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La fauna asturiana también se va (o viene) de vacaciones

Diversas aves con poblaciones invernantes y migrantes dejan remanentes estivales, y otros animales de paso aparecen sólo o sobre todo en esta época

La fauna asturiana también se va (o viene) de vacaciones

Llegan el verano y el veraneo: las vacaciones fuera de casa. El concepto es puramente antropológico, pero también hay animales que "veranean", por así decirlo: pasan la estación fuera de sus zonas de cría y sin dedicarse a las labores propias del período reproductor, bien porque no han madurado sexualmente o porque no se han emparejado (o han "enviudado") o porque otra circunstancia ha inhibido su instinto de perpetuación.

También hay especies que, sin mostrar esa conducta, tienen una presencia principalmente estival en Asturias, en general atraídas por abundancias estacionales de alimento, y otras que, siendo residentes, en estos meses resultan más visibles por cambio de hábitos.

Diversas aves que aparecen regularmente en invierno y en los períodos de paso dejan veranantes, es decir, residentes de verano. Es el caso del cormorán grande, la garza real, el zarapito real y la gaviota reidora, todas ellas especies acuáticas, vinculadas a medios costeros, humedales y ríos, donde esta conducta es más habitual al tratarse de ambientes más o menos homogéneos universalmente. Asimismo, este comportamiento es habitual en aves marinas, como el alcatraz atlántico.

Pero en el océano también menudea la fauna que, por las circunstancias estacionales del ecosistema, aparece sólo o abunda más en verano. Así, la pardela cenicienta canaria pasa la estación recorriendo las aguas de la plataforma en busca de cardúmenes de peces y calamares; la tortuga boba, una viajera de larga distancia, presenta un claro pico estival de abundancia motivado por la llegada de ejemplares jóvenes procedentes de las áreas tropicales de América, y el rorcual común y el bonito del Norte alcanzan el Cantábrico en verano de camino a las ricas aguas del Golfo de Vizcaya. El calderón de aleta larga, que reside durante todo el año en aguas cantábricas, se ve más en verano porque se acerca mucho a la costa siguiendo los movimientos de los calamares.

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