La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La cámara de Mario Suárez Porras hace arte con las aves

El fotógrafo avilesino, que atesora numerosos e importantes premios, se ha especializado en la abstracción y la experimentación estética

"Pintura oriental". La doble exposición superpone el fondo onírico, logrado mediante un desenfoque de las hojas otoñales con un rápido movimiento, a baja velocidad, y la toma de los estorninos pintos, espantados por un halcón.

La cámara de Mario Suárez Porras (Avilés, 1968) lleva una década poniendo el foco en las aves. No lo hace con una mirada neutra (la del fotógrafo nunca lo es, en realidad), ni transparente, sino cargada de intención, con una marcada tendencia a la sublimación artística del motivo. Suárez Porras -profesor de Inglés y de Sciences en el colegio Dominicas de Oviedo- busca la belleza del detalle, de la composición, de la luz, del movimiento, del contraste... una visión que se sale de la fotografía naturalista o documentalista clásica para ir un paso más allá. Y su enfoque está cosechando abundantes e importantes premios; el último, esta misma semana, una mención de honor en la vigésima séptima edición del prestigioso concurso internacional "Memorial María Luisa" -donde ya fue seleccionado hace dos años-, por una imagen de estorninos pintos en vuelo tomada en el Campo San Francisco, "a 300 metros del hotel Reconquista donde se celebrará, el próximo 13 de mayo, la entrega de premios. Es un detalle que quiero destacar porque la mayoría de las fotos premiadas son de lugares muy lejanos, del Ártico, de África... y esta fotografía demuestra que al lado de casa se pueden hacer cosas muy novedosas o impactantes", afirma.

"Busco, más que la foto documentalista, el toque artístico. Siempre me interesó ese enfoque, y cada vez más", declara Suárez Porras. "Antes de empezar con la fotografía de aves estuve muchos años haciendo fotos en blanco y negro, y en esa época también pintaba al óleo. Cuando empecé con las aves, hace unos diez años, fui introduciendo este gusto por la visión artística, que ha ido cada vez a más". Una concepción que encaja con una práctica que huye, por lo general, del "hide" y del escenario preparado (no obstante, los ha usado y para algunas especies son obligados) en favor del rececho, del acercamiento gradual a las aves, tanteando su confianza; una técnica "que te permite buscar diferentes fondos, en vez de estar condicionado a un fondo o un posadero fijos, y también te pone más en contacto con la naturaleza: a la vez que haces fotos, estás escuchando el rumor del mar, saboreando el salitre, mojándote con las olas...". Las referencias a los ambientes litorales no son casuales: las aves costeras y marinas son sus favoritas, sus motivos más recurrentes. "Tengo muy cerca el mar, y son aves confiadas, son todo facilidades para practicar con ellas", dice.

Suárez Porras asegura que "las sensaciones que se producen en este tipo de fotografía son muy gratificantes. Avanzando despacio, cuerpo a tierra, para que desaparezca la figura humana, que es lo que asusta a las aves, se consiguen acercamientos increíbles, hasta el punto de que, a veces, superas la distancia mínima de enfoque y tienes que dejarlo". Hace un inciso para defender que todas las fotografías deben tomarse respetando un código ético, cuya finalidad última es preservar el bienestar de los animales que se retratan, empezando por molestarlos lo menos posible. "Las limícolas suelen ser muy permisivas, pero hay que tener siempre el máximo cuidado al acercarse y al retirarse; si se inquietan, hay que decidir no hacer la foto y levantarse, y si ese día, por lo que sea, están nerviosas, dejarlo y no atosigarlas".

Al margen de las circunstancias que concurran en cada imagen, "tomo siempre las fotos más realistas que sea posible, haciéndolo todo con la cámara en vez de recurrir luego a manipular las fotos con photoshop: el encuadre, los ajustes de velocidades (juego con velocidades muy bajas para conseguir efectos de movimiento y hacer barridos) y de temperaturas (calentando o enfriando las tomas), la doble exposición... todo eso lo podría hacer con photoshop, pero tiene más valor hacerlo con la cámara en el momento, en el campo. Para eso tienes que saber muy bien lo que quieres hacer". Y él lo sabe. Es la única forma de obtener imágenes como las que ilustran estas páginas. Y de entrar en un círculo como Colectivo Portfolio Natural, formado por fotógrafos de naturaleza que comparten el enfoque artístico y que son un referente en España y en Europa. "Me admitieron el año pasado y estoy muy contento".

Este año, Suárez Porras espera ya por el fallo de varios concursos. Será difícil que iguale el palmarés de 2016, con galardones de National Geographic y en convocatorias del relieve del "Nature's Best Photographer" estadounidense y el "Glanzlichter" alemán. "No pararé hasta que me premien en el 'Wildlife Photographer of the Year' de la BBC", sentencia en un tono de broma que no enmascara su aspiración a ganar el certamen más importante del mundo.

Compartir el artículo

stats