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Asturias busca sitio en la "Autovía del Arte"

El Principado promueve una alianza entre los centros culturales de las regiones del Norte, empezando por Santander, para potenciar los equipamientos surgidos o transformados a raíz del "efecto Guggenheim"

Asturias busca sitio en la "Autovía del Arte"

El Guggenheim lo cambió todo. En un momento crítico para Bilbao, una ciudad que estaba en decadencia económica y necesitada de una revisión urbanística, la instalación del museo sirvió de acicate a la urbe en todos los sentidos, convirtiéndola en un referente a escala mundial. En los veinte años que han transcurrido desde aquel hito, el llamado "efecto Guggenheim" se ha dejado notar en todo el norte de España, con resultados dispares. Los equipamientos culturales y artísticos, varios de ellos incorporados a un edificio realizado por un arquitecto de renombre y con pretensiones de iconicidad, proliferan en la cornisa cantábrica, como hitos que marcan el trazado de una gran "Autovía del Arte".

La incorporación más reciente a esta ruta es Santander. En la bahía de la capital cántabra se erige el Centro Botín, inaugurado este verano e instalado en un edificio diseñado por el italiano Renzo Piano, ganador del premio Pritzker de arquitectura. Un centro cuyos rectores han firmado, esta misma semana, un acuerdo de colaboración con los responsables del centro Niemeyer de Avilés para organizar actividades conjuntas. Una alianza que desde el ejecutivo regional querrían ampliar a otras entidades.

"El Niemeyer y el Centro Botín tienen una singularidad: están asomados al mar. Son edificios de arquitectos de renombre, muy icónicos, y tienen esa relación con el mar. Y no son los únicos en el norte: también tenemos los casos del Guggenheim, en Bilbao, y del Kursaal, en San Sebastián", reflexiona el viceconsejero de Cultura del Principado, Vicente Domínguez. Pero tan relevante como el impacto y la iconicidad de estos equipamientos es la relación que pueden llegar a formar con otros centros artísticos y culturales de su entorno.

El Guggenheim lo cambio todo, y Bilbao es el modelo . Pero los inicios no fueron nada fáciles. "Inicialmente había ciertas dudas, incluso rechazo, ante una inversión, una apuesta, tan grande. Como sucede con toda apuesta disruptiva arriesgada", recuerda Begoña Martínez Goyenaga, Subdirectora de Comunicación y Márketing del Museo Guggenheim de Bilbao. El contexto era duro: la crisis de los ochenta se había cebado con la ciudad, una urbe posindustrial sin atractivo para el turismo, marcada por el estigma del terrorismo y lastrada por la contaminación en la ría del Nervión. Y allí, en mirad de esa ensenada macilenta, se proyectó erigir un gran museo de arte contemporáneo que requería de una inversión millonaria.

"El proyecto del Guggenheim se enmarcaba en un plan y una estrategia más grande, ese fue el acierto. Fue la apuesta de las instituciones vascas para dar un giro necesario a una ciudad que había sido boyante, pero que estaba en cierta manera en decadencia. Era una apuesta pionera por la que una institución se ponía de acuerdo con una marca internacional, con todas las consecuencias. Se seleccionó el mejor proyecto arquitectónico, el de Frank O. Gehry, y una programación artística de primera división, pensando ya en el mercado internacional y en estar al nivel de otros museos de Europa. Pero esta apuesta arriesgada venía acompañada de otros cambios en la ciudad:_en el saneamiento de la ría, que se devolvió a los ciudadanos y se convirtió en un sitio mucho más amable, y en infraestructuras, con un Palacio de congresos, un aeropuerto, el metro", sostiene Martínez Goyenaga.

El museo abrió sus puertas el 18 de octubre de 1997, y su éxito fue inmediato. "Ya desde un primer momento comenzó a funcionar y a obtener una repercusión mundial muy grande. Puso a Bilbao en el mapa internacional: era una ciudad posindustrial a la que no venían los turistas y gracias a este museo empezó a venir gente de todo el mundo. Y con los años se ha logrado mantener ese nivel, y las cifras de visitantes: ya han pasado más de veinte millones de personas por el museo. Pero además la ciudadanía local ha aceptado el museo, no ha sido un platillo volante que llega a la ciudad y no tiene nada que ver con el resto. Transformó la vida cultural, e incluso la autoestima, de Bilbao", asegura Martínez Goyenaga.

