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Diez negocios que se hacen echando millones de números

La Universidad de Oviedo estrena un máster para formar "mineros de datos", el empleo del futuro, para ayudar a las empresas a ser más "inteligentes" y producir mejor

Diez negocios que se hacen echando millones de números

En el trabajo estrella del futuro, aquél en el que las empresas tendrán serios problemas para encontrar personal cualificado, no habrá que fabricar nada. La función de estos empleados serán tan diversas como conocer al dedillo los gustos de los potenciales clientes, ayudar a sus compañías a ser más eficientes, mejorar el rendimiento de las máquinas, predecir cuándo un país va a sufrir una hambruna o saber cuándo una cosecha va a ser pasto de una plaga. ¿Cómo harán eso? La respuesta la tiene el análisis de ingentes cantidades de datos que irán tomando de aquí y de allá. Asturias quiere subirse a ese barco ya que ese futuro está más cerca de lo que parece. Todo esto es lo que le ha servido de base a un grupo de profesores de la Universidad de Oviedo para impulsar este curso académico un máster en Análisis de Datos para la Inteligencia de los Negocios. El objetivo es formar al empleado del mañana.

"Ahora las empresas necesitan a personas que piensen, no que hagan", asegura Amelia Bilbao, coordinadora del máster y del departamento de Economía Cuantitativa de la Universidad. Su compañera, la catedrática de Estadística e Investigación Operativa, Ángeles Gil, apunta que "ahora ya no hay compañías que se permitan el lujo de no tener a algún analista de datos en plantilla". La llegada de estos profesionales a las empresas está siendo silenciosa, pero se prevé masiva. La idea de ofrecer este máster surgió hace ya unos cuantos años cuando, confiesa el otro coordinador del curso y director del departamento de Estadística, Manuel Montenegro, del otro lado del Atlántico, en Estados Unidos (EE UU), comenzaron a llegar mensajes de que no iba a haber capacidad suficiente para formar a todos los profesionales que las empresas iban a demandar.

Pero, ¿a qué se dedica un "minero de datos"? La respuesta es amplia. En las siguientes líneas se recogen diez ejemplos de qué harán estos trabajadores del futuro.

1. Finanzas

Es el sector donde está la mayor cantera de empleo ahora mismo y, a mayores, fue también uno de los primeros en utilizar este tipo de técnicas. Y sigue en auge. "Es donde los alumnos tienen más posibilidades de salida", ahonda Amelia Bilbao. Sus usos dentro de este campo son múltiples, pero lo que buscan los bancos es evaluar hasta el más mínimo riesgo a la hora de conceder un crédito a un cliente. Algo que puede estimarse a base de indagar entre los números de su historial, sus antecedentes, sus ingresos, sus gastos, su futuro laboral... El juego consiste en conseguir minimizar al máximo el riesgo y maximizar los beneficios. El objetivo es no fallar. De hecho, las entidades financieras, tras los golpes de la crisis, cada vez tiran más de estadísticas y matemáticas para tratar de afinar el tiro a la hora de prestar dinero. "Hay gente que puede no pagar aunque tenga dinero en la cuenta, en este ámbito se trabaja con la incertidumbre que es la probabilidad, y en función de eso se toman decisiones", asegura Manuel Montenegro.

2. Comercio on-line

Las empresas de este incipiente sector, especialmente las más grandes, quieren conocer al dedillo los gustos y el comportamiento de sus clientes, para hacerle ofertas cada vez más personalizadas. El ejemplo es bien conocido para los compradores habituales por estos medios. Se entra en una página web de venta de libros y tras visitar un par de ejemplares, aparece un mensaje en el que se asegura que quienes miraron esa obra también se interesaron por otro volumen. "La idea es la de conocer los gustos del cliente y anticiparse a ellos", apunta Norberto Corral, catedrático de Estadística. Para conseguirlo se usan múltiples algoritmos y estadísticas, se siguen los pasos que el usuario ha dado por internet, dónde ha ido pinchando, y, finalmente, se traza un perfil. Y se hace a la velocidad del rayo.

3. Agricultura

Aunque la agricultura y la informática parezcan extrañas compañeras de cama, comienzan a estar bastante relacionadas gracias al análisis de datos. Saber qué tipo de abono necesita la tierra, cuánta agua le hará falta a determinada cosecha o anticiparse a las posibles plagas son informaciones extremadamente valiosas para los agricultores. Algunas empresas asturianas ya están trabajando en la fabricación e implantación de sensores para captar todos este tipo de cifras y números. Pero se necesita a alguien que los ordene. "A partir de ese análisis es cuando se pueden tomar decisiones", asegura Amelia Bilbao.

4. Medicina

El "minero de datos" trabaja en este sector analizando, por ejemplo, si un nuevo medicamento que se está probando está resultando efectivo. Pero su trabajo va más allá, y es también efectivo a la hora de evaluar imágenes médicas para intentar detectar y diagnosticar enfermedades de forma rápida, estudiando una serie de patrones.

