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Pantallazos

"Assassin's Creed" viaja a sus orígenes en el Antiguo Egipto

La exitosa saga de Ubisoft cumple diez años con una gran aventura en un inmenso mundo abierto, con el sistema de combate renovado y gráficos espectaculares

"Assassin's Creed" viaja a sus orígenes en el Antiguo Egipto

Ha valido la pena la espera. Assassin's Creed Origins carga de energía renovada una saga -105 millones de unidades vendidas en el mundo- que necesitaba un buen chute de adrenalina para celebrar su décimo aniversario. La decisión inicial es un acierto: llevar la acción al año 49 a.C. en el Antiguo Egipto. Una época fascinante en un mundo de 3.000 años de historia y que coloca al jugador como protagonista de un capítulo trascendental del pasado egipcio. O sea, de la humanidad. Pongámonos en situación: el reino está en la cumbre de su dominio, y eso, como suele suceder, trae consigo grandes debilidades: divisiones, peleas intestinas por hacerse con el poder (o conservarlo), ambiciones desmedidas de todo tipo que solo pueden traer desgracias y decadencia. Negros nubarrones se forman en el horizonte: la hora de los faraones empieza a agotarse, los Dioses Antiguos tienen los ídolos contados y la vida de los egipcios se transformará para siempre. Y en los albores de ese nuevo orden mundial nace una hermandad: los Assassins. A eso asistimos en el juego de Ubisoft: a su origen.

Expuesto el panorama, cabe esperar que se abra una oportunidad única para disfrutar a fondo del universo del Antiguo Egipto en todo su esplendor. Y así es: tenemos libertad para movernos por un mundo abierto de en el que podemos viajar del inmenso desierto montados en un camello a oasis de refrescante verdor, de las orillas del Mediterráneo a las tumbas de Giza pasando por las aguas del Delta del Nilo, donde nos espera una oportuna faluca. No hay transición que valga. O, todo un hallazgo, podemos disfrutar a vista de águila de unos escenarios inmensos y llenos de detalles. La belleza de los gráficos impone, a veces, tomarse un descanso y disfrutar del paisaje sin prisas.

¿Y quién protagoniza la aventura? Bayek, a la sazón protector de Egipto. Con él asistiremos a los sucesos que permitieron la creación de la hermandad de los Assasins, y nos empapáramos de sus reglas, ritos y formas de actuar. Letales, audaces, ágiles, implacables y valientes como bien saben los que han jugado antes a serlo. Nada de linealidad: podemos escoger y completar las misiones a nuestro gusto y conveniencia, con historias bien trazadas y trenzadas en las que tenemos la posibilidad de estrechar relaciones con los personajes. Pero no todo va a ser viajar y conocer mundo, claro. Los combates presentan un sistema renovado con controles más unificados y la posibilidad, se agradece, de cambiar sin pausa entre acciones de combate a corto y largo alcance. No basta con meterse en la pelea a lo bestia, hay que tener en cuenta que cada batalla es distinta y tiene sus propias características. Así que atentos a los enemigos para procesar sus cualidades, niveles y tipo de armas, además de su posición. De ahí que el progreso del personaje sea fundamental para ir mejorando nuestras expectativas de victoria y conseguir una personalidad más compleja, profunda y preparada para afrontar los desafíos. Y los habrá impresionantes...

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