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El primer sujetador y la eterna lucha contra la gravedad

El primer sujetador de la historia, el primer artilugio para hermosear los pechos femeninos y tratar de derrotar la ley de la gravedad, aparece 2.500 años antes de Cristo. José Ignacio Carro sostiene que eso es precisamente, un sostén, la chaquetilla que visten unas figurillas de porcelana halladas en Creta y que representan a sacerdotisas de la gran diosa madre, también conocidas como "diosas de la serpiente" porque llevan un reptil de este tipo en cada mano, como símbolo de vínculo con la eternidad y con la tierra. "Llevan una chaquetilla de manga relativamente corta parecida a lo que hoy llamamos boleros, ceñida en la parte de la barriga y con el frente abierto, de manera que de ahí salen los pechos, apretados el uno contra el otro, erectos en su sitio". Es "un wonderbra primitivo", sentencia este médico de Santiago de Compostela. No tiene duda. Son, opina, unos senos de libro. "El pecho cretense sería el arquetipo, lo que hoy querría tener todo el mundo. La teta perfecta. Perfectamente sostenida, llena. Incluso grande, pero dentro del límite estético, no las brutalidades que se hacen ahora", afirma Carro en alusión a algunas operaciones de cirugía estética que no crean más que "monstruosidades".

La teta cretense parece, por tanto, el paradigma. Pero el asunto va por barrios. O, mejor dicho, por continentes. Siguiendo una clasificación antropológica, José Ignacio Carro divide todas las tetas que en el mundo han sido y serán en cuatro grandes grupos. A saber. El grupo 1, en mujeres de raza blanca, serían aquellos pechos "que son casquetes de esfera": "Si usted coge una esfera y corta un casquete, eso es lo que se denomina la mama plana. Tiene mucha base y poca prominencia". El segundo tipo, también en la raza blanca, es el denominado "de media naranja". "Es el pecho de la Venus de Milo, el de las grandes esculturas de la Roma y la Grecia clásicas. Esos grupos tienen presencia en Europa, África del Norte, Oriente Próximo, llegando incluso a la India. El tercer grupo, destaca Carro, sería la llamada mama cónica. "Es decir, medio limoncito", precisa el antropólogo. Ese tercer grupo correspondería al pecho asiático. Finalmente, el grupo 4 sería el grupo llamado "de ubre de cabra", el de las mujeres del África subsahariana. "Largo, cónico y un poco disparados el uno respecto al otro, divergentes".

Sobre estos naturales, se superponen a veces las cirugías, que nunca pueden frenar, advierte Carro, el paso del tiempo. "La naturaleza acaba vengándose. Hay gente horripilante. Es como cuando sacas merluza congelada. Tienes que hacértela y comerla rápido. Porque en dos horas recupera el tiempo que estuviste engañando a la putrefacción en la nevera".

Pechos de naranja

Los senos de las europeas y los de las del Oriente Próximo son los llamados por los antropólogos de naranja, semiesferas o casquetes, según tamaño.

Pechos de limón

La clasificación antropológica de los pechos de las asiáticas habla de la mama cónica, que sería el equivalente de "medio limoncito".

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