5. Comercio de los datos

Captar patrones de comportamiento de los clientes es ya un negocio en sí mismo. Los profesores del máster explican que hay compañías de telefonía que son capaces de monitorizar de forma milimétrica, gracias a los GPS de los móviles, los movimientos de sus clientes. En qué tiendas entran, a qué horas hacen la compra, cuándo van al cine... Todos esos datos bien analizados y empaquetados son un caramelo para las grandes cadenas comerciales. El debate abierto ahora es si ese tipo de información puede atentar con las libertades individuales. Algunos colectivos de consumidores ya han puesto el grito en el cielo. "Cualquier revolución trae consigo unos daños colaterales que hay que tratar de minimizar", apunta Amalia Bilbao.

6. Diseño de nuevos productos

Los analistas de datos comienzan a ser esenciales en los departamentos de control de calidad de las empresas. Piensen en una gran industria que fabrica máquinas, como muchas de las compañías que hay en Asturias, o en grandes empresas como Arcelor, que diseñan grandes piezas de metal. Es esencial no fallar para no perder dinero. La tarea de estos profesionales sería la de analizar la robustez, la duración o la calidad de estos nuevos diseños o fabricaciones que salen al mercad.

7. Organismos internacionales

Hace sólo unos días la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió de que hay varios países africanos, Nigeria, Somalia, Yemen y Sudán del Sur, que están a un paso de sufrir una hambruna y requieren urgentemente de ayuda. La alerta lanzada por este organismo tiene por detrás una importante base estadística, defienden los docentes. No se ha realizado por casualidad si no que antes de alzar la voz de alarma se ha analizado una tremenda cantidad de datos, como la suma de los recursos disponibles, el perfil demográfico y sus niveles de renta...

8. Oficinas

Un caso real que llegó a oídos de estos profesores universitarios fue el de una compañía de gran tamaño y asentada en Asturias que quería reducir el uso de sus ordenadores y otros equipos electrónicos. El objetivo era conseguir un ahorro en la factura de la luz. La solución a ese problema corrió a cargo de uno de estos analistas, que cogió los datos de consumo de la compañía, evaluó los aparatos que eran menos eficientes y tras ordenar y dar sentido a los números propuso una serie de remedios para acabar con el problema.

9. Centrales eléctricas

Para una gran instalación de ciclo combinado como la que funciona, por ejemplo, en Soto de Ribera es fundamental ser eficiente. Saber cuáles son las mejores horas para estar en marcha y cuándo es más conveniente estar produciendo al ralentí. Ésa es tarea también de los analistas de datos. Todo esto sirve para optimiza el consumo y, a la larga, prolongar la vida de las centrales, según explican los profesores.

10. Comercio físico

Abrir una tienda en un barrio o en otro es la línea que muchas veces separa el éxito del fracaso del negocio. Ya hay algunas empresas asturianas que se dedican a analizar cuáles son los mejores lugares para establecer el negocio estudiando el tipo de vecinos y la fisonomía del vecindario, es decir, de los potenciales clientes, sus nacionalidades o sus niveles de ingresos. Los analistas también han descubierto, por ejemplo, que tener una sola cola en los supermercados y que al final de la misma se distribuya a los clientes por las diferentes cajas registradoras (como ya hacen muchas grandes cadenas) es mucho más eficiente que tener una cola por cada caja. Los tiempos medios de espera son menores, los cajeros son más eficientes y los consumidores salen del supermercado más satisfechos.

"Hoy por hoy cualquier empresa que esté trabajando en temas de investigación tiene analistas de datos en sus filas", sostiene el coordinador del máster, Manuel Montenegro. El curso comenzó con algunas dificultades. Su plan de estudios recibió la aprobación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) fuera de plazo, con lo que los diez estudiantes que lo cursan actualmente sólo tuvieron unos pocos días para poder matricularse. Lo que hizo que muchos se decantaran por otros cursos. "Para el año que viene es previsible que haya muchos más", apunta Ángeles Gil. Uno de los problemas con los que están teniendo que lidiar los profesores es contra la mala fama que envuelve a las matemáticas y la estadística, pese a que reconocen que poco a poco se va despejando.

A la explosión de este nuevo perfil laboral está contribuyendo el auge de internet que ha provocado un estallido de datos. Hacen falta miles de profesionales que ordenen las cifras, les den un sentido y las conviertan en algo provechoso. Hace unos meses, recuerda Amelia Bilbao, el expresidente de Telefónica César Alierta aseguró en una conferencia que en el futuro ya no harían falta los carpinteros, ya que eso lo podrán hacer las impresoras en tres dimensiones. Pero, en cambio, habría déficit de analistas.

"Nosotros lo que queremos es que nuestros alumnos tengan unos buenos trabajos, ahora hay un mercado laboral muy duro para los jóvenes y nosotros queremos que cuando vayan a trabajar sean tratados dignamente y que tengan bueno salarios", apunta Amelia Bilbao. A lo que Ángeles Gil añade: "A la vez nosotros también queremos tener la confianza de que vamos a estar en buenas manos". Buena parte del futuro de los negocios dependerá de estos analistas.

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