villaviciosa, donde las especies autóctonas del género "Ensis" casi han desaparecido.

El quitón americano, un molusco presente en Asturias desde los años setenta del siglo pasado, se ha propagado tanto adherido al casco de los barcos como infiltrado, en estado larvario, entre moluscos de acuicultura. Se presume que a Asturias llegó por esta segunda vía, en cargamentos de almejas y ostras procedentes de América. Otro caracol americano, "Marisa cornuarietis", descubierto en 2012 en el río Nora, en Colloto, por Andrés Arias y el biólogo Antonio Torralba-Burrial, podría haber llegado a través del comercio de plantas y animales de acuario. Esta pequeña cuenca fluvial es, por el momento, la única localidad ibérica con presencia de la especie, que en 2013 ya se reprodujo.

Algunas arañas e insectos han recorrido miles de kilómetros ocultos en cargas de madera o de productos hortofrutícolas. El caso más conocido es el del escarabajo de la patata, llegado a España en 1935 y asociado, como indica su nombre, a los cultivos del tubérculo americano. El polizón más reciente de este grupo es la avispa papelera, también americana, descubierta en Oviedo en 2008 por Torralba, Arias y Leopoldo Castro. Se supone que llegó por vía marítima, en cargamentos de madera o de fruta. Es una invasora en potencia, es decir que podría llegar a desplazar a las avispas autóctonas, una problemática asociada a muchos de los polizones, ya que para superar el viaje han de ser flexibles en sus necesidades y resistentes físicamente.

Las arañas están poco estudiadas, pero hace años el biólogo Carlos Lastra, experto en arácnidos, detectó varias especies procedentes de Brasil en cargamentos de madera de eucalipto, entre ellas "Phoneutria fera", muy venenosa. También han llegado de extranjis animales de mayor tamaño, como el perenquén común, que se descubrió en racimos de plátanos procedentes de Canarias en varios almacenes y fruterías, según detalla Florentino Braña Vigil, perteneciente a la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB) de la Universidad de Oviedo.

La insólita presencia de culebras bastardas en Laviana, en septiembre de 2013, podría explicarse por su condición de polizones en cargamentos de paja de Castilla, según sugiere el naturalista José Luis Álvarez.

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