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Los veinte mil pasos al Monsacro

LA NUEVA ESPAÑA recorre a pie la ruta de las Santas Reliquias que fueron trasladadas por Alfonso II el Casto en el siglo IX desde la cima del Monsacro hasta la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo

Indicador de ascenso al Monsacro, en la Collaína.

El kilómetro cero de esta secular ruta es la plaza ovetense de Alfonso II el Casto, junto a la Catedral y la Cámara Santa, que guardan las Santas Reliquias trasladadas en el siglo IX desde la capilla octogonal del Monsacro.

Salgo del Oviedo antiguo por la calle Rúa y Cimadevilla atravesando el arco del Ayuntamiento, dejando a la derecha la iglesia de San Isidoro, del siglo XVII, y prosiguiendo por la calle Magdalena. Continuamos por Arzobispo Guisasola hasta San Lázaro, donde, en el Parque de Invierno, camino por la senda verde de la antigua vía de Feve hasta la antigua estación de La Manjoya. Llevo 4.148 pasos y 3,380 kilómetros.

Nada más pasar la estación de La Manjoya, abandonamos la senda verde por un camino a la derecha que atraviesa un pequeño túnel donde estaba la entrada de la antigua fábrica de explosivos Rio Tinto y subimos hasta el Alto del Caleyu. Entro en el concejo de Ribera de Arriba cuando llevo 5.400 pasos y 4,530 kilómetros recorridos.

Desde el Alto del Caleyu, ya puedo divisar una espléndida vista de la montaña sagrada que contrasta con el primer plano que ofrecen las chimeneas de la térmica de Soto de Ribera. Bajo por El Cogollo a la vega del Nalón para llegar a Bueño, "Pueblo ejemplar de Asturias" en 2012 por la Fundación Princesa de Asturias por haber sabido sobreponer su condición rural y su cultura tradicional a la presión del entorno industrial.

Me detengo en la plaza de Bueño para beber en la fuente del hermoso lavadero rehabilitado junto al que destaca la gran escultura de Juan Zaratiegui en homenaje al hórreo asturiano, en cuya base se ubica la placa que inauguraron los Reyes de España. Llevo 8.493 pasos y 6,910 kilómetros. En Bueño destaca su extraordinaria arquitectura etnográfica del paseo de los hórreos. Me viene a la memoria el excelente trabajo altruista que realizan los miembros de la asociación cultural del pueblo, liderados por Mino, con sus festivales internacionales de jazz, sus concursos de pintura y sus festivales de cine al aire libre. El paisaje siempre lo hace el paisanaje. Al salir del pueblo me encuentro a la izquierda con el Museo del Hórreo, que merece la pena visitar.

Prosigo en llano hasta la iglesia de San Pedro de Ferreros, que recientemente fue incluida, tras varias investigaciones, en el catálogo del Prerrománico asturiano. Llevo 10.773 pasos y 8,750 kilómetros. Me detengo a tomar un refrigerio en el bar ubicado junto al templo, en el que unos matutinos tertulianos locales cambian impresiones en la terraza. Uno dice: "Aznar hizo la de Dios por los mineros, al menos cuando yo trabayaba en la mina". Otro le replica: "¡Qué va, fue Villa, que hizo mucho pa los mineros y pa él!" Mientras, en la tele, Rajoy intenta ser investido Presidente.

Retomo camino hacia Las Segadas cuando se detienen a mi altura dos ciclistas con acento andaluz para preguntarme si hay alguna carnicería cerca. Tras indicarles que no, me intereso por la extraña pregunta. "Queríamos comprar dos chorizos para hacer una fabada", afirman.

Entre Las Segadas y Soto de Ribera cruzo en apenas doscientos metros los dos puentes sobre el río Nalón y Caudal, que se juntan en la central térmica. Bonitas estampas que nunca había percibido a pesar de haber pasado en coche por allí miles de veces. En el kilómetro 9,3 cruzo el Nalón con una maravillosa vista del río cubierto de flora en dirección a Soto de Rey. A la derecha observo el nuevo y espectacular puente colgante. En el kilómetro 9,5 cruzo el Caudal por el antiguo puente de piedra. En la estación de Feve de Soto llevo 11.862 pasos y 9,640 kilómetros recorridos. Ribera es el concejo de Asturias que tiene más puentes por metro cuadrado y la economía más saneada de toda la región.

Giro a la izquierda para coger el antiguo tramo de carretera a Argame, que fue en su época, por los diversos túneles, el tramo más caro de España con una inversión de 650 millones de pesetas de la época. El mismo día de la inauguración (9-11-1968) un desprendimiento estuvo a punto de impactar en la comitiva de autoridades.

