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"Lola", una hija más para el zamorano Manuel Lobo

"Lola" tiene cinco años y es como una hija más para Manuel Lobo. Por circunstancias, desde hace un mes, este zamorano afincado en el barrio mierense de Santa Marina tuvo que trasladarse hasta la residencia geriátrica de Ablaña. Pero su perrita, un cruce de "yorkshire", va a visitarlo casi todos los días al centro. "Toma el fresco conmigo y se dedica a cazar lagartijas, pero sobre todo, me hace mucha compañía", asegura.

"Lola" llegó a su vida tras el fallecimiento de su mujer. "No tenía ganas de perro, pero llegó una vecina que tenía cuatro o cinco canes y me dijo que, de los que tenía, ésta era la más lista, así que me la quedé", explica. Desde entonces, se han hecho inseparables: "Cuando estábamos en casa, ella duerme en su propia cuna, pero si me levantaba por la noche para ir al baño, cuando volvía, ya la tenía metida en la cama, y no la podía mover ya hasta la mañana siguiente".

De ahí que su separación temporal haya sido tan dura. "El día que tuvo que entrar en la residencia lloró muchísimo", comenta su hija, María José Lobo, que es quien se ha hecho cargo del animal durante este último mes. Cuando llegan al geriátrico, "Lola" empieza a ponerse nerviosa y no quiere que nadie le toque. "Sabe que vamos a ver a mi padre y hasta que no lo vea no va a parar", explica. Y así fue. La perra estuvo dándole lametones durante un buen rato y, cuando tuvo suficiente, se tranquilizó entre sus piernas. "Es más buena, aunque se cela un poco de la gente y hay que andarse con cuidado porque no se porta de la misma manera con todo el mundo", señala. Al respecto, Manuel Lobo apunta que "hay algunos que se acercan a acariciarla porque la ven pequeña y creen que no les va a hacer nada, pero después muestra su otra cara".

Su relación con "Lola" es tan estrecha, que "a veces está más preocupado por lo que le ocurre a la perrina que por nosotros, y se gasta un dineral en peluquería o cualquier otra necesidad que tenga el animal, pero lo entendemos perfectamente, porque es como un familiar más", destaca su hija. "Lola" no es su primer perro. "Primero tuve a 'Chuli', que era incluso más pequeño que 'Lola' pero tenía alma de león, estuvo conmigo quince años hasta que se murió y tuvieron que pasar otros tantos para que 'Lola" llegase a mi vida", afirma sin separarse ni un segundo de su querido animal.

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