La confluencia de edificio icónico con finalidad cultural y reordenación urbana también se quiso desarrollar en Avilés. Al igual que en Bilbao, pero a menor escala, la erección del edificio, en este caso de Óscar Niemeyer, culminó la recuperación de una ría extenuada por una acción industrial en retirada. Sin estas pretensiones regenerativas, en Galicia se impulsó la Cidade da Cultura, en Santiago de Compostela: un conjunto arquitectónico de seis edificios enclavado en el monte Gaiás, con la firma de Peter Eisenman. Pero el proyecto ni siquiera llegó a edificarse por completo (dos de los edificios, una ópera y un centro internacional de arte, no se llegaron a construir) y en los seis años que lleva abierto ni siquiera se ha acercado a sus objetivos.

Esa es la otra cara del "efecto Guggenheim": la de los proyectos faraónicos fallidos, casi siempre al abrigo de un edificio con pretensiones de dejar huella. Los ejemplos son múltiples, también en el norte. Entre los diferentes problemas, hay un recurrente:_volviendo a la reflexión de Begoña Martínez Goyenaga, son "platillos volantes" que aterrizan en las urbes, o a las afueras, y no tienen relación con ellas. En Bilbao, en cambio, el museo ha sabido integrarse en su entorno, y su presencia ha servido además para potenciar otros equipamientos, creando una relación simbiótica que satisface a todos ellos. El Museo de Bellas Artes de Bilbao, referente para todos los museos provinciales de España, y Azkuna Zentroa, un espacio cultural y de ocio instalado en un edificio emblemático de la ciudad, la Alhóndiga, completan junto al Guggenheim una oferta cultural de primer nivel.

El ca so del Azkuna Zentroa, y cómo este espacio ha sabido ganarse un lugar en la oferta cultural de la ciudad, resulta notable. "Nuestro gran atractivo es que somos un lugar para estar. Azkuna es un complejo de tres edificios y un total de 43.000 metros cuadrados. Es una pequeña ciudad instalada dentro de la ciudad, en la Alhóndiga. La ciudadanía, lo siente como suyo y a la vez lo ve como un lugar en el que puede conocer propuestas nuevas, de vanguardia, y hacer actividades muy diversas. De hecho, más que hablar de visitantes hablamos de usuarios, porque es gente que viene todos los días, o todas las semanas", explica Lourdes Fernández, directora de Azkuna Zentroa.

Las cifras de usuarios de Azkuna y el Guggenheim apuntan además a esa complementariedad de ambos equipamientos: si en el gran museo de la ría dos tercios de los visitantes son extranjeros y una parte mayoritaria del resto procede de fuera de Bilbao, en el complejo de la Alhóndiga los porcentajes se invierten: la gran mayoría de los usuarios es de la ciudad o de su extrarradio, aunque a medida que se va conociendo el centro aumenta el interés de los turistas.

Sobre el papel, Asturias tiene piezas análogas, aunque a otra escala, que las que hay en Bilbao: el icónico Niemeyer, el espacio de arte de vanguardia integrado en un complejo cultural de Laboral, y el Museo de Bellas Artes de Asturias. Pero la coordinación de estos tres elementos no resulta tan satisfactoria como la bilbaína -donde además hay una apuesta institucional que se traduce en generosos presupuestos para estos equipamientos-, ni se aprecia tampoco esa simbiosis entre ellos. Quizás, reconoce Vicente Domínguez, en el pasado faltó un plan global. "La política cultural no es un trabajo de una sola legislatura, sino a medio y largo plazo. Y es importante tener buenos presupuestos para cultura, pero es más importante tener una idea y buenos equipos humanos", reflexiona el viceconsejero.