Camino paralelo al río y a la vía del tren. Al llegar a Argame me adentro ya en el concejo de Morcín, con 12.500 pasos recorridos y 10,2 kilómetros. Ya oteo el Monsacro mucho más cerca. Me refresco en la fuente del lavadero rehabilitado frente al centro de salud y me cruzo con José Vicente, gran luchador de las fiestas locales y peregrino habitual de la montaña sagrada, que me anima. "Cuenta conmigo para los Amigos del Monsacro, tenemos que sacar esta ruta adelante". Tras cruzar el pueblo llego al templo de San Miguel de Argame, que también rinde culto a la Virgen de las Nieves. Llevo 13.590 pasos y 11,05 km recorridos.

Salgo del pueblo por un camino paralelo a la N-630 y a la vía del tren de Feve que apenas tiene tráfico. Transito unos cientos de metros por el arcén de la N-630 en compañía de David, jubilado de 67 años, que bajaba caminando desde Peñerudes hasta Santa Eulalia de Morcín. Me adentro en la capital del concejo por la urbanización que se construyó en la década de los noventa. Me detengo frente al Ayuntamiento para admirar la iglesia prerrománica construida en el 896, cuyo actual párroco, al igual que de las capillas del Monsacro, es el entusiasta Miguel García. Me encuentro con Alexis Muras, un viejo conocido, que me muestra la hermosa casa que rehabilitó. Llevo 16.304 pasos y 13,260 kilómetros.

Cruzo el puente sobre el río Morcín, situado junto al bar El Cruce, fundado en 1880 y que cerró sus puertas el pasado 12 de agosto después de estar abierto de manera ininterrumpida los últimos 136 años regentado por tres generaciones de una misma familia. Este establecimiento custodió hasta hace un mes las llaves de las dos ermitas románicas del Monsacro. Llamo a la puerta y echo en falta la sonrisa de María Vázquez, su última propietaria.

Hasta aquí todo llano. A partir de este momento (km 13,2), comienzo la ascensión hasta la aldea de Calvín. La subida, de apenas setecientos metros, hace que tenga que refrescarme de nuevo en la umbría fuente situada bajo una higuera junto a un vetusto hórreo que cobija un destartalado y oxidado Seat 600 blanco. Llevo 17.126 pasos y 13,910 km. Sigo camino dejando a la izquierda los bonitos y rehabilitados pueblos de Figares y Los Turulleos. Llego al alto de la Collaína, que une y separa los valles de los ríos Riosa y Morcín. Llevo 18.357 pasos y 14,900 kilómetros.

Ya estoy en la misma base del Monsacro o de La Magdalena, para los lugareños, por la cara norte. A la izquierda parte un camino por un cartel que nos indica "Ruta a las capillas medievales del Monsacro". El cartel también muestra que quedan dos kilómetros y una hora de recorrido hasta la cima con una dificultad media que supera un desnivel de 450 metros, desde los 401 de la Collaína hasta los 847 que llegaremos a las ermitas.

Comienzo la ascensión de la cuesta de La Llorera por una zona boscosa y en la que me cruzo con un matrimonio vasco que descendía maravillado de su primera subida al Monsacro. "Es algo único y muy cercano a Oviedo. No te esperas lo que vas a encontrar arriba. Un auténtico descubrimiento". Unos metros más arriba, abandonado ya el bosque, me encuentro a una madre y su hija residentes en Oviedo y naturales de Teverga que habían ascendido también por primera vez. "Es una pena que apenas se conozca en Asturias esta montaña tan bonita y peculiar, con tanta historia y tan cerca de Oviedo". Sigo ascendiendo en zigzag por el camino unos cientos de metros hasta llegar al "Sillón del Obispo", un monolito de piedra en el que descansar y desde el que se divisa Santa Eulalia en primer término y Oviedo al fondo.

Apenas doscientos metros más y la vista se paraliza cuando por fin se llega al Mayáu de les Capilles y se observa en primer lugar el ábside de la capilla rectangular de la Magdalena. Una auténtica obra de arte en las alturas que nadie espera ver. ¿A quién se le ocurriría construir esto aquí en el siglo XII?, me pregunto. Llevo 19.990 pasos y 16,190 kilómetros recorridos. Alzo los brazos como cuando un ciclista llega a la meta: objetivo conseguido; sin duda, ha merecido la pena.

Me siento a descansar junto a sus muros para divisar las excelentes panorámicas del centro de Asturias. A la izquierda, el embalse de los Alfilorios, en el centro una excelente vista de Oviedo, y, al fondo, Gijón, la térmica de Aboño, los depósitos de la Campa Torres y hasta el mar. A la derecha, los Picos.

Tras disfrutar de la panorámica, camino por el mayáu hasta la fuente que inauguró en 2003 Santiago Menéndez de Luarca, entonces consejero de Agricultura del Principado. De la fuente no mana agua, pero allí sigue la placa horizontal de la inauguración anclada en el suelo junto a unas piedras. "¿Cómo está mi tumba del Monsacro?", me preguntaba de modo irónico Santiago hace unos meses en Madrid después de regresar de Roma en su destino en la FAO. Paso al lado de la charca existente entre las dos ermitas y me siento a comer el bocadillo a la sombra de unas espineras junto a las cabañas que utilizan como bar las aguerridas mujeres morciniegas de "So La Malena", capitaneadas por Marigel García, cuando organizan cada 25 de julio la romería del Monsacro, fiesta que han recuperado desde el 2013. Antes de 1986, año en el que fueron rehabilitadas las ermitas gracias a la influencia e insistencia de Agustín Hevia, director del Archivo de la Catedral de Oviedo, ante Manuel de la Cera, entonces consejero de Cultura en el Gobierno de Pedro de Silva, el ganado "miriaba" dentro de las capillas ya que no tenían puertas. Doy fe de ello ya que en agosto de 1985 me tocó sacar a pico y pala, junto a los amigos Mario Fernández, José Ramón Trabanco y el empleado municipal Avelino Bardio, varios quintales de cucho que se fue sedimentando con el paso de los años, llegando a alcanzar una altura de metro y medio dentro de la capilla de abajo o de la Magdalena.

Observo desde la soledad la tranquila y bucólica estampa del ganado pastando en la pradería y "miriando" en las sombras mientras pienso qué listos son estos animales y qué tontos somos los seres humanos, que nos creemos el centro del universo y no servimos para nada sin herramientas. Pasa por mi mente que en ese mismo instante deben estar Rajoy y Sánchez peleándose por la tele en el Congreso de los Diputados por ser presidente del Gobierno. Qué bien se está sin tele.

De pronto, aparece una pareja junto a la capilla de abajo. Son Paulo García, quien se autodefine como un asturianista turonés afincando en Oviedo y lector acérrimo de LA NUEVA ESPAÑA, incluidos los fascículos del Camino de Santiago, y su hija Olaya, residente en Tellego, en Ribera de Arriba. Juntos observamos y compartimos la excelente panorámica. "No entendemos cómo se conoce tan poco este mítico monte", afirman. Luego se acerca Elisa Pello, una riosana casada en Villar (Morcín), junto a unas niñas a las que les explica que el agua que vemos del embalse de los Alfilorios proviene de la fuente riosana de Les Arroxines.

Junto con Paulo y Olaya subimos unos pocos metros hasta la capilla octogonal, o de arriba, que tiene la advocación de Santiago. Tan sólo existen en toda España tres ermitas octogonales. Dentro de ella vemos el pozo de Santo Toribio, en el que estuvieron depositadas las Santas Reliquias hasta que Alfonso II el Casto las trasladó hasta la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo en el siglo IX. Llevo 20.437 pasos y 16,550 kilómetros.

Nos despedimos y comienzo el descenso por la cara este en dirección a La Foz de Morcín. Al llegar a Entrepuertas me detengo para observar el peculiar tejo nacido entre rocas calizas. 21.544 pasos y 17,440 kilómetros.

Al descender el empinado y zigzagueante "Cintu", con desniveles superiores al 30%, me cruzo con un "loco" al que veo subir en bicicleta. Se trata de José Payo Bravo, que no tiene nada de loco, sino que es un amante de la naturaleza que fue un inteligente compañero de pupitre en La Foz hace cuarenta años.

Tras el descenso, llego a Los Llanos, que de llano tiene poco y en el que diviso un cartel que indica: "A les capilles, todo p'arriba". Allí finaliza la carretera que sube desde La Foz. 23.043 pasos y 18,690 kilómetros. Me refresco en la fuente de La Pimpana.

Desde Los Llanos desciendo por la carretera hasta Otura. 24.630 pasos y 20 kilómetros. Al pasar junto a la única casa rural existente en el pueblo, escucho una conversación con acento andaluz. Se nota que el turismo ha llegado hasta allí. Unos metros más abajo veo la casa de Manolo y Amable, padres del añorado y querido amigo Samuel Cachero, hijo predilecto de Morcín a título póstumo y condecorado por el ser el policía español que desarticuló mayor número de comandos de ETA. Gran enamorado del Monsacro, hubiese sido, sin duda, un gran compañero de ruta.

Desde Otura desciendo por la carretera MO-4. Quedan 2 kilómetros hasta La Foz. Antes de llegar a La Foz, me desvío por un camino a través de la mata del Pericón para bajar al Palacio y a Quintana antes de llegar al "Banco del Príncipe", punto final de la ruta, situado en el parque junto a la iglesia y la parada del autobús. 27.128 pasos y 22,040 kilómetros. El regreso a Oviedo en autobús es mucho más rápido y descansado: veinte minutos de viaje por 1,75 euros en los 14 kilómetros que separan a este "Pueblo ejemplar" de la capital del Principado. Distancia recorrida entre Oviedo y el Monsacro por concejos: Oviedo 4,5 km, Ribera 6,5 km y Morcín 5,1 km.

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