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Los directivos jubilados que guían a los nuevos emprendedores

Gestores retirados de todas las ramas se integran en la asociación Secot, que ayuda a empresas a crecer y a jóvenes a dar el salto a los negocios

Por la izquierda, Juan Alberto Rodríguez, Joaquín García Cuervo y Juan Antonio Fernández, en la sede de Secot en Oviedo. irma collín

Al ovetense Juan Alberto Rodríguez la jubilación le llegó por obligación. Un ictus le forzó a dejar su puesto como director territorial de Electrodomésticos Zanussi, pero se negó a quedarse parado, a ser un jubilado más. Limitado físicamente por su enfermedad, calzarse unas zapatillas de deporte no era, ni de lejos, una opción. "Cuando se habla de envejecimiento activo siempre se piensa en eso, en hacer ejercicio", añade. Pero el siguiente paso en su nueva vida no estaba en lo físico, sino en lo mental. "La parte más importante del cuerpo humano es el cerebro", explica. Con esa idea como bandera hace unos años entró en Secot, una asociación de voluntariado a través de la cual directivos y empresarios retirados asesoran a emprendedores sobre cómo triunfar en los negocios. Ahora, al borde de los 69 años, Rodríguez preside esta agrupación en Asturias. "Esto me hace sentirme útil y ser útil a los demás", asegura. Son la voz de la experiencia.

Es un día laborable y en la oficina de Secot en el centro de Oviedo hay tres personas trabajando frente a la pantalla de un ordenador, uno de ellos es Rodríguez. Otro es Joaquín García Cuervo, salense, natural de la localidad de Lavio para más señas, de 75 años y que ejerció como jefe de ventas de Telefónica en Asturias y Galicia; y el tercero es Juan Antonio Fernández, que trabajó como gerente de grandes empresas de distribución, la mayor parte de su vida laboral, unos 39 años, en Simago. "No soy una persona de ir a echar la partida al bar, por eso empecé a hacer muchas cosas, estoy en el Coro del Centro Asturiano, colaboro con algunas ONG...", asegura Fernández.

Todos tienen ciertos rasgos comunes. Son inquietos intelectualmente y no les gusta aburrirse. García Cuervo, por ejemplo, se licenció en Economía de la Empresa durante los años en los que estaba trabajando, pero cuando se jubiló aprovechó la avalancha de tiempo libre que tuvo para sacar la carrera de Derecho. Y no sólo eso, también cumple con el dicho asturiano "después de vieyu gaiteru", en su caso acordeonista, y ahora está aprendiendo a tocar el acordeón en la escuela de música , además de participar "en el coro de mi pueblo", añade con orgullo.

Su trabajo como asesores en Secot les sirve para ayudar a los demás y para seguir aprendiendo. Estar en contacto con los emprendedores les vale para estar al día de muchos conceptos modernos que de otra forma les habrían pasado desapercibidos. "La primera vez que oí hablar de subir información a la nube, yo miraba para el cielo para ver a qué se referían", apunta Rodríguez. Ahora hablan de las "start up" con total familiaridad.

Su misión en su nueva vida profesional es ayudar a crear empresas y a consolidar algunas que ya están en marcha pero que necesitan de una mano con experiencia que les asesore para crecer o evitar desaparecer. "A veces hace falta un hombro donde llorar, alguien que te escuche", apunta Rodríguez. Están en continuo contacto con la Cámara de Comercio, la patronal FADE, la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) y la Universidad de Oviedo, que son los que les suministran a los nuevos emprendedores. "Cuando nos llega la idea aquí en lo que más trabajamos es en hacerles un plan de empresa, primero vemos si es algo viable y lo desarrollamos. Eso les sirve cuando van a pedir un crédito, porque la entidad ya ve que el proyecto va avalado por gente que sabe", explica Fernández.

Entre los miembros de Secot hay de todo: ingenieros, periodistas, economistas, abogados, administrativos... En Asturias tienen 67 socios; de ellos, más o menos la mitad con un alto grado de implicación. Desde su oficina del centro de Oviedo han sido testigos de excepción del "boom" del emprendimiento que ha habido durante estos últimos años. En la peor época de esta gran recesión, explican, lo más habitual era que tuvieran que asesorar a parados que buscaban montar un negocio urgentemente para sobrevivir. "Los había que les valía cualquier cosa, abrir un bar, una tienda...", destaca García Cuervo. Pero últimamente la cosa ha cambiado bastante. "Hemos notado que ahora viene otro tipo de perfil, y algo que nos está sorprendiendo es que hay mucha gente que está trabajando y que tiene una idea para montar su propia empresa pero no se atreve a dar el salto", explica Juan Alberto Rodríguez. La mayoría, ligados con el sector de las nuevas tecnologías.

Rodríguez recuerda con precisión uno de los últimos casos que asesoró. Se trataba de una compañía gijonesa de reparto a domicilio que trabaja con varios restaurantes. Estaban funcionando bien, pero los empresarios querían que el negocio creciera y buscaron consejo en la voz de la experiencia. "Pretendían buscar inversores, pero les recomendamos que crearan franquicias, ahora tienen como catorce por toda España", explica.

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