A futuro, Domínguez quiere consolidar esas "sinergias" entre los distintos equipamientos artísticos dependientes del Principado: Bellas Artes, Laboral, Niemeyer, Museo Barjola y Sala Borrón, el "Pentágono del Arte". Una relación que se ha de fortalecer en paralelo a la consolidación de la imagen de los centros asturianos en esa gran "Autovía del Arte" que nace en el País Vasco y atraviesa toda la cornisa cantábrica.

"La creación de nuevos centros culturales, como ahora el Centro Botín, es siempre positivo. Nos aportamos valor unos a otros, sobre todo de cara a ese turista que viene de fuera y quiere disfrutar de la cultura, en lugares que están relativamente cerca", añade Begoña Martínez Goyenaga. Una posibilidad que constata Lourdes Fernández, quien este mismo verano asegura haber recibido a visitantes que incluyeron Azkuna Zentroa en una ruta turística de carácter cultural por el norte: "La coordinación es algo que nos enriquecerá a todos los centros", asegura.

SANTIAGO DE COMPOSTELA

Cidade da Cultura

DIseñado por Peter Eisenman e inaugurado en 2011, el complejo nunca estuvo a la altura de sus expectativas. Ni siquiera se desarrolló por completo: dos de los seis edificios no se construyeron por los sobrecostes.

AVILÉS

Centro Cultural Internacional Óscar Niemeyer

Al igual que en el caso bilbaíno, el proyecto de Óscar Niemeyer culminaba la recuperación de la ría de Avilés, maltratada por el pasado industrial de la ciudad. El centro se está reponiendo tras la controvertida gestión de Natalio Grueso.

OVIEDO

Museo de Bellas Artes de Asturias

La pinacoteca ovetense ha cerrado su mejor verano de siempre, con 35.500 visitantes, y la donación de Plácido Arango ha enriquecido sus fondos. Pero tiene carencias de personal y la ampliación de Patxi Mangado aún está por culminar.

GIJÓN

LABoral Centro de Arte y Creación Industrial

Una década después de su inauguración, el centro de arte gijonés atraviesa un momento delicado, tras un conflicto laboral y con unas limitaciones en materia presupuestaria que lo obligan a cerrar tres meses al año y tres días a la semana.

SANTANDER

Centro Botín

Diseñado por Renzo Piano y financiado por completo por la Fundación Banco Santander, el Centro Botín supuso una inversión de 77 millones de euros. Inaugurado en el mes de junio de este año, sus actividades se centran en tres ámbitos: investigación, divulgación y formación.

BILBAO

Azkuna Zentroa

Instalado en el edificio recuperado de la Alhóndiga, el Azkuna Zentroa es un complejo cultural y de ocio que incluye desde cines hasta gimnasios o piscinas, y que dedica un espacio preferente a las iniciativas vinculadas al arte de vanguardia. Su exposición sobre la obra del artista catalán Antoni Miralda recibió más de 6.000 visitas en el mes de agosto.

Museo Guggenheim

El gran referente museístico del norte de España se inauguró el 18 de octubre de 1997. Su construcción sirvió de acicate a una regeneración urbanística y cultural de la ciudad, convertida desde entonces en un referente. En sus veinte años han pasado por sus instalaciones más de veinte millones de personas. Su ejemplo motivó otras iniciativas similares por todo el norte, aunque no han alcanzado su éxito.

Museo de Bellas Artes de Bilbao

Institución de referencia para todos los museos de bellas artes de carácter provincial, el Bellas Artes de Bilbao se inauguró en 1908 y ha sabido adaptarse a los diversos cambios sociales. Con Miguel Zugaza al frente, su muestra de la colección de Alicia Koplowitz ha sido una de las grandes exposiciones del verano en España.

SAN SEBASTIÁN

Kursaal

Desarrollado en paralelo al Guggenheim y diseñado por Rafael Moneo, el Kursaal sufrió en un principio por las comparaciones con su vecino vasco. Pero con los años se ha consolidado como un icono de la urbe donostiarra y como centro cultural de referencia en la ciudad.

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