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La fauna y la flora ven alterados sus ciclos

Destrozos en la playa de Los Quebrantos, en San Juan de la Arena, por la acción del oleaje durante un reciente temporal. miki lópez

Uno de los impactos más documentados del cambio climático es el que afecta a la flora y la fauna, cuya principal expresión es el desplazamiento de los especímenes a latitudes más frías o calientes, más elevadas o más bajas, según las necesidades de desarrollo y supervivencia. Algunos cambios son apreciables hasta por los profanos: el adelanto de los procesos de floración y de la llegada de las aves migratorias o la entrada en escena de nuevas plagas e invasiones biológicas, lo cual puede ir en paralelo con la progresiva pérdida de influencia de otras (es paradigmático en este aspecto, por ejemplo, el "beneficio" que una mayor temperatura puede proporcionar a cultivos expuestos a enfermedades relacionadas con hongos como las fabas). El informe elaborado hace una década por encargo del Principado para evaluar el impacto del cambio climático en Asturias determinó que el aumento de las especies alóctonas de flora (impropias del lugar) es de 4 puntos porcentuales en los últimos 30 años, de 3 puntos en el caso de las llamadas especies invasoras, con claro predominio de las mediterráneas. Especies animales como el urogallo se resienten de forma preocupante del cambio climático, lo mismo que algunos de los moradores de los ríos asturianos, como la trucha, la lamprea y el salmón, peces a los que la subida media de la temperatura del agua dificulta un desarrollo larvario con garantías de éxito.

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