No todos los bulos están cimentados sobre el poder y el odio. Suele haber siempre algún damnificado, pero muchos nacieron de ocurrencias o deseos de gastar una broma y acabaron por convertirse en leyendas urbanas.

Quizás el más famoso de todos ellos fue el de la mermelada de Ricky Martin, que corrió como la pólvora pese a que internet era entonces poco más que un ensayo. El bulo consistía en que el cantante había aceptado participar en el programa de televisión "Sorpresa, sorpresa" y se había escondido en el armario de una fan adolescente para sorprenderla. Cuando salió, la sorpresa se la llevó él al comprobar que la chica se había untado de mermelada los genitales para que la lamiera su perro. Hubo gente que incluso llegó a afirmar haber visto imágenes. Nada de eso ocurrió, pero el follón obligó a la propia presentadora del programa, Concha Velasco, a desmentirlo en una emisión. Se desconoce cómo se originó el bulo, de la misma forma que tampoco se sabe quién echó a andar el de la criogenización de Walt Disney, el fundador del gigante del entretenimiento. Pero millones de personas escucharon que había sido congelado. Hay, finalmente, bulos como reacción a intereses comerciales. El secretismo de Coca-Cola sobre la fórmula de su bebida y el hecho de que utilizara hoja de coca a finales del siglo XIX condujo a que circulara durante décadas el rumor de que llevaba cocaína.