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El entierro de la sardina

Los bancos de anchoa, xarda, chicharro, bonito y otros peces pelágicos de interés comercial abandonan las costas cantábricas empujados por el calentamiento del agua inducido por el cambio climático

Los grandes bancos: sardinas, anchoas, xardas, chicharros, bonitos... abandonan las aguas del Cantábrico a medida que éstas se calientan y cambian su hidrodinámica, su ecología, sus redes tróficas... Les siguen algunas aves marinas y cetáceos. También los pescadores, que ven amenazadas pesquerías -costeras- tradicionales, importantes para las economías de las villas marineras...

Esto no es la introducción de un relato apocalíptico, no es ciencia ficción; es lo que está ocurriendo, desde hace algunos años, como consecuencia tangible del cambio climático, del calentamiento global. Y está pasando aquí, frente a las costas de Asturias.

Este año vuelve a escasear la sardina. Las poblaciones de anchoa o bocarte se colapsaron ya al inicio del siglo XXI. También se "escapa" el bonito del Norte. El aumento de la temperatura en el océano es el factor determinante de esos éxodos y desplomes demográficos, si bien obran otros agentes, como la sobrepesca y la biología de las especies.

Hace tiempo que se conoce y se sigue lo que está ocurriendo en el mar. Y no tiene que ver sólo con la disminución poblacional y los cambios en las áreas de distribución de las especies, sino también con la entrada creciente de organismos de mares templados y tropicales, que desplazan a especies residentes o cubren huecos que van dejando las plantas y animales más dependientes de las aguas frías al moverse más al Norte.

A lo largo de las últimas décadas, la creciente templanza del agua del mar Cantábrico -y del Golfo de Vizcaya que lo contiene- ha reducido las poblaciones de peces pelágicos de interés comercial como la sardina, el jurel o chicharro, la anchoa y la caballa o xarda, cuyas pesquerías se han desplazado hacia el Báltico y el Mar del Norte. Aunque se especuló, inicialmente, con una disminución (cierta) en la productividad del plancton para explicar ese éxodo, los científicos han establecido un vínculo directo con la temperatura del agua y los cambios físicos y biológicos que aquella induce en el ecosistema. El bonito del Norte desarrolla una migración estacional, para alimentarse, desde las áreas de invernada en Madeira y Azores hasta el occidente europeo y el Golfo de Vizcaya, y el frente migratorio avanza guiándose por la temperatura del agua superficial, de modo que este valor condiciona la dirección y el destino de los bancos. De este modo, la alteración térmica del océano lleva aparejados cambios en las rutas migratorias de los peces y en la localización de las pesquerías.

La anchoa o boquerón, cuya pesca posee gran importancia tanto en el noroeste de España como en Francia, aparece más al Norte en los últimos años y en épocas diferentes a las de años atrás. Su corto ciclo de vida, de solo tres o cuatro años, se traduce en grandes oscilaciones de abundancia y en el índice de reclutamiento (incorporación de nuevos reproductores), de modo que si un año la clase de edad juvenil es débil, la biomasa del stock disminuye, y con ella menguan las áreas de puesta. Es lo que viene ocurriendo en el Golfo de Vizcaya desde los años setenta del siglo XX y, de forma más acusada, en los tres últimos lustros. La especie ha desaparecido de las costas españolas y ha visto contraerse sus zonas de puesta, que, paralelamente, se han expandido hacia el Norte.

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