El certificado RSPO o CSPO, que supuestamente demuestra el origen "sostenible" de algunos aceites de palma, ampara en realidad sólo a una pequeña parte de toda la producción mundial y, además, no ha merecido la credibilidad de los expertos. Un estudio de la Universidad de Queensland que ha evaluado la eficacia de dicho sello concluye que "no se encontraron diferencias significativas entre las plantaciones certificadas y no certificadas para ninguna de las métricas de sostenibilidad investigadas". Supuestamente, las plantaciones con sello RSPO ayudan a proteger los orangutanes, pero el estudio encontró que "no hay evidencia de que las plantaciones certificadas por la RSPO proporcionen una mejor protección para los orangutanes", dado que sus poblaciones disminuyeron tanto en fincas certificadas como en las no certificadas, según el autor principal, el investigador Courtney Morgans. El estudio sólo alcanza a apreciar "pequeños beneficios" de las plantaciones RSPO en algunos casos concretos.

Ahora bien, el hecho de sustituir el aceite de palma por otros tipos de sustancias parecidas en la elaboración de productos y alimentos no parece ser la solución. No sólo lo dice la Fundación que agrupa a los empresarios españoles del sector, sino también la propia Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que en un informe de 2018 afirma que otros cultivos aceiteros (colza, soja o girasol) "necesitan hasta nueve veces más tierra que el aceite de palma, por lo que reemplazarlo por otros cultivos aumentaría notablemente el total de tierras empleadas para producir suficiente aceite vegetal para satisfacer la demanda mundial". La UICN admite "los impactos desastrosos que tiene el aceite de palma sobre la biodiversidad", pero este es un problema que "no encuentra soluciones fáciles". "La mitad de la población mundial utiliza aceite de palma en su comida, y si lo prohibimos y boicoteamos, lo más posible es que sea reemplazado por otros aceites vegetales que requieren más tierra", afirmó la directora general de la UICN, Inger Andersen.

Ante esta situación ¿qué hacer? Las tres investigadoras autoras del libro 'Uno de dos' aconsejan, sencillamente, cambiar los hábitos de consumo. "Podemos empezar por ir más al mercado y menos al supermercado, comprar más frutas y verduras (si son agroecológicas, mejor) y menos 'alimentos' ultraprocesados". Es necesario "hacernos conscientes de cómo nos manipula la publicidad y cómo cada detalle en el supermercado está milimétricamente diseñado para que, creyéndonos libres, compremos lo que ellos quieren que compremos", advierten.

LAS CLAVES

ALIMENTACIÓN

Una sustancia presente en la mitad de los productos

Un estudio de tres investigadoras españolas revela que el aceite de palma está presente en uno de cada dos productos del supermercado.

DAÑOS

Un destructor neto de

biodiversidad y bosques

Sólo en la isla de Borneo (Indonesia) se ha deforestado en 30 años el equivalente a la superficie de España.

SOLUCIÓN

Abandonar los alimentos ultraprocesados

Abandonar el actual consumo basado en los ultraprocesados, la mejor